Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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¿Cómo están usteeeedes? Pues un poco tristes, la verdad
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-
Salir
de la cama siempre es una putada (sea lo que sea que hayas hecho dentro de
ella), pero levantarte un domingo, más o menos temprano y que la primera
noticia que veas es la muerte de una de las personas que más te ha hecho reír
en tu infancia, es aún peor.
No
recuerdo la televisión sin algún miembro de la familia Aragón. Primero fueron
Gaby, Fofó, Miliki y Fofito, luego llegó Milikito, después Rody… Pero siempre
fueron Los Payasos de la Tele, los de verdad.Ahora hay muchos más payasos en la televisión, casi ninguno de la
familia Aragón, y todos sin hacerme ni puta gracia.
Para
esos niños de 30 años a los que cantaba Miliki
hace más de 13 años (a ver esas matemáticas…), escuchar el famoso Había una vez, un circo, era lo
más.Lo que llevabas esperando toda la
semana (así de simples éramos). Sinceramente, no recuerdo qué día de la semana
lo ponían, tenía 5 añitos (sí, había tele en aquella época), pero recuerdo ver
a tres señores con una camisa gris (más tarde supe que era roja) por las
rodillas y otro más serio con un frac diciendo ¿Cómo están ustedes?… Todos,
hasta mi abuela, aunque estuviera resfriada y se había pasado el día diciendo
que estaba muy mala, gritando como una loca, ¡Bieeeeeen!
La
secuencia era siempre la misma, todos y cada uno de ellos, soltaban la misma
frase para que los niños perdieran la voz.Después la actuación de algún domador, mago, alguien haciendo juegos
“calamares” (como diría Miliki), la aventura con el Sr. Chinarro (aquel calvito
que siempre terminaba malamente) y el cierre con alguna canción. No sé si el
orden era exactamente ese, pero la aventura era tan esperada como el último
capítulo de Lost (y además mucho mejor).
Da
igual la edad que tengas, pero si eres español (ya sé que me leéis muchos desde
fuera de España y se os agradece muchííííísimo, pero seguro que les conocéis
también) has oído y cantado alguna, aunque sólo sea una, de sus canciones.Y aquí, es donde estoy convencido, de que
estos señores se metían algo para componer esas letras.Se habla mucho de las drogas y los Rolling o
Los Beatles, y toda esa panda de ye-yés, pero estos eran de la época y esas
letras no se escriben con una cervecita y un Ducados únicamente.Con todo el respeto que les tengo, estos
señores se “drojaban”, esas narices postizas ocultaban algo y si no, ¿cómo es
posible lo siguiente?
En la
canción de Hola Don Pepito y Don José, dos tipos requete finos y medio chiflaos.
¿A quién se le ocurre una conversación como esta?¿Qué enredos tenía la abuela de Don Pepito
con Don José (¿o era al revés). Sospechoso cuando menos.
¿Y el ratón
de Susanita? ¿Pero dónde se ha educado esa niña para alimentar un bicho
así?Normal, que el bicho le diera por
bailar tangos y rock & roll, si le has inflado a azúcar al bicho con el
chocolate, el turrón y las bolitas de anís.En los últimos análisis tenía la tensión por las nubes y está a base de
Danacol.De Susanita no se han vuelto a
tener noticias.
¿Y el auto
feo? No me importa porque llevo ¿Torta? Esto lo coge Iker Jiménez y te hace un
programa entero con la letra. El viajar es un placer que nos suele suceder…
Vale, lo que tú digas.
La de los
chinos de amol también tenía su miga. Ahora que se ven tantos chinos en sus
tiendas de chinos, nunca he oído esta conversación. Puede ser que no lo pille
porque hablan en su idioma, pero por el tono no se les ve muy enamorados. Al
menos en los chinos donde yo compro.Sólo dicen, “son tles cualenta” (todo cuesta lo mismo,
independientemente de lo que compre).
En el Dale
Ramón, la historia termina bien, el chaval de tanto chutar fuerte, llegó a Primera
División.No sé a qué equipo, pero para
mí, que nos han engañado.En la
colección de cromos nunca he visto a ningún Ramón.
Otra es la
de la escoba y Pepe.Seguro que el
Instituto del Infante prohibiría la canción.¿Dónde se ha visto a alguien pedirle la escoba para darle con ella?Pepe trae la escoba que te doy con ella.Este Pepe, debía ser el padre de Don Pepito,
que luego se lió con la abuela de Don José.
¿Y qué me
decís de Manuela, porompompón? ¿Qué rima con Manuela?Pues Cazuela ¡Qué gran idea! ¡Vamos a hacer
una canción sobre una cocinera que se llama Manuela y si me hace buenos guisos,
yo le compro un piso!Si no os creéis la
letra, aquí la tenéis: http://seronoser.free.fr/payasos/letras.htm#manuela
¿Véis como, casi siempre, mis teorías
están fundamentadas?Estos señores eran
unos cracks (y va sin doble sentido). Si habéis tenido la suerte de disfrutar
con ellos, entenderéis que aunque me levanté un poco triste, siempre es mejor
recordar al gran Emilio Aragón (el otro es alto, pero no es tan grande) con una
sonrisa.
Una completamente cierta. Sitúate en Bodega La Ardosa de Conde de Peñalver, 16, hace más de 30 años. Chicho y yo jugando por la calle junto a la casa de mi abuela que vivía en el 18. De repente sale de La Ardosa, Chinarro. Nos recorrimos 30 números de la calle detrás de él, diciendo:
Hasta que el susodicho, pelín molesto, se dio la vuelta y casi nos calza una hostia de tres pares. Estoy seguro que no hace falta que te jure que era verdad.
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
Oscar, Goya y otros señores que dan premios a los peliculeros El otro día estuve viendo (ya, ya sé que esta es la típica forma de empezar un monólogo, pero es que así fue) la gala de los Goya y me detuví (¿O se dice detenguí?) a pensar. No me pasa muchas veces. Lo de detenerme sí, me refiero a lo de pensar. Y pensé que todas estas galas, los Goya, Oscars y todos estos señores que se dedican a dar premios, son muy similares, por no decir parecidas (o como se diga). Sale una señora, o un señor, a presentar la gala. Y canta, y baila, y cuenta chistes, y sonríe, y habla con el público y se mete con las autoridades competentes y otra vez a sonreír. Y volver a presentar a gente que entrega los premios al mejor guion, a la mejor actriz, la mejor iluminación, y la música más original, a la música menos original y así hasta que eligen la mejor película. Todo ello votado por los señores de una Academia. Y cada vez es una academia distinta. Y son academias que no conoce nadie, ni siqui
doy fe.
ResponderEliminarUna completamente cierta. Sitúate en Bodega La Ardosa de Conde de Peñalver, 16, hace más de 30 años. Chicho y yo jugando por la calle junto a la casa de mi abuela que vivía en el 18. De repente sale de La Ardosa, Chinarro.
ResponderEliminarNos recorrimos 30 números de la calle detrás de él, diciendo:
- nananinonainonai Chinarro cabrón, Chinarro calvo jojojojojo
Hasta que el susodicho, pelín molesto, se dio la vuelta y casi nos calza una hostia de tres pares.
Estoy seguro que no hace falta que te jure que era verdad.
Me lo creo, no hace falta que lo jures.
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