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Mostrando entradas de mayo, 2018

Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Reinventando las canciones del verano

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Igual debería cambiar el título y poner reventando las canciones del verano, pero no me gusta hacer spoilers (lo que antes era joder el final, ahora lo llaman spoiler). El caso es que estamos a punto de llegar a la época estival (el calorcito, para los que no tienen estudios) y aún no hay canción del verano. ¡Qué tiempos aquellos en los que Georgie Dann o su primo King África nos daban la turra! ¿No lo echáis de menos?

Bares, qué lugares

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Una de las cosas que echas de menos cuando sales de España son sus bares. Que no es que no hayan puesto sitios en el extranjero para tomar un café, o una cerveza con los amigos, pero no hay torreznos, ni señores leyendo el Marca, ni otras muchas cosas que echas de menos de los bares, qué lugares, tan gratos para conversar.   Yo soy un poco como los señores de la canción, que también me gustan los bares. Calor, amor y bar. Deben ser las primeras palabras que aprenden los guiris. ¿Dónde mejor que un bar para practicar la frase preferida de los señores que vienen del extranjero a un país en el que se hable español? “Dous cervezas” por favor. Hace poco entré a tomar un café en uno de esos bares típicos, de los de toda la vida. Un bar al “azahar”. Sólo quería que hubiera café… y me di cuenta que hay mucho más que café, y que los echo de menos más de lo que yo creía.   Hoy te cuento por qué los echo de menos.  

Papeleo, Internez y la madre que parió a los formularios

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Vamos a empezar como si fuera un monólogo de un cómico. El otro día (tomando el otro día por cualquier momento que oscile entre ayer y otro día de la historia de la humanidad) tuve que ir a arreglar papeles.   Bonita expresión lo de arreglar papeles. Parece que los papeles se me habían roto, que no funcionaran. O que tuviera que darles con el destornillador de estrella (el plano no funciona para estos casos). Cuando decimos arreglar, queremos decir renovar, pagar, domiciliar… todas estas acciones que nos encanta hacer a todo el mundo. Tanto como madrugar para ir al dentista, o chupar una lija al mediodía en agosto… en Sevilla. Hoy voy a contarte algunas cosas que pasan cuando estás papeleando . Seguro que la RAE no recoge este término, porque ya sabemos que está lleno de señores que no les gusta recoger cosas nuevas, ni viejas, que lo tienen todo perdido. Vamos que me lío y no quiero cabrear a Pérez Reverte... aunque igual ya venía enfadado de serie. Vamos al

Roma, la ciudad en la que te eternizas

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Si alguna vez te has preguntado por qué llaman a Roma la ciudad eterna, ya te lo digo yo, porque te puedes tirar horas esperando. Esperas para ver un monumento, entrar en un museo, hacerte una foto sin que haya otros dos millones de personas con el palo selfie a tu alrededor, comer en un sitio decente, pedir un helado…   Es el precio de la fama, y   la fama cuesta, y aquí es dónde vais a empezar a pagar (una pasta por cierto). Y ahora que ya sabéis lo de la ciudad eterna, la fama y demás zarandajas (qué me gusta la palabra zarandaja… no para ponérsela a una persona, pero por ejemplo a una ensalada, o a una tienda de chuches, o a un pueblo con pocos habitantes), os voy a contar cosas sobre Roma. Sube que te llevo. 

Turistas Go Home! O cosas que hacen los turistas

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Me vais a perdonar que el post de esta semana sea un poco más tarde… pero es que he estado turisteando. Lo bueno es que así me ha dado tiempo para sacar algunas ideas para éste y próximos posts. Me perdonáis ¿Verdad? No es que odie a los turistas. Al fin y al cabo todos somos turistas en algún momento. Y cuando somos turistas somos un poco odiosos. Sí, tú también. Aunque no lo creas. Ahora viene la parte en la que me explico. Si estáis esperando una explicación razonada y con sentido común, no es el sitio. ¿No le pedís explicaciones a los políticos, a los que pagamos entre todos, y venís aquí a reclamar que esto es todo gratis?   ¡Pues eso! Hay muchas razones para decir que los turistas somos odiosos. No es nada personal, lo somos. Da igual que seamos españoles, chinos, rusos o franceses. Bueno si son franceses, igual son un poco más odiosos, pero es que vienen con el odio de serie, aunque no sean turistas. A lo que vamos. Cosas que hacemos los turistas cuando no esta