Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2022

Así fue o podría haber sido

Imagen
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

¿Qué opinión tenéis de las columnas?

Imagen
Cuatrocientos sesenta posts (o postes) y aún no había escrito ninguna columna. Ni dórica, ni jónica, ni de las que ponen en los parkings (o parkingues) para joderte el coche. He publicado entrevistas, ensayos (poco ensayados), verso, prosa, ideas (casi todas más malas que Putin, que ya es ser malo), pero columnas, ninguna. Y como las cosas hay que hacerlas bien, lo primero es estudiar cómo hacer una columna. Te vas a Google y pones ¿Cómo hacer una columna? Y ahí ya tienes por dónde empezar. Compra una hormigonera, ten espacio para ponerla, y más espacio para las columnas, vídeos de gente haciendo columnas, imágenes de edificios, ruinas ruinosas… Total, que no me ha servido de nada. ¿Creéis que me he rendido? Nunca. He seguido estudiando y preparando esta sección para vosotros. Que uno se debe a su público. Y he seguido buscando en Google y he ¿Cómo hacer columnas de las otras? Pero tampoco me ha servido demasiado. ¿Me he dado por vencido? Jamás. Al final he tenido que leer alguno

Un día en el zoo

Imagen
“Si quieren verte que vengan a casa.”   También podía haber titulado el post de esta semana así. Pero dejadme que os explique. Y atentos, que no lo repito. Hace un par de semanas, fui al zoo. Al de Zurich. Aquí los animales hablan en alemán, con acento suizo y se llaman de maneras muy extrañas. Unos más que otros. Tigre se dice Tiger, que es casi igual. León, Löwe, como el bolso que tiene una amiga. Conejo se dice Kaninchen, que parece más el nombre de un perro pequeño. Pero perro, se dice Hund. Sin embargo, no había perros en el zoo. Ni salvajes, ni sin “asalvajar”. Por si se los come el tigre. El caso es que os podría contar cosas del Zoo. Como una redacción de cuando íbamos al cole. Y había leones, y tigres, y elefantes africanos y asiáticos. Elefantes de Europa no vimos. Tampoco vimos a los osos, porque estaban “inviernando”. Nosotros veraneamos, y hay bichos que inviernan. ¡Qué cosas! ¿Verdad? Pero lo que me encantaría es saber qué dirían los animales si les dejáramos que hi

Ser mafioso o mejor no

Imagen
Aunque pudiera o pudiese parecerlo, no es un nuevo programa de la Cadena Ser. Ser Historia, Ser Consumidores, Ser O no Ser, Ser Piente. Seguramente ya os lo he dicho, pero os lo recuerdo, por si acaso. Me encantan las películas de la mafia. Los Padrinos, Uno de los Nuestros, American Gangster, Casino, Scarface… Las series también me gustan mucho. Gomorra, Los Soprano, Suburra, Peaky Blinders, Fariña, Los Vigilantes de La Playa... Esa no es de mafia, y tampoco me gustaba, pero malos eran un rato. No asesinaban, pero te daban ganas de matarlos. Y, por cierto. ¿Para qué servía el bote de suavizante que llevan? Viendo estas series y películas puedes pensar que ser mafioso, mola. Dinero, sexo, drogas… Rock and Roll no. Por lo que sea, los mafiosos son más de otro tipo de música. Buenos restaurantes, coches caros, ropa de marca… Como el documental de Georgina, pero estos señores, además, trabajan. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Victoria Mar

Batman, ¿Sigues por ahí?

Imagen
También lo podía haber titulado Batman vuelve a retornar, la de verdad verdadera, corregido, versión buena. Pero quedaría muy larga. Es difícil ponerse de acuerdo en todo. Hay gente a la que no le gustan las croquetas. Si en esto no hay consenso, imagínate para otros temas menos importantes, como economía, política o cine. ¿Pues no hay gente que no le gusta que se hagan versiones de películas que ya están hechas? Ya hay un Batman, ¿Para qué hace falta otro? Si el Padrino nos hizo una oferta que no podíamos rechazar, ¿En qué punto se encontrarán los dos trenes? ¿Por qué abrimos la boca cuando miramos al techo? ¿A qué acabas de comprobar que tú también lo haces? ¿Por qué hablo de Batman, de gente mirando al techo o del Padrino? No lo tengo muy claro. Batman seguro que tenía padrinos y miraba al techo. Es la única explicación que se me ocurre. Pero yo venía aquí a hablar de películas, de “remeiks”, versiones renovadas y nuevas versiones versionadas. Ya están hechas todas las version

Personas por el mundo

Imagen
Una característica del mundo mundial es la de tener personas. Buenas y malas, que tampoco me voy a meter en berenjenales ahora. Por cierto, ¿Habéis visto alguna vez un berenjenal? Palabra preciosa, por otra parte ¿Y cómo se llama al sitio dónde se plantan pepinos? ¿Exportarán pepinos? ¿Quién importa pepinos? Vamos a olvidarnos por un momento de las berenjenas y los pepinos y hablamos de la gente. Sería un buen slogan para un partido político. “Nos centramos en las personas. Los pepinos no nos importan”. Que vivan las personas. Nada más lejos de mi intención de discriminar a los pepinos. Yo, por ejemplo, en una ensalada prefiero echar pepinos que personas. O en una hamburguesa. Pero en todo lo demás, a tope con la gente. ¡Viva la gente! La hay donde quiera que vas. En un escenario, por ejemplo. Hoy os quería hablar de esos programas en los que sale gente. También hay programas en los que salen pepinos, o jardines, o bichos. Por ejemplo los “ñuses” que siempre tienen muy mala suerte