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Mostrando entradas de enero, 2022

Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Party, Mr. Johson y mi primo Stephen

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No os lo vais a creer porque es increíble. “Incredible” que dirían los ingleses. Los alemanes, todo lo hacen más complicado y dicen “unglaublich”, y no les provoca esguince de lengua ni nada. Yo sigo intentando recuperarme. El caso es que acabo de hablar con Boris Johnson. No el de los Johnson and Johnson, no. De los Johnson de toda la vida. Ya os dije que no os lo ibais a creer. Estaba yo tan tranquilo escribiendo el post de esta semana y de repente me entra una videollamada por Whatsapp. “¿Mr. Merchant?”, pregunto él. Y yo, que soy muy educado, pero que no estoy acostumbrado a hablar con primeros ministros, no contesté. Realmente, tampoco estoy acostumbrado a hablar con señores que sean ministros segundos o terceros. El caso es que me tuvo que repetir la pregunta. “ ¿Mr. Merchant? ¿Puede usted oírme?”. Y yo, que sí que podía oírle, le contesté que sí, que le oía. En realidad, sólo le dije Yes. Y volví a quedarme callado. Poneos en mi lugar. Odio las videollamadas. Parece que es

Normas anormales

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¿Habéis contado el número de normas, prohibiciones, recomendaciones y demás zarandajas (posiblemente una de las palabras más bonitas del castellano, junto a buganvilla, estupefacto y quisquilloso) que llevamos últimamente? Es probable que nos salgan nos salgan un total de… miles de cientos de decenas de unidad…. O más. Ponte la mascarilla, lávate las manos, ponte gel, guarda 2 metros de distancia, quédate en casa, ahora sal a la calle, no viajes, estornuda en el codo como dios manda, ahora puedes salir, los abuelos extremeños se podrán vacunar en Albacete… Si un tren sale de Noruega a las 4 de la tarde, ¿A qué hora ponen Master Chef? No es fácil seguir todas las normas, y más si eres rebelde porque el mundo te hizo así. Además, hay que tener en cuenta que las van cambiando. De un día para otro. Ahora no salgas, ahora sí. Sal sólo por la noche. Ni se te ocurra salir solo, ni por la noche ni por la mañana. Fijaos si soy rebelde que pongo la tilde en solo, pero sólo cuando hay que pon