Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Cosas que pasan en la playa aunque no lleves toalla (II)

La semana pasada nos fuimos a la playa, no literalmente, sino literariamente… O puede que vosotros sí que os fuerais a la playa… El caso es que aquí estamos de nuevo.  ¿Por dónde íbamos? 


¡Ah! Sí. Hemos organizado el campamento, tenemos la cremita puesta y nos disponemos a meternos en el agua… O mejor esperamos un poquito no vaya a ser que manchemos el mar y cabreemos a las medusas.

¿Preparados?

Y ahora, al agua patos

Es el momento de la verdad. Si has elegido una playa de piedras, olvídate de entrar de forma heterosexual al agua. O pareces Chiquito de la Calzada o el Coyote intentando que no te vea el Correcaminos. Aquí Piolín, parece que no se atreve a mojarse.


Señora mayor o jovenzuelo “style”

Seguimos en la orilla. Aún estamos pensando si meternos o no, pero no lo podemos demorar más. Si es una playa de arena ya hay más posibilidades de probar diferentes estilos de “metimiento” en el agua, pero hay dos que triunfan en las playas.

1.- El estilo abuela: Consta de meter los pies, los dos, andar un poquito y mojarte la nuca y el pecho, acompañado de una interjección que puede variar entre “recórcholis” o “suputamadre”, dependiendo de si has estudiado en colegio de pago o enfrente. Seguir andando, llegar a la zona ovárica, dar unos pequeños gritos, decir Jodé qué fría (da igual la temperatura, al principio, siempre estará fría) y ya bajar el culo para que el agua te llegue al cuello.




2.- Estilo corro como un chaval para lanzarme de cabeza aunque cubra por los tobillos. Es muy propio de hombres, y dependiendo de lo poco que cubra, puede ser que dejen huella. A ciertas edades deberían decirnos que ya no podemos entrar al agua así… por ejemplo a partir de los 25 ya empezamos a hacer el ridículo.




Playa cubierta o descubierta

Os lo creáis o no, hay playas cubiertas. Son aquellas en las que das dos pasos y te cubren. Luego están las descubiertas, que son las que tienes que andar como 200 kilómetros para que el agua te llegue por la cintura. Que empiezas a bañarte en Valencia y terminas en Ibiza y no te has mojado la cabeza.

Ola ke ase

Hace mucho que no se utiliza lo del ola ke ase. Se están perdiendo las buenas costumbres. A lo que vamos. Que lo mejor del mar son las olas del mar. Y que no se acaban nunca. A lo mejor son más altas, más bajas, más grandes, más pequeñas, más lentas, más rápidas…. Creo que habéis cogido lo que quiero decir… básicamente me refiero al gran surtido de olas, que parece aquello la caja Cuétara).




Salpicar al prójimo y a la prójima

Ahora ya, en serio. ¿Quién os ha dicho que es divertido salpicar a la gente? Fuera del agua es una putada, pero ¿dentro? ¡Que te mojo…! ¿Qué te mojo? Si ya estoy mojado. Ni puta gracia. Nunca. Jamás. Bueno, si tienes menos de 10 años, igual sí.



Flora y fauna marina

Realmente en la orilla de las playas no hay demasiada fauna, marina, queremos decir, de la otra hay para hacer varias enciclopedias, pero si ya te metes “a lo hondo”, (término no demasiado científico para denominar a las profundidades) ahí ya sí que sí. Desde una merluza, pasando por una ballena, una medusa, un caballito de mar y el dibujo ese que parece una tortilla a la francesa vestida de persona humana que dicen que es una esponja.

En cuanto a la flora, pues no esperéis tampoco demasiadas florituras (qué juego de palabras), algas, nada más que algas. Que esa es otra… en el mar se te acerca un alga (¿o es una alga? ¿o algo?) y sales pitando porque te da asco, y luego vas y te la comes con el sushi. No hay quien os entienda.




¿Roland Garros, Wimbledon?


Sales del agua y tienes a todos estos esforzados jugadores de palas (¿Cómo se llamará a los que juegan a las palas? ¿Paleros? ¿Palistas? ¿Palizas?), que parece que se están jugando el último punto de la Copa Davis o van romper el servicio de alguien (costumbre muy poco aconsejable que suelen hacer los tenistas). Y no te creas que se ponen a jugar donde no molesten, no. En el puto medio. Da igual donde estés, que ellos estarán ahí…




¿Una cerveza?

Nadie tiene sed hasta que un miembro de la expedición se levanta. Como la natación, sincronizada. No habías pensado en beber, hasta que alguien dice: ¿Voy al chiringuito? ¿Alguien quiere algo? Y prepárate a traer, una cerveza con alcohol, otra sin alcohol, otra con un poco de alcohol nada más que luego hay que conducir, un tinto de verano, un verano dis-tinto… (creo que ya estoy empezando a desvariar y se me ha subido la cerveza a la cabeza).


Esquivando voy, esquivando vengo

En toda jornada playera, llega el momento de dar un paseo por la orilla. Como esos vídeos de Karaoke en los que las parejas van de la mano y pisando la arena mojada… Pero nada, no hay manera de pasear sin esquivar a los de las palas, evitar pisar los castillos de arena que los esforzados progenitores construyen para que los niños se los carguen en un pispás, o ser adelantados por hordas de señores y señoras mayores que sobrepasan los límites de velocidad por varios kilómetros hora. Aquí les vemos calentando para la carrera.


¿Estábamos junto a la sombrilla verde o próximos a las jóvenes desinhibidas?  

Llega el momento de volver del paseo y siempre pasa lo mismo… No sabemos dónde estábamos. Era junto al chiringuito, pero este no es el mismo…. ¿O era junto a la caseta del socorrista? Yo creo que es junto a las jóvenes en topless… No, no, me acordaría de haberlas visto… Yo creo que es un poco más adelante… y te preocupas cuando al preguntar, nadie habla tu idioma. ¿Os acordáis de la serie Lost? Pues trata de unos que se pierden en una playa… Como la vida misma.




Otro baño y ya

Ya te has vuelto a poner cremita, has dado otra vuelta, te has perdido, has pisado a dos señoras y te han llenado de arena el careto facial los niños que correteaban junto al campamento familiar. Es el momento de darte un último baño. Me mojo un poco y nos vamos. Que esa es otra, o te mojas o no, pero mojarte un poco no existe…  O te bañas o no te bañas. Y te metes, y de nuevo te debates entre meterte estilo abuela o jovenzuelo, y sales del agua como los de las películas de James Bond (o al menos así te parece a ti).




Secamiento

¡No puede ser! ¿Pues no se me ha olvidado la toalla en casa? Escogí la opción de Se te ha olvidado la toalla. Os acordáis de que estaba la mudanza completa o la toalla…  El cuerpo serrano se seca rápido, pero el bañador no hay manera. Menos mal que has traído otro de repuesto… Y tienes un momento Mr. Bean.



El Recogimiento


Ya estamos listos para volver a casa. Recogemos la sombrilla, decimos adiós al señor “nueva zelandés” por el agujero que habíamos hecho, cogemos las hamacas, la nevera, las cremas solares, las lunares, la cartera, los donuts, todo. Cuentas que esté todo el mundo y hala, otra vez de peregrinación…
 


Bueno, chavales. Ya vendremos otro día… O no.

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