Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Ven a la escuela de calor

¿Os acordáis de la canción de Radio Futura? Tiene que estar bien lo de ir a una piscina privada en la que las chicas desnudan sus cuerpos al sol. ¡Hace falta valor!


Pues ahora que estoy en el país donde fabrican la lluvia, también puedo decir que aquí también se está agustito. No os engaño ni me ha patrocinado el post la Oficina de Turismo de Irlanda. ¡Estamos a 26 grados y hay sol! Y dicen que por Inglaterra hay una “jit güeif”, que es ola de calor, pero ellos como son más sofisticados, lo dicen así.

Pero aquí no hay piscinas privadas, y si las hubiera o hubiese, serían climatizadas porque para utilizarlas un par de veces al año, no te vas a gastar la pasta en fruslerías (palabra casi tan bonita como bagatela, amén de sinónima).  Ni las chicas desnudan sus cuerpos al sol. Se ponen bikini y ese color níveo (nada de publicidad, es una forma de decir blanco, que os lo tengo que decir todo), pasa en cuestión de horas a color codillo.

¿Queréis saber más cosas sobre el calor en Irlanda? Probablemente haya poco que contar y no son muchas las ocasiones en las que se puede hacer, pero a ver qué me invento.

Sensación térmica
Aquí no es como en España que ahora mismo sería algo así: “Su puta madre que “caló” me quedo en casa o me meto en ElCortinglés”. Es más suave. Incluso si sales con una rebequita como recomiendan las madres (desconozco la postura de las madres irlandesas en este asunto, pero seguro que también lo harían), se está bien. Para que os hagáis una idea, la temperatura es la de los sitios de costa a la hora de salir con los niños a tomar el helado o la horchata. Se está bien, pero obligas a los infantes a ponerse algo encima con su consiguiente cabreo.

Colores
En las zonas de playa se ven los diferentes colores dependiendo del tiempo que se lleve veraneando. Esto se nota aún más en los cambios de quincena en los que se mezclan los primerizos y los avanzados. Los avanzados tienen color sobaco de grillo macerado y los primerizos acebrados (cara, cuello, brazos y piernas morenas y el resto blanco). Los guiris cambian también de color, de blanco a rojo, sin pasar por ninguna otra tonalidad. Amigos irlandeses, el rojo no pasa a bronceado. 


En las playas de Irlanda (son distintas a las que estamos acostumbrados en España, pero ya llegaremos a eso), los colores son diferentes.  Yo creo que eso que dicen de que los esquimales tienen más de 100 tonalidades para el blanco de la nieve, también puede aplicarse a las pieles irlandesas. Está el blanco nuclear, el blanco de la lejía que viene del futuro (¡Ya le vale a ésta. Venir del futuro y traer un detergente! ¿No podía traer los números del gordo de la lotería o los resultados de la quiniela?), y luego está el color de los irlandeses antes de pasarse por “Marbela”. Iniesta a su lado es hijo de Bill Cosby.


Top Less
No esperéis ver más carne que el “rosbif” que te pongas en tu emparedado (¡Qué me gusta esta palabra!). En general, llevan menos ropa a los pubs que a la playa. Y no es que no tengan que enseñar. Las irlandesas, en general, tienen muchas tetas. Me explico, que nos conocemos. Tienen las mismas que el resto de las mujeres, pero más gordas. Aquí el que se dedica al aumento de pecho, tiene que emigrar a buscar clientas fuera.

¿Sombrillas?
Vamos a ver, almas cándidas. Aquí hay paraguas, las sombrillas se vuelan. Para un rato que sale el sol, ¿te vas a tapar?  Si quieres un negocio con futuro, no te dediques a “sombrillero”, ni a aumentar pechos a irlandesas.



Playa de Greystones el sábado 6 de julio (suena bien, pero si lo traduces ya no mola tanto)

¡Caracoles!
Los irlandeses es ver el sol y salir a la calle es todo uno. Es como la canción que cantaban algunos de pequeños. Yo no, porque me daba vergüenza y siempre me ha parecido muy feo que te comparen a un bicho “arrastrao”, cornudo y baboso. Por muy cara que salga la baba del animal en cuestión. Os dejo la canción por si no la conocíais y así veis lo “animao” que es el chaval. Los niños se han quedado Sopinstant.


Vamos al chiringuito
En cualquier playa que se precie, hay un chiringuito. ¿Verdad? Pues no, aquí no hay. Tienes que traértelo todo de casa. No digo que esté mal, pero una cervecita siempre apetece… Yo creo que es para evitar que se ahoguen… bebiendo más de lo normal.

Usted no es de aquí
Si ves a alguien tapado con la toalla y no se mete en el agua es que no es irlandés. La temperatura del agua debe rondar los 10 grados bajo cero. No hay ni peces… o yo al menos no los he visto… los únicos que he podido ver por aquí están ya empanaos y los ponen con patatas.



Y ahora os dejo, que me voy a dar una vueltecita por la playa a ver si han cambiado de color los mozos y mozas. 

Comentarios

  1. ja ja ja
    Gracias por esta información porque mi hijo de va mañana a Dublín. Así que me voy pal Corte Inglés y le compro una rebequita de entretiempo. Con esa excusa ya no vuelvo hasta las 21 horas.

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    1. Siempre con una rebequita ;) La verdad es que no es normal el tiempo que está haciendo.

      Normalmente no hay mucho sol.

      Gracias por el comentario.

      Saludos!!

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  2. Pero, a ver Javier, ¿qué haces tú en Irlanda con lo bien que estarías en Madrid, boqueando a las cinco en punto de la tarde (cita lorquiana, pero me la apropio) con casi cuarenta grados de temperatura y una contaminación de las de romper los contadores de contaminantes? Un traidor, eso es lo que tú eres, poniéndonos los dientes largos con la rebequita (palabra hitchcockiana, pero ya que la popularizaron nuestras madres...).

    Yo también te dejo, pero para irme a la ducha.

    Besotes,

    Isabel

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    1. Si te digo donde estoy ahora, te pongo los dientes como Orantes y Santana juntos :-) Ya te contaré

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