Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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Sí, tú también eres uno del grupo
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Cuenta la leyenda que hay gente que no ha instalado WhatsApp. Existen mitos
sobre personas humanas que ni siquiera tienen móvil. Los hay que todavía llevan
puesto el plástico en la pantalla, o que andan con un Nokia, por supuesto con
batería desde el primer día que lo cargaron.
Creo que todos los que estáis leyendo el post tenéis WhatsApp. Y estáis en
varios grupos. No tantos como Alaska, la de los Pegamoides, o Dinarama, o
Fangoria, pero en muchos grupos.
Y hoy vamos a hablar de las diferentes personas que hay en los grupos. No
de todas, porque sería un post muy aburrido dando detalles con nombres y
apellidos de los millones de usuarios de WhatsApp. Aunque fuera sólo en España,
estaríamos hablando de 25 millones. Y por eso vamos a agruparlos en grupos (que
es la mejor manera de agrupar cosas).
¿Cómo he llegado hasta aquí? Por algún tipo de persona había que empezar y comenzamos por los que no
quieren estar en el grupo. No tardarán mucho en salir o son claros candidatos
en convertirse en otro espécimen de los grupos, el zombi, del que hablaremos
más adelante. No tienen nada en común con la gente del grupo. No participa, no
comenta nada, ni siquiera pone un Emoji con una sonrisa. Pasaba por allí y le
metieron en el grupo. Bob Dylan se salió del grupo en cuanto terminó la
canción… Dame tu teléfono y te meto en el grupo Es posible que así empezara la carrera musical de Victoria Beckham. Ella no
sabía qué hacía allí… Incluso hubo gente que le dijo “no cantes Victoria” (otros
le dijeron, no cantes, Victoria), pero al final entró en el grupo. El caso es
que hay gente que le encanta formar grupos de WhatsApp. El del grupo de
ajedrez, los amigos del cole, los del barrio, el equipo de petanca, la familia,
la asociación de vecinos, alcohólicos conocidos con moderación, sin moderación,
sin alcohol, completamente alcoholizados…
Perdón, me he equivocado no volverá a ocurrir A la pregunta: ¿No habré enviado esa foto del señor de color (más
concretamente de color negro) superdotado al grupo de WhatsApp de la familia?
La respuesta es sí.Si te estás
preguntando si la “superdotación” del joven se refiere a su capacidad para
hacer cálculos matemáticos, la respuesta es: ¿Dónde has estado todo este
tiempo?
¡Estaba vivo! De repente, ves un nombre en el grupo que contesta un ¡Feliz Navidad! O
¡Igualmente! Es probable que envíe un emoji con una sonrisa… Da igual. El caso
es que está vivo. ¡Albricias! (qué me gusta la palabra albricias, puede
servirte como nombre de comida, una herramienta… a lo que vamos). ¡Aquí tenemos
al zombi! Nadie recordaba que estuviera en el grupo, pero ahí le tenemos.
Espera… ha vuelto a desaparecer… Falsa alarma. Le hemos perdido... Hasta el año que viene.
El bromitas Es el más cachondo de todos (según él mismo) y tiene mensajes
divertidísimos (también según él) y los últimos chistes que se comparten en la
red. Si no fuera porque ya los habíais visto antes en todas partes, hace
tiempo. Es capaz de decirte que se acaba de inventar el chiste de Mistetas (por
cierto, no busquéis en Google “Mis tetas”, así, separado, porque es posible que
os las encontréis todas… y que no sean tuyas… ).
¿Habéis “cenao”? ¿Os preparo un huevo? ¿Te frío unas “madalenas”? Para ser miembro de este
grupo, nada mejor que una madre. Da igual la edad que tengas, 20, 30, 60… una
madre siempre se preocupará si has cenado. La comida es muy importante también,
pero lo de la cena es obsesión. Suele preguntar si has bebido, y casi
siempre acierta… pero ese es otro tema.
¿Me haces un resumen?
70 mensajes nuevos en el grupo y siempre habrá alguien que pregunte. ¿De
qué estáis hablando? ¿Qué ha pasado? Porque claro, leer, es un poco cansado y
es mucho mejor que alguno te haga un resumen. Es como el que llegaba con el capítulo
350 de Falcon Crest empezado y te preguntaba qué había pasado…. ¡Desde el principio de
la serie!
¡Que se mejore! ¡Felicidades! Pongamos que es el cumpleaños de la abuela y todo el mundo en el grupo la
ha felicitado. ¡O casi todo el mundo! Es posible que incluso tengamos que
lamentar el fallecimiento de algún conocido. Es muy probable que alguno
felicite al fallecido… o piense que la que ha tenido el percance haya sido la
abuela. En este link tenéis un claro ejemplo de lo que os cuento… Por cierto, ¡Que
se mejoren los keniatas! La agenda humana Nos recuerda cumpleaños, santos, aniversarios, da los buenos días, las
buenas noches, nos arropa si tenemos frío, nos cantaría una nana para dormir.
Lo que haga falta. Y si le pides que te traiga un colacao y unas galletas, ahí
está, aunque tenga que ir de Barcelona a Cádiz. Ya te avisa de que se va a
estar un poco frío, pero lo importante es estar ahí.
La culpa es del gobierno, o de la oposición… o de los que
se oponen a la oposición Que el Colacao está frío, es culpa de los de izquierdas, o de la derecha. ¿Que
hay que calentar la leche? Que lo haga el gobierno a ver si hace algo bien…
Todo es susceptible de ser mezclado con la política. ¿Que es el cumpleaños de
la abuela? Ya veremos si lo podemos
celebrar, porque con este presidente me parece que no hay nada que celebrar. Así con todo. Yo sólo le deseo que se mejore.
Mis “vendisiones” Una
oración por la paz en el mundo. Pero no vale una oración de las de sujeto,
predicado, objeto directo, sintagma nominal o una subordinada… No, de esas, no. Y que Dios me los
bendiga. También puede ser una imagen de la Virgen de la Cueva que llueva que
llueva, o el Cristo que se ha montao… Tenemos que querernos más.
Si
reenvías esto a 10 personas, me ha dicho un amigo “Si os
llega un mensaje diciendo que si pinchas en el link hay un disco de Taburete,
no lo abráis, tiene un disco de Taburete”. O “si reenvías este mensaje a 10
personas, te tocará la lotería del niño, o de la niña y tu vida estará llena de
dicha, y la de los demás de desdicha"… ¿Qué me habrá dicho? 😊 Los grupos también son una fuente de sabiduría.
Todos tenemos un amigo que conoce a un policía, o a un bombero, o un médico o a
todos a la vez, que tienen información de primera mano que cualquier tema. Enfermedades,
seguridad mundial, acabar con el hambre en el mundo. Menos mal que lo
compartimos en el grupo. ¡Ya estamos a salvo!
A ver si
quedamos Todo va, más
o menos, bien. Algún malentendido, unos cuantos chistes de mal gusto. Alguna
imagen subida de tono. La abuela que nos pregunta si hemos cenado… Pero todo va
bien. Hasta que alguien sugiere que podríamos quedar. Y allí se forma la
mundial. Que todo es culpa del gobierno, que si tu mujer es una tal, que tu
marido es un cual, que me dejes en paz de tantas “vendisiones”, que os mejoréis todos…
El caso es que es muy probable que no quedéis todos, que no quedéis ninguno, que
os enfadéis…
Pero luego
se nos pasa, porque lo importante es que sigamos agrupados en el grupo.
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
Oscar, Goya y otros señores que dan premios a los peliculeros El otro día estuve viendo (ya, ya sé que esta es la típica forma de empezar un monólogo, pero es que así fue) la gala de los Goya y me detuví (¿O se dice detenguí?) a pensar. No me pasa muchas veces. Lo de detenerme sí, me refiero a lo de pensar. Y pensé que todas estas galas, los Goya, Oscars y todos estos señores que se dedican a dar premios, son muy similares, por no decir parecidas (o como se diga). Sale una señora, o un señor, a presentar la gala. Y canta, y baila, y cuenta chistes, y sonríe, y habla con el público y se mete con las autoridades competentes y otra vez a sonreír. Y volver a presentar a gente que entrega los premios al mejor guion, a la mejor actriz, la mejor iluminación, y la música más original, a la música menos original y así hasta que eligen la mejor película. Todo ello votado por los señores de una Academia. Y cada vez es una academia distinta. Y son academias que no conoce nadie, ni siqui
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