Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Las aspirinas gratis y otras ventajas de ser Neandertal

Qué injusta ha sido la vida con los hombres antiguos. Que si no iban limpios, que si su dieta no era equilibrada, que  si estaban muy atrasados respecto a los homosapiens… Pues a lo mejor nos estamos equivocando con ellos.

Siempre insultándoles, que si eres un Cromañón, que si tú más, que si eres un cavernícola y cavernario… Pues anda que tú que eres “neerlandés”  (ser de Holanda, tampoco es tan malo).


Hace poco se ha descubierto que se hacían sus propias aspirinas, gratis, sin pasarse por la farmacia. Igual era paracetamol, o espidifén… Da igual la marca, lo importante es que eran más listos de lo que creíamos.



Hoy vamos a hablar de esta y otras ventajas de las señoras y señores de los de antes. De mucho antes. Más mayores que Jordi Hurtado y la Duquesa de Alba

Aspirinas gratis, sin receta

Creíamos que eran unos ignorantes y ahí les tienes. Se hacen ellos mismos sus gelocatiles. Sin receta, lo de escribir lo tenían un poco verde todavía. También te digo que seguramente los dolores serían distintos. Lo de los garrotazos en la cabeza no ayudaría mucho a aliviarlos, pero no tenían que pensar en la hipoteca, el colegio de los niños…



La factura del dentista

Otra ventaja es que en dentista se gastaban poco. Y además no había dentistas que recomendaran chicles sin azúcar, ni con azúcar, ni dentistas. Garrotazo y tentetieso. Que te sale la muela del juicio y parece que te molesta un poco, a tomar por saco y te la arrancas la muela, el juicio, los caninos y un molar.



La hipoteca

Un poco fuera de la ley sí que eran estos señores y señoras. Ni papeles, ni hipotecas, ni claúsula suelo, ni cielo, ni Bankia ni nada. Y eso que se ahorraban. Que les apetecía irse a vivir a la playa, pues allí que se iban. O a la montaña. Ni pasaporte ni nada. Que dicen que en África hace calor, pues tiramos para Alaska, y así conocían mundo.


Ni Leroy Merlin ni Ikea

Que alguno diréis que es una desventaja pero ¿Sabéis la cantidad de matrimonios rotos por el fin de semana en Ikea, las sillas “Sentarsën” y las arandelas Enrrøsken? Un sinvivir. Y en Leroy Merlín comprando grifos, y la caseta para el perro… Estos señores se comían al perros, sin caseta ni nada. ¿Grifos? Al río y santas pascuas plín.  Eso sí el agua caliente lo tenían un poco complicado, pero no eran mucho de bañarse… por si se les van las vitaminas o algo.


Vete al Continente y tráeme tres “mamuses”

Díselo ahora a tu marido. Que si quiero ver el fútbol, que mejor pedimos un chino… Antes sí que eran hombres de verdad… o a lo mejor todavía no eran hombres, pero no pedían chinos para comer. Puede que sí se los comieran, pero a lo que voy… Que tú le decías (como quiera que se comunicaran) a tu pareja y se iba al Continente y te traía tres mamuses. Y es que los continentes estaban cerca (como vimos en la imagen anterior), se podía ir andando de un sitio a otro (todavía no se habían inventado las autopistas radiales). Y  no sólo mamuses, también dinosaurios, tigres, leones, todos quieren ser los campeones. 


Me traes tres lanzas, un hacha y leña para hacer el desayuno

Me das un contramuslo de Velociraptor, y te doy un litro de sangre de murciélago que queda ideal para pintar en las paredes de la cueva. O te lo cambio por un abrigo de piel de “Leopoldo” albino, que el blanco se lleva mucho ahora. Así es como se conseguían las cosas. La versión de yo te doy cremita, tú me das cremita.


Dieta neandertal.

Comían cereales para desayunar, eso sí. Pero ni Frosties ni Friskis de Kellogs ni nada. A lo vivo. Cogían un trigo, de un trigal, espantaban a los tristes tigres, y se comían las espigas. Luego ya de comida unas alitas de águila real, y unas chuletas de bisonte. Todo orgánico. La merienda se la saltaban porque todavía no había chocolate. Ni siquiera bollicaos. Y para cenar algo ligero… una gacela y dos piezas de fruta, que podía ser un melón o una sandía.


Hoy no voy al gimnasio

Otra cosa buena es que no pagaban el gimnasio y luego no iban. Estos ni pagaban ni iban. Que ya corrían detrás de los bichos y hacían ejercicio sin necesidad de spinning o aquaplanning o sporting (ni de Gijón ni de ningún sitio).


Ni drojas ni tabaco ni alcohol

No iban al gimnasio, pero eran personas muy sanas. El alcohol ni lo probaban, ni para curar las heridas siquiera. No había tabaco… Colón todavía no había ido a América a por él. Drojas seguro que ya existían como no había colegios, ni señores a la puerta para dártelas en los caramelos, o en el Cola-Cao, pues la gente no se enganchaba. Puede que le dieran algún bocadito a la marihuana, que estaba muy rica en ensalada.


¿Había colegio?

Eran todos gratis. Privados, pero gratis. Lo de leer, escribir, las cuatro reglas no era muy útil en aquella época. Aún no habían salido los libros de Harry Potter y pocas cuentas había que hacer. No tenían los ejercicios de un tren sale de Barcelona… o una bala de cañón recorre una parábola. Los niños aprendían otras cosas.  Tenían asignaturas como “Encendimiento de fuego en condiciones extremas, sin mechero ni cerillas”, “Cocinar sin sal es posible”, “Como distinguir un hacha de una lanza” y “Cazar tu primer bisonte a los 6 años es fácil si sabes cómo”, “Colorear la cueva sin salirte de ella”


Conversaciones sin fronteras

Dicen que no eran mucho de dar discursos ni de grandes conversaciones. No eran de dar la turra. Por no tener, no tenían ni políticos, una de las ventajas más “ventajosas”. Muy concisos eran a la hora de comunicarse. Chicha, pan (bueno pan no había, ni Bimbo siquiera) y al lío. Que lo del lío, ya sabéis. Tampoco eran de camelarse a la pareja ni nada. Ni excusas. Que te duele la cabeza. Pues para eso tenemos las aspirinas… ¿Veis como todo cobra sentido?

Al final todo vuelve al comienzo. Las aspirinas eran para perpetuar la especie. Y decían que no estaban evolucionados… Igual tampoco hemos evolucionado tanto los hombres… Las mujeres sí, pero esa es otra historia.




Comentarios

  1. Pues verdaderamente, tenían muchas ventajas los Neardentales,incluso para viajar,tampoco llamaban al Imserso...

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  2. Dinosaurios? En serio? No puedorr no puedorrr... leer tus posts de una tirada porque soy yo el que acaba tirado por el suelo con dolor de tripas de la risa que me da... XD

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