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Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Tú también eres un friki aunque no lo sepas

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¿Friki yo? ¡“Amosnomejodas”! Los raros, extraños y estrambóticos son los demás. Los otros. Pues tienes razón, los otros son un poquito especiales… pero tú también. No es nada personal. Todos somos frikis. ¿Qué pensabas? ¿Qué sólo los que visten un poco extraño o tienen gustos diferentes son los frikis? ¿Te has parado a pensar que tú eres diferente para los demás? Ya sé que es difícil de admitir, pero así es y así te lo estoy contando. Y os voy a razonar mi teoría.

10 cosas que nos cuentan, o no, en los cuentos

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Esta vez es literal. Os voy a contar cosas que nos cuentan en los cuentos. Los de verdad. Los que nos leían de pequeños y en los que se basa el señor Sidney… (¿o es Disney?) para hacer películas. Y es que hay algunos temas que no me cuadran. Hay cosas muy sospechosas en los cuentos. Como ver a un chino paseando a un perro o a un político viajando a Suiza. Vamos con las cosas que nos cuentan en los cuentos.

Yo sonrío, tú sonríes, él sonríe... no todos sonríen

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¿Os habéis dado cuenta de que la gente cada vez sonríe menos? Nos estamos volviendo poco sonrisueños (o como quiera que se llame a la gente que sonríe). Vamos siempre con prisa, enfadados, mirando al teléfono y no levantamos la cabeza para ver un montón de cosas que nos hacen sonreír. Hay veces que no te apetece reír, ni sonreír, ni nada. Algunos parece que han nacido para sinreír . Todo el día enfurruñados (no me digáis que no es una palabra bonita de leer). Ellos se lo pierden.  A ver si coincidimos en los momentos sonrisibles. Allá vamos. 10 cosas que me hacen sonreír.

10 cosas que no echo de menos

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Tenemos cierta tendencia a echar de menos cosas del pasado. Olores, sabores, lugares, gente. Todo era mejor antes, y más grande, y más divertido,  y los tomates sabían a tomates, no como ahora. Y es que hay gente para todo. Conozco a uno… bueno, no le conozco, pero le he oído decir que echa de menos, la cama revuelta, ese zumo de naranja, y las revistas abiertas, y el crujir de tus tostadas y el sentir por el pasillo, tu gato que araña. Claro que llamándose Kiko Veneno, tampoco hay que fiarse demasiado. ¿Quién puede echar de menos que te arañe un gato y la cama revuelta? Vozarrón de Willy Toledo Pero también hay cosas que no se echan de menos. Vamos allá. Nota: Las opiniones expresadas en el blog son responsabilidad única del irresponsable que escribe este blog. Las opiniones pueden sufrir modificaciones en siguientes posts. Y es que hay veces que no me pongo de acuerdo conmigo mismo.

¿Te imaginas que los animales hicieran…?

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Yo no sé ahora, pero de pequeño, de las cosas más divertidas que se podía hacer era imaginar. Ahora también lo hago, pero no voy por la calle diciéndole a la gente. ¿Te imaginas? Eso lo hacen los políticos y los creativos de publicidad y luego nada. Y todo esto viene a que hace poco tuve un momento ¿te imaginas? Vi a una joven con un tatuaje de un delfín en la espalda. Saltando. El delfín. La chica no saltaba en ese momento. Y me imaginaba cuando fuera mayor, muy mayor. Ahora sí que hablo de la chica. Con la espalda arrugada y con el delfín allí pintado. Y empecé a imaginarme a los delfines tatuándose a personas mayores en la aleta.  Y a partir de ahí. Ya me empecé a imaginar más cosas que harían los animales. Es como mi propia versión de las fábulas y los cuentos. ¿Y si hicieran cosas como los humanos? Pobres… ¿Te imaginas? Como por ejemplo…