Yo sonrío, tú sonríes, él sonríe... no todos sonríen
¿Os habéis dado
cuenta de que la gente cada vez sonríe menos? Nos estamos volviendo poco
sonrisueños (o como quiera que se llame a la gente que sonríe). Vamos siempre
con prisa, enfadados, mirando al teléfono y no levantamos la cabeza para ver un
montón de cosas que nos hacen sonreír.
Hay veces que no te
apetece reír, ni sonreír, ni nada. Algunos parece que han nacido para sinreír. Todo el día enfurruñados (no me
digáis que no es una palabra bonita de leer). Ellos se lo pierden.
A ver si coincidimos
en los momentos sonrisibles. Allá
vamos.
Acertar
los números de la lotería
Empieza fuerte la
cosa ¿verdad? Pero no es lo que os pensáis. No es hacerme millonario lo que me
hace sonreír. O sí, pero es que nunca he sido millonario y no os puedo decir.
Pero alguna que otra vez sí he acertado algún número de la lotería o del cupón
de los ciegos. Esas ocasiones en las que dicen en la radio o en la tele los
números, yo siempre intento adivinarlos. Y a veces lo consigo. Me conformo con
bien poco.
¿Estoy
guapa?
Si tu chica te
pregunta si está guapa o si le favorece la ropa, sonríe. Es la respuesta
correcta. No digas nada más. Sonríe y asiente. Y si puedes, escápate corriendo.
Luego vendrán más preguntas. Y ya no hay escapatoria, tendrás que argumentar tu
respuesta y estarás perdido. ¡Calla y corre como decía Mortadelo a Filemón!
La
lluvia desde la ventana
Hay gente que le pone
triste la lluvia. A mí no. Me encanta mirar la lluvia desde la ventana. Esos
días en los que no te apetece salir y ver cómo resbala el agua por los
cristales. Ese sonido tan particular de la lluvia, la gente corriendo, el
reflejo de las luces en los charcos. Y ese olor especial…. Es todo tan
bucólico… Pero ya llevo dentro del coche más de una hora… Y no deja de llover. ¡Puta lluvia! Y habrá
gente que le guste la mierda esta... ¿Serán $%&@#? Y se me quita la
sonrisa, pero fue bonito mientras duró.
El
saludo de un extraño
Se están perdiendo
las buenas costumbres. Antes, cuando te cruzabas con alguien, saludaba. Cada
vez queda menos gente así. Creo que deberíamos seguir haciéndolo. Y siempre con
una sonrisa en la boca… Espera, que el extraño me está diciendo algo… ¿Que si
quiero qué?... ¡Pues no va el tío y me ofrece caramelos! ¡Será degenerado!
Ver
a una pareja bailando
Ya decía Sergio Dalma
que bailar de lejos no es bailar. Un hombre solo no debe bailar. Nunca. Pase lo
que pase. Pero una pareja es diferente. Ver a esos jovenzuelos danzar… Ahí todo
cambia. No puedo evitar la sonrisa… Con unas parejas más que con otras.
Cuando
las cosas salen bien
Me encanta ver que a
la gente le salen las cosas bien. No entiendo a los que se alegran del mal
ajeno. De verdad que no lo comprendo. Es tan bonito ver a todo el mundo
contento. Lo que pasa es que no siempre puede salir todo perfecto… A veces lo
que parece que ha salido bien…
Los
encuentros en el aeropuerto
Me refiero a la gente
que se encuentra, no a los partidos de fútbol que se pueden ver dentro, que a
veces con lo que hay que esperar te da tiempo a prepararte para jugar la
“Championlí”. Pues eso. Que sonrío al ver a la gente encontrándose. - ¡Qué bien
te encuentro! - Pues no me encuentro bien. -Bueno, espero que luego te
encuentres mejor. Y así pasan el rato.
¡Nuestra
canción!
No me digas que no te
pones contento cuando ponen tu canción. Yo sólo sonrío, pero hay algunos que no
pueden ocultar lo felices que se ponen. Dentro vídeo.
Ver
a los padres leer
Y no, no me refiero a
un sacerdote leyendo la Biblia o a una monja leyendo los Grites jits del Papa
Francisco. Cada vez que veo a un padre, o madre, o abuelo, o abuela, o tío o
tía, (¿te quieres callar ya, que la idea ya la han pillado?, leer a los niños,
me provoca una sonrisa. De mayores nos siguen contando cuentos, pero son más
increíbles que los libros infantiles (y ya es decir).
Los
chistes malos
Cuanto más malos
mejor. Pero aunque sea más malo que Rodrigo Rato. Bueno tanto no. Los buenos
también me hacen sonreír. La verdad es que soy muy fácil en el tema de la
sonrisa y los chistes. ¿Cómo no vas a sonreír con una cosa tan tonta como el
chiste del vídeo?
También sonrío con otras cosas, como ver a un señor mayor con coleta, o el olor a pan, o pillar a la gente mirándose en un espejo poniendo posturitas, o la gente que va en un autobús turístico y saluda (en cuanto se bajan ya no hay saludos que valgan), y ver a amigos y que leáis el blog.
Pues ya está, se
acabó, ya podéis salir a la calle a saludar a gente y contar chistes malos,
bailar con alguien, acertar los números… Lo que se os ocurra. Pero siempre, con
una sonrisa… y te vale también en el extranjero.
Javier, ¿quién te manda escribir cosas tan bonitas y divertidas sobre las sonrisas? ¡Ahora no tienes más remedio que "atacar" la risa! Ya sabes, aquella que prohibían en la abadía benedictina de "El nombre de la rosa"...
ResponderEliminarBesotes,
Isabel