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Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Señores que…

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¿Os acordáis de aquellos grupos de Facebook sobre señoras? Sí hombre. Señoras que dicen "oyoyoyoyoyoyoy" cuando se enteran de un cotilleo, las que se cruzan la bata cuando van a decir algo importante, las que te interrumpen como para decirte algo importante y luego te dicen. ¿Sabes qué? ¡Que me parece estupendo! (este último me lo acabo de inventar, pero tiene que haber alguno parecido). Había millones (según los sindicatos) y solo unas centenas de decenas (según las azafatas del telecupón). Esperanza Aguirre, ella solita, y al hilo (¡Qué poética me parece esta expresión!) de los últimos acontecimientos, se merece varios grupos. Algo como: Señoras sexagenarias que paran en mitad de la Gran Vía para sacar dinero del cajero Señoras que se ponen farrucas con los agentes de movilidad y dicen “bronquita o multita” Señoras que deciden que ya está bien de perder el tiempo con la autoridad Señoras que rozan motos que están malamente aparcadas (para obstac

La carretera no es lo que era

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Como si os estuviera viendo. “Ya está aquí el Alcántara para contarnos que las carreteras de antes molaban más”. “Donde estén esos viajes con la familia, 6 personas en un 124…”.  ¡Pues no! O, un poquito sí. Pero tampoco es así del todo… Mejor empiezo y al final me decís (soy más listo que el hambre, ahora os hago leer el blog entero… No contabais con mi astucia… Y ahora es cuando dejáis de leer).  Bueno, pues si todavía estáis ahí, yo sigo. Iba diciendo que las carreteras de antes no son como las de ahora. Son diferentes, y más antiguas, y con más curvas, y peor asfaltadas, y no (que os conozco), no están todas en España. Carretera en Irlanda del Norte Pero como el post se me quedaría un poco corto si sólo hablara de las carreteras, vamos a hablar de cómo hacíamos los viajes antes y ahora. Antes, cuando viajábamos con papá y mamá, nuestros 7 hermanos (todavía sin las 7 novias…), las abuelas, la colchoneta para la playa (por supuesto hinchada… éramos así de

Turista Go Home

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Empezamos bien. Lo primero que le decimos a un turista es que se vaya a su casa. (¡Lo que aprendéis con el blog! Go home significa turista. Que todo hay que aclararlo J ).  Todo tiene su explicación y aquí es dónde vais a empezar a pagar (creo que me he liado con las frases de películas…) Alguno ha dejado de leer en cuanto ha visto lo de pagar. Bueno, a lo que vamos. Seguro que habéis leído manuales y guías para ser un buen turista. Básicamente consiste en llevar ropa interior limpia (preferiblemente puesta debajo de la ropa exterior y a ser posible que haga juego – en el tema de la limpieza - con la que llevas en la maleta), no coger caramelos embotellados, ni beber agua de extraños (puede que me esté liando de nuevo). Pero ¿A que nunca habéis visto un manual del mal turista? Pues aquí la tienes, en exclusiva, totalmente gratuita y sin gastos de envío. Sólo tienes que llamar al teléfono que aparece en pantalla (creo que tengo que dejar de ver la tele de madrugada

Absurdos sin fronteras (capítulo 2)

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P reviously en  Absurdos sin fronteras primer volumen  hablábamos de las cosas sin sentido que todo el mundo hace. Pero se nos habían quedado algunas en el tintero (topicazo típico… como si alguien siguiera utilizando tinteros). Aquí tenéis el segundo capítulo de “absurdeces”. Levántate y anda Ya comenté que no me iba a meter con nadie y voy a ver si consigo cumplirlo. Ni siquiera con la religión. Lo de levántate y anda va por los teléfonos móviles. Sonar el teléfono, comenzar una conversación, levantarte y empezar el paseíllo es todo uno. Por eso se llama móvil. Con el fijo hay gente que lo hace, pero el recorrido es mucho más corto. La luz de la nevera Levanta la mano si también has intentado cerrar muy despacito la nevera para ver (antes de cerrar completamente) si se apaga la lucecita. ¿Soy el único tarado? ¡No por favor! No me he visto nunca (ni espero) en la situación de tener que parar una bala con las manos, pero seguro que lo intentaría. ¿