Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

¿Vacaciones en el mar?

De pequeño te crees casi todo. Los Reyes son buenos y te traen regalos. También piensas que tus padres tienen superpoderes, son los más fuertes y saben de todo como un tertuliano de la tele. Tienen respuesta para cualquier cosa que les preguntes… Luego te das cuenta de que responder, responden, pero no siempre de forma correcta.

Luego, ya empiezas a preguntarte cosas y de mayor tienes más dudas que un disco de los Panchos.

El caso es que estaba leyendo el Génesis (palabrita del niño Jesús, que me lo acabo de volver a leer) y había muchas cosas que no me cuadraban. Vale que se puede crear el mundo en 6 días y tomarte el domingo libre, que para eso son los domingos. Aunque díselo a Rafa Nadal después de pasarse el domingo entero dando raquetazos.

Otras cosas del Génesis es que te das cuenta de lo malamente que se llevan los hermanos en el libro. Que aquello parece una telenovela venezolana. Sin tetas no hay paraíso, Sodoma, Gomorra, Abraham a punto de sacrificar a su hijo, Yahvé poniendo más pruebas a los hombres que en Humor Amarillo o el Grand Prix…

Pero lo que me tiene más confundido es la parte del diluvio y el Arca de Noé. Dios avisa a Noé que va a caer la del pulpo. 40 días y 40 noches (como una canción de Joaquín Sabina) pero lloviendo. Que se prepare su familia para hacer un arca y meter una pareja de animales. Y aquí es dónde comienzan mis dudas.

¡Tienes un mensaje!

Te pones en la piel del Señor Noé y menudo papelón. Recibes la llamada de Dios o te manda un WhatsApp o un fax (lo que se mandara en la época) para avisarte que antes de nada, te compres un chubasquero… Ahora viene la noticia. “Noé, he visto que eres más bueno que el pan calentito y he decidido que cruzas la pasarela. Eso sí, con toda la familia. ¡Os vais de crucero! Os merecéis un viajecito y os podéis llevar las mascotas”. No os podéis imaginar el alborozo en casa de Noé. La mujer encantada de ir de vacaciones. Los hijos y las nueras como locos por conocer el mar…

Peeeero…

No todo van a ser buenas noticias. Como en esa época “antediluviana” no había cruceros, el barco se lo tenía que hacer él. Otra desventaja de la época es que no había “Leroys Merlines” o ferreterías y no era fácil encontrar tanto clavo para hacer un barco. No te podías bajar las instrucciones por el “Interné”, ni había tutoriales de “LLutú”.

Manos a la obra

Y ahí tenemos a la familia de Noé (¿Cómo se apellidaba Noé?... Da igual, sigamos) trabajando en el barco. Una madera, otra, clavar un clavito, otro clavito, más madera… Os he dicho que podemos ir con las mascotas ¿Verdad? Pero igual se me ha olvidado que también tenemos que llevar a una pareja de todos los animales. Menos mal que los dinosaurios ya se han extinguido.

¿Queda mucho?

Noé, su mujer Naamá, Sem, Cam y Jafet con sus respectivas esposas… Ocho personas para hacer un barco se me antojan pocas. Y eso que no hacían pausa para el bocadillo ni para echarse un cigarrito. Día y noche dando martillazos para hacer el arca. Proa, popa, estribor, babor (las cosas se piden siempre por babor). Por cierto, que igual no hace demasiado buen tiempo durante el crucero. Esas nubes no tienen buena pinta.

Solo faltan las cortinas y que vengan los animales

No sabemos exactamente lo que tardaron en hacer el arca, pero la terminaron. Como no había champán ni cava, pues tampoco hicieron fiesta de inauguración. ¿El nombre? Vamos a ser originales. La llamaremos El Arca de Noé. No le faltaba detalle. Cocina, baños en cada camarote, sala de lectura (poca lectura, sólo había antiguas escrituras en aquella época), habitaciones dobles para los animales… Por cierto ¿Y los animales?

Gatos, perros, tigres, leones

Ahí quería veros yo a vosotros. Llamar a un gato para que entre en un arca, puede parecer fácil, pero trata de convencer a un murciélago y a una murciélaga. O a una caracola. O llama tú a una llama del altiplano andino. ¿Y traerte a una pareja de canguros desde Australia? Que ya estaba en su sitio, pero seguía estando lejos. Pues lo consiguieron. Otra de las muchas dudas que no nos desvela el Génesis. ¿Y cómo los juntas en un barco? No vale lo de mamíferos con mamíferos. No os aconsejo poner a una pareja de “ñuses” con una leoparda. O aves con insectos… Porque también había insectos en el arca. Dos mosquitos, un par de escarabajos peloteros, unas viudas negras, un tarántulo y una tarántula….

Animales “acuáticos”

Agua había, de eso no iba a faltar. ¿Los dejabas sueltos en el mar o los llevabas en el arca? A ver, apunta: Dos gambas, dos calamares, un par de sepias, boquerones, dos chopitos… Aquello parecería una carta de un chiringuito. Seguimos con las dudas.

¡Empezamos el viaje!

¿Estamos todos? ¿No os dejáis nada? Gafas de sol no os van a hacer falta. Hemos tenido mala suerte con el tiempo y tendremos nubes de evolución diurna y nocturna. Agua tampoco echéis en la maleta.

¿Buffet libre?

Lo bueno del viaje es que llevaban comida de sobra. Lo malo es que hubiera estado feo echar un par de gallinas y comértelas el primer día. Huevos sí que podían comer, jamón york, arroz… Eso sí, al león no le vengas con menús veganos. Había que darle su gacela diaria. A los elefantes había que darles sus 150 kilos de hierba (allí había más hierba que en un concierto de Bob Marley.)

¿Y todo esto quién lo limpia?

Un tiempo de perros, dar de comer a los animales, evitar que se coman unos a otros, y además limpiar todo aquello. ¡Y con la que estaba cayendo! Ya hay gente que le da pereza limpiar lo de su perro, imagínate tú lo de un rinoceronte. O cómo ponían el barco los gorriones, un par de gaviotas y dos avestruces…

Servicio de habitaciones

El crucero no estaba yendo como ellos esperaban. Mal tiempo, ponles de comer, que no se peleen los hermanos y las nueras, cuida de los bichos (de los animales), haz lo posible para que lleguen todos vivos (los animales y los hijos)… Ata bien a la ballena para que siga al barco. Esa sardina está muy cerca de la foca. Que no se te escape el cóndor. Que el cóndor es un ave preciosa, pero no hace caso.

Noé tenía el cielo ganado

Un santo era ese hombre. Y luego ni lo santificaron ni nada… ¿o le nombraron papa? ¿Papa Noé?... El caso es que aguantaron sus cuarenta días y cuarenta noches todos juntos. Es probable que ahora hubiera algunos bichos de más y otros de menos, pero parece que había dejado de llover.

¿Y fueron felices?

Otra cosa que no cuentan en el Génesis es si fueron felices y se comieron las dos perdices que llevaron en el arca. Dejar de llover, dejó, pero se tiraron otros cinco meses hasta que pudieron aparcar el arca. ¡En lo alto de un monte! Y no había nadie para echar una mano.

Ya os digo que me he vuelto demasiado desconfiado… De todas maneras, voy a seguir informándome porque sigo con dudas. Ya os voy contando… O no.



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