Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Era sí o no ¿No?

A ver… Tengo que votar sí ¿No? Me han dicho que aquí es un no, el segundo voto sí, el tercero es una X y complementario el 5. ¿Está seguro de que quiere votar que sí? ¿De verdad? ¿No quieres cambiar? ¡Que noooooo! ¡Que estoy seguro! ¿Dónde estaba el botón de enter? Bueno, pues ya está.

Probablemente sepas de lo que estoy hablando. O quizá no. Yo de todas maneras, te lo explico. La semana pasada se votaban movidas en España. No voy a perder tu tiempo en explicar todas las movidas de España porque da para varios libros, “encicopledias”, “poscasts” y cualquier soporte que se te ocurra para contar cosas. El caso es que un señor que tenía que votar no, voto sí. Otros que tenían que votar sí, votaron que no, pero por otros motivos. El caso es que se ha liado. 

Hay muchas teorías sobre lo que ha pasado. Se barajan (Madrid- Adolfo Suárez) muchas posibilidades. Error informático, humano, pucherazo, que el señor Casero (el que voto desde casa) no es muy espabilado… Yo no me voy a meter en más jardines porque seguro que me equivoco y ya hay señores a los que pagan para explicarte lo que ha pasado… Y es posible que también se equivoquen.

No es el primer señor que se equivoca dándole a un botón, ni será el último. También estaremos de acuerdo que es más difícil equivocarse cuando tienes nada más que  tres botones que cuando hay varias probabilidades. No me gustaría ver a este señor pilotando un avión, o conduciendo un Fórmula 1.

Yo os quería hablar de las veces que nos equivocamos. Todos, en general. No vamos a personalizar y señalar a nadie, que está muy feo (lo digo después de que llevo tres párrafos dando caña al señor Casero). Vamos con algunos ejemplos. Ya te advierto que no se libra nadie.

Nombre y apellidos

Sencillo ¿no. Dónde pone nombre, pones el nombre y donde pone apellidos…. Dime que no he sido el único que en un formulario ha rellenado el hueco del nombre con los apellidos y al revés. El nombre del padre, del hijo, o la fecha de nacimiento del espíritu santo.  O pones la dirección completa y ves que aún tienes otras dos casillas para poner el portal, escalera, código postal y el nombre de tu mascota.

¿Bajas o subes?

En un ascensor no hay muchas más opciones. Estás abajo, subes. Estás arriba, bajas. Las flechas están bien claritas. Una vez dentro ya hay más opciones, pero los números son los que son. Quieres ir a la planta 5, pues aprietas el botón con el número 5. Pues también nos equivocamos.

Empujar, tirar

No sólo tiro cuando hay que empujar. Da igual lo grande que lo ponga. Y además lo hago dos veces. ¿Quién va a tener razón? ¿Una puerta o yo?. Si yo creo que hay que tirar, pues tiro. Y a veces hasta lo ponen en idiomas para que nos confundamos más. Push, pull… Y hay quién se toma las órdenes literalmente. Si pone tirar, será que hay que tirar.

Izquierda y derecha

A veces los políticos tienen dificultad en distinguir la izquierda y la derecha. ¿Tampoco es tan complicado no? Derecha con la que escribes, y no eres zurdo. ¿E Izquierda? Pues el otro lado… Pues yo siempre me equivoco. Es lo que tiene no ser zurdo, pero escribir con la izquierda. Mas confuso que ver Matrix en alemán. (Palabrita del niño Jesús que acabo de ver la última película en el cine en Suiza). También tengo que decir que las primeras las vi en español y sigo confundido.

Adjuntar o no adjuntar…

Hamlet tenía el dilema de ser o no ser. O de ser y estar, que también hay mucha confusión con ese tema. ¿Estamos o no? Pues con adjuntar también pasa. Que te preparas un correo, con todas sus palabras, sus puntos, sus comas, incluso puntos y comas diciendo que vas a adjuntar un fichero y no lo adjuntas. Me imagino siempre a ese pobre fichero pensando ¿Por qué nadie me adjunta?

Máquinas del demonio

¿Esa ranura es para meter el ticket, el dinero, una moneda, la tarjeta de crédito o un fichero adjunto? Y eso que las máquinas de ahora te lo explican todo. Y te dan muchas opciones. Puede usted pagar en efectivo, con tarjeta de débito, crédito, del Corte Inglés, en euros, dólares, rupias, o morenas. (Sorry!) Pero pagar, hay que pagar.

El cajero

Persona que fabrica cajas. Persona encargada de la caja. Músico que toca la caja. Máquina que, accionada por el cliente, realiza algunas funciones del cajero. Todo es muy confuso cuando hablamos de los cajeros. Lo más probable es que tú sólo quieras sacar dinero. Y va la máquina y no te lo da. Y tú se lo pides por favor y de buenas maneras. Con toda la educación. Pues nada.

Los tres ceros.

Seguramente os acordéis de algunos cajeros que tenían un botón con tres ceros. No era para llamar a Bond, James Bond 007, ni a otros agentes al servicio de su Majestad. Había la opción de marca un 5 y los tres ceros. Y sacabas 5000 pesetas. Al cambio, 30 euros. Pero “sin en cambio”, ya no puedes sacar 5000 euros en un cajero. Mira que lo he intentado y nada… ¡Qué injusticia más injusta!

¿Le he dado al on?

¿O al off? Mira que sólo hay dos opciones y a veces se nos resisten. Te puedes tirar un buen rato a que se encienda el ordenador y es probable que no le hayas dado al on. Habrá alguien que te diga ¿Pero está enchufado? Y tú, le mires con esa cara de “¡Pues claro que le he dado! ¿Te crees que soy imbécil?” Y, no, no eres imbécil, pero no has dado al botón.

Lo que yo os decía. Hemos sido muy injustos con este señor. Habiendo dos opciones nos equivocamos. Pues él tenía tres. Si, no, “nisíninó”… Pues votó que no. O sí. O se “abstenió”… Hablando de cosas complicadas. Lo de conjugar el ver abstener, es jodido. ¿No? Mejor lo dejo, porque esto es muy estresante.

Voy a comprobar otra vez, no vaya a ser que no le haya dado a publicar para que podáis leer el post.... No sería la primera vez. 


 

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