Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Tiene usted un colon estupendo

Es probable que cuando conozcas a alguien, no sea la primera frase que se te venga a la cabeza. - Hola, soy Jose Alfredo.  - Encantado de conocerle señor Jose Alfredo. Quería decirle que tiene usted un colon estupendo. Así como otros tienen el colon irritable, el suyo es de los mejores colones que conozco. ¡Enhorabuena!

Muchas veces nos fijamos en los ojos, en los dos, en el pelo, o la ausencia, una buena figura, la forma de vestir o de expresarse. Pero ¿Por qué nadie se fija en el colon de la gente? Hoy quiero reivindicar la importancia del colon. ¡Viva el colon!

Estamos de acuerdo que hemos sido muy injustos con el colon. Se han hecho poesías a los ojos, a los dientes, al cabello…. Cienes y cienes de canciones sobre el cuerpo femenino y masculino, el pecho, las piernas, hasta el culo (no es una expresión. Me refiero que también se han hecho canciones y odas al culo). La espalda es otra gran olvidada, pero hoy estamos con el colon.

El colon ¿Por qué?

Como os iba diciendo, nadie se fija en el interior. Por muy bonito y sano que tengas tu intestino grueso o el delgado no te lo valoran. “Hoy tenemos a un gran escritor”, o “con nosotros el excepcional cantante”… Pero no vas a un programa de televisión para que elogien tu colon. Y diréis, que claro es que no se ve. Tampoco se ve el corazón y te dicen que lo tienes bueno o malo. Ni el estómago. ¡Menudo estómago! ¡Qué pulmones tiene este deportista! ¡Qué huevos!  Tampoco están a la vista y la gente habla de ellos.

¿Qué es el colon?

Es la última porción del aparato digestivo. Hasta para eso ha tenido mala suerte. La última porción. No la buena, no. ¡La última! Nada de pasteles, ni croquetas, ni tarta de chocolate. Ni siquiera brocolises (¿O brocolíes). Nada de eso. Al colon ya le llega todo masticado, triturado y sin sabor ni nada. El pobre colon almacena residuos, extrae agua, absorbe vitaminas. Le llega lo que no quiere nadie. Con deciros que por el colon van las heces. ¿Se puede tener un trabajo más chungo?

¡Protejamos el colon!

Hay un día para todo. El del libro, del padre, de la madre, del hijo, de las frutas con hueso, sin hueso, del hueso sin fruta, de los pantalones de campana (que son probablemente más feos que un colon). Hasta Colón también tiene un día. ¡Un señor con muy mala orientación y que se perdió en el mar!

Colón os copia

¿Sabías que colonizar no viene de Colón? ¿O que la colitis no tiene nada que ver con la cola? Hasta hace muy poco yo tampoco lo sabía. Había oído hablar de la colonoscopia, pero no quería saber demasiado, hasta que llegó el momento.

Llegas a una cierta edad que…

¿Todo ese rollo para decir que eres un señor mayor que se ha hecho una colonoscopia? Pues sí. E incluso es peor. No me la he hecho yo. Me la han hecho a mí. Que si hubiera sido solito tendría mucho más mérito. Un autorretrato pero por dentro. No quiero pensar cómo habría sido esa foto si me la hubiera hecho solo…. Peor, con un palo de esos largos de selfie…¡Que no quiero pensarlo!

Ya que estoy os lo cuento

El caso es que hace poco he sido colonizado. O colonoscopizado. Suena mucho peor de lo que es, pero realmente no me he enterado de nada. Vas, te duermen, y te examinan. Pero no tienes que contestar a ninguna pregunta. Ni siquiera tipo test.

¡A ver, a ver!

Pues eso, que es superfácil. La colonoscopia es un examen para hacerte un documental sobre tu colon. Es como una road movie, la cámara en movimiento durante toda la película. Un viaje a lo largo y ancho del colon. Eso sí, la cámara entra por el,… por… Sí, por ahí.

¿Y ya?

Quizá la peor parte es el antes. Un par de días antes, tienes que cuidar la alimentación. Dieta baja en fibra, evita frutas y verduras, frutos secos, cereales… El día antes sopita y un preparado que ya está, como su misma palabra lo dice, preparado, que te limpia, fija y da esplendor al colon. Te lo deja para entrar a vivir. Limpito.

Unas horas antes

Por la mañana tempranito (a esas horas nunca pasa nada bueno) hay que tomar otro sobrecito para seguir limpiando el colon. Como una patena lo tenía (lo que quiera que signifique patena). Y otra vez a pasar un ratito en el baño. Poco tiempo, pero muchas veces. Ooootra vez. Cuando crees que ya has acabado, todavía puedes seguir limpiándolo. Te terminas acostumbrando a estar sentadito en el trono.

Operación O.P.

La poli siempre pone un nombre a las operaciones que va a llevar a cabo. No se me ocurría un nombre mejor que llamar a la operación OP que es como se dice en alemán. También podría haber puesto Dickdarmspiegelung o Koloscopie. El caso es que la operación tenía lugar a las 10 de la mañana. En ayunas, y con los intestinos, el gordo y el fino, limpitos. Y gayumbos también. Creo. Ready?

No hace falta que sonrías

Tampoco hacía falta que llevara los gayumbos limpios. Me los iba a tener que quitar de todas maneras. Es lo que tiene que te metan una cámara por la puerta pequeña del Imaginarium. El señor doctor te explica lo que te van a hacer, en perfecto alemán, y ya me quedo más tranquilo. Todo te lo hacen a traición. Cuando estás dormido. Y te ponen droja para dormirte. Ni siquiera me da tiempo a contar hasta 10. Ni hasta uno ni nada. Te duermes, te despiertas y ya.

¿Yatá?

Ha pasado media hora y sólo se que sigo sin gayumbos. Me dicen que ya me puedo levantar y vestir. Ni una ducha ni nada. Ni siquiera un café para empezar el día con alegría, o un beso de buenos días. Y yo, que soy muy obediente, me visto. Me visto, pero no me acuerdo de casi nada. Tiene que venir el médico a decirme que todo ha ido bien y que no tengo que volver hasta dentro de cinco años.

¿Dónde andaré en cinco años?

Es posible que haya hecho un resumen demasiado resumido a la explicación del médico. Me contó lo que me habían hecho y me enseñó un dibujito ya coloreado y todo con lo que tenemos por dentro. Lo de las 5 J no tiene nada que ver con jamón ibérico. Es 5 Jahre (lo que vienen siendo 5 años). También me explicó que tenía dos pequeños pólipos (suena a que tienes un par de calamares dentro) que no tenían importancia y me los habían quitado. También me dijo que le enviaba la info a mi médico. De la factura no habló, pero llegar, me llegará.

¿Pagar?

Sí amiguitos. Es otra costumbre en Suiza. Hay que pagar por todo. Vas al médico, pagas. Análisis, pagas. Colonoscopia, factura. Además de pagar religiosamente (eso sí, puedes elegir la religión) el seguro. También puedes elegir el seguro. Que va entre caro, más caro y carísimo. La media es unos 300 euros. ¡Al mes! 

Conclusión, no te pongas malo. Ni del colon, ni de nada. Ni aquí, ni en la China Popular. O en la que no es tan popular.  Así que, a cuidarse, vitaminarse y mineralizarse. Y ponte la rebeca, que va refrescando. 



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