Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Subir “parriba”

Seguro que no soy el único al que se le ocurren ideas brillantes. Lo que pasa es que a veces por h por b, por cualquier otra letra del alfabeto (aquí se podría utilizar también el “cilíndrico”, que es el que usan los rusos), pues no se llevan a cabo.

Ya, ya sé que el alfabeto médico no es como el cirílico. ¿Te imaginas cómo escribe un médico ruso? La profesión más complicada del mundo tiene que ser la de farmacéutico en Moscú. O en Vladivostok, que hace más frío y seguro que los médicos escriben con guantes. Si ya está complicado entender a un médico de Valladolid, que es donde dicen que se habla más clarito, imagínate a un señor Vladivostokeño, o, Vladivostokés…. Le llamaremos Vladimir que es un nombre muy ruso y mucho ruso.

Como os iba diciendo, se me ha ocurrido una idea ideal, de las mejores ideas ideadas. Yo os la cuento y luego me decís. Total, es gratis y os la regalo para que la podáis usar si quisierais o quisiereis. 

La pasada semana no ha habido post porque me ha servido para dar forma a la idea, estudiarla más a fondo y poder presentárosla como vosotros merecéis. Vale, y porque he estado de vacaciones. Pero tampoco es necesario que tengáis todos los detalles.

Allá va la idea. Poner ascensores, o escaleras mecánicas, trenes, teleféricos, o cualquier otro artefacto, o artilugio para subir para arriba. Bajar para abajo se seguirá haciendo por el método tradicional. Bajando cuestas. Vosotros diréis, que eso ya está inventado. Que vaya mierda de idea. Y probablemente tengáis razón. Peeeeeeeero.

Los suizos, que son muy espabilaos y gente de bien (no tienes más que ver que aquí viene mucha gente a que les guarden el dinero), además de queso, chocolate y relojes, tienen montañas. Con sus cuestas arriba. Y sus cuestas abajo, pero fundamentalmente son las que van para arriba las que me han dado la idea.

De las cosas que más les gusta a los suizos es ir para arriba y una vez allí, mirar para abajo. También es cierto, que las vistas son muy bonitas. Y cuanto más arriba, más vistas.

Para que veáis que es cierto lo de la investigación, y lo de las vacaciones, esta foto la tomé desde lo alto de una montaña. Por supuesto, una montaña suiza con sus lagos suizos y su cruz… Que podía ser la cruz roja, que también es Suiza, pero esta la han dejado sin pintar.

Volviendo al tema de investigación y a la idea ideal. Para subir arriba, primero tomamos una especie de teleférico y luego un telesilla. ¿O es una telesilla? Yo haría un telesofá o un “telecheslón” que vas mucho más cómodo. No paro de dar ideas.

También subimos a otras montañas en coche, en tren, en funicular (siempre me ha gustado esta palabra aunque haya gente que diga que está feo lo del funicular fuera del matrimonio. A mí me gusta saltarme las normas y lo utilizo sin estar casado). El caso es que los suizos tienen muchos medios de locomoción para subir para arriba.

Muchos habréis visto a la gente subiendo la cordillera del Himalaya, el Aconcagua, o el K2 (poca imaginación para darle nombre a un pico… o a un producto de limpieza). Que les ves pasar penalidades para llegar hasta arriba, muertos de frío, haciendo noche en sitios sin baño, ni ducha, ni nada… Y todo para hacerse un selfie. ¿Por qué no ponemos un telesilla? ¿O un tren para llegar hasta lo alto? ¿O un funiculí, funicular?

Claro que no es lo mismo una montaña de 2000 metros que un 8000. Por supuesto. Se ponen más vías. O un ascensor. Con más botones por si quieres bajarte a los mil metros, o a los dos mil. Tienes pero vista peor, pero te bajas donde quieras.

Podréis decir que hay algunos detalles como la falta de oxígeno. Está todo pensado. Pondremos dispensadores de oxígeno. Y de gel hidroalcohólico. Y mascarillas. Y vacunas. Y si quieres tomar algo, también está pensado. ¿Quieres un bocadillo de calamares? ¿Relaxing café con leche? Lo tienes. ¿Ensaladilla rusa? También. De Moscú, o de Vladivostok, que está más fresquita.

¿Y el precio? Todo gratis. Subir hasta lo alto no tendrá ningún coste. Eso sí, prepárate para pagar el bocata de calamares y la ensaladilla rusa. Y alguno os estaréis preguntando. ¿Y si quiero seguir subiendo como siempre? Eres libre. Aquí no se coarta la libertad de nadie. Tira para arriba pasando frío y calamidades.

Como sé que os vais a arrepentir de ir cuesta arriba, con lo malas que son las cuestas, igual ponemos unas escaleras mecánicas. Por supuesto, también escaleras sin mecanizar, las de toda la vida, que no queremos discriminar a nadie. Por cierto, que no se me ha pasado lo del precio de la electricidad. Viajaremos en hora valle (algo paradójico para subir una montaña, pero nadie es perfecto), fines de semana y por la noche, para ahorrar en la factura. ¿O pensabais que no lo tenía todo pensado?

A ver qué piensan los señores “nepalises” de la idea, aunque tengo la sensación que por h o por b, esto no va a salir bien. A veces se nos confunde a los genios y a los locos. En otras ocasiones no hay lugar a la confusión. ¿Seguís ahí?



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