Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Perrera en la Onda

Hace unos días escuchaba en la radio las experiencias de algunas personas con sus perros durante la cuarentena. Y yo pensé, ¿Por qué no hablan con los perros directamente para que nos cuenten cómo lo están viviendo ellos?
No me vengáis ahora con lo de que un perro no habla, que son muy buenos, pero no son muy espabilaos. Que cómo vas a poner a un chucho al teléfono. Ya está bien de discriminar a los perros y démosle una oportunidad para que nos cuenten cómo se sienten estos días.
Y así lo he hecho. Me perdonaréis si no pongo los audios (no voy a hacer la broma que se les comió la lengua el gato, o que el perro se comió los deberes). Es únicamente que así os ahorro el trabajo de tener que traducir. He hablado con algunos perros extranjeros y con algunos, aunque hablaban perfectamente en castellano, la conexión de Internet no era muy buena. Aquí tenéis algunas de las entrevistas.
- Buenos días, ¿Cuál es su nombre?
- Por favor, tutéame. Me llamo Sultán y vivo en Madrid.

- Gracias por llamar, Sultán. ¿De qué parte de Madrid llamas? ¿Cómo estás viviendo todo esto?
- Vivo en el barrio de Salamanca con otros 8 humanos. Los padres y 5 hijos de entre 18 y 10 años y la chica del servicio. No es que viva en el cuarto de baño, tiene su propia habitación, pero ellos la llaman, la chica del servicio. ¡Que me dejes en paz! ¡Guárdate la correa! ¡Que estoy hasta los cojones de salir!

- ¿Perdón?
¡Lo siento! Hablaba con Pitu, el pequeño. Son las 8 de la mañana y ya me ha sacado Fefa y Chuchi y ahora también Pitu. Como podrá ver, el que tiene el nombre más normal de todos, soy yo. Todo el día para arriba y para abajo. Que si quiero mear, que ahora cague. Hasta los huevos me tienen. Me sacan dos veces cada uno. Ahora se pegan por bajar la basura también. Las ganas que tengo de que se vayan todos a trabajar o al colegio. Echo de menos cuando salía por las mañanas y un ratito por la noche con la chica del servicio. Ella me dejaba acercarme a otros perros, aunque no fueran de raza. Y en cuanto a los colores, pues lo mismo. Si al final somos todos perros. ¡Que no salgo!
 Muchas gracias por tu testimonio Sultán. ¿Con quién tenemos el gusto de hablar?
- Prefiero guardar el anonimato. Mi dueña puede estar escuchando el programa. Digamos que soy Acuario 2014.

- Perfecto Acuario 2014. Cuéntanos tu experiencia
- Yo soy una perra de tamaño mediano. Aunque el tamaño no importa… ¿Sabes esos perros que caben en un bolso? Pues yo quepo en un bolso pequeño, y tan a gusto. Y ahora, me hacen andar. ¡Andar! Cada dos horas, mi dueña, que antes no hacía más que darme besitos ¡Puag! y llevarme en el bolso a desayunar al Corte Inglés… uy, lo siento, que no quería hacer publicidad

- No se preocupe, siga, por favor.
- Pues eso, fíjate que me obligan a andar. Menos mal que mi dueña no es de zancada larga y va despacito, pero que tengo que caminar. Y a veces, me cruzo con otros perros… Que igual tienen enfermedades o algo. Horrible, esto es horrible. No se lo deseo a nadie. No te digo más, que uno me quería oler el culo. ¿Que somos? ¿Animales?
- Muchas gracias por su tiempo, Acuario 2014. Ahora hablamos con ¿Alemania?
- Ja, ich bin Otto

- Hola Otto. ¿Habla español?
- Un poquito. Dos cervezas, por favor, Ibiza es bien und gracias…. Es broma, hablo español perfectamente. Mis dueños pasan casi todo el año en Mallorca.

- Pero ahora estás en Alemania. ¿verdad?
Así es. Mis dueños, que son unos acojonaos, pensaron que estaríamos mejor en Hamburgo. ¡En Hamburgo! En Hamburgo sólo se ve el sol en las películas de los sábados por la tarde. Ya sabes, esas en las que salen alemanes con sus movidas. A lo que iba. Que aquí se puede salir, dicen. Que estaremos más seguros. ¿Para qué quiero salir si hace un frío que pela? Yo ya estaba afuera en el jardín y tenía mi sitio para hacer mis cosas de San Bernardo.
- Pensaba que era usted un pastor alemán
Los malditos estereotipos. Claro, como llamo desde Alemania, tengo que ser un pastor alemán. Y si llamara de Inglaterra, ¿Sería un Pastor Anglicano? Y seguro que piensa que llevo un barril colgado al cuello.

- En la foto que nos ha enviado aparece con un barril
-Pero eso fue para la foto. En casa no suelo llevarlo. Aunque algún chupito de coñac sí que me tomo a veces para aguantar el frío. Bueno, le tengo que dejar que me sacan a pasear de nuevo. A ver si podemos volver a Mallorca pronto y puedo ver a mi churri.

- ¿Tiene novia en España?
Una chica mexicana. De Chihuahua. Mis dueños dicen que esa relación no tiene futuro, pero ¿Qué sabrán ellos? Nos queremos y eso es lo que importa. . Aquí estamos los dos juntos.
- Pero…
Otra vez con los estereotipos. Ahora es cuando estará pensando que cómo… ya sabe, que si…

-No quiero ser maleducado. Es su vida privada, pero sí, estaba pensando en…
- No se preocupe. Lo entiendo. Yo respeto mucho a Adelita. Aún no está preparada para dar ese paso y me dice que tenga paciencia. Y yo soy un caballero… Además, que no me imagino si Adelita si fuera con otro.

- Muchas gracias Otto. Esperamos verle pronto en Mallorca con Adelita. ¿Hola?
- Sí. Me llamo Marina.

- Hola Marina. ¿Qué tal?
- Pues yo estoy encantada. Soy una galga y a los de campo no nos ha cambiado mucho la vida.

- No puedo evitar preguntárselo. Seguro que no soy el primero en pensar que poner Marina a una galga tiene su gracia. La galga Marina.
Las gracias de los pueblos. Uno de mis hermanos se llama Para recordar. Ya sabe, como la película de ese que ha pillado el coronavirus. Galgo para recordar. Mi dueño puso Carrillo a uno de sus hijos que nació sietemesino. Decía que si le pasaba algo, no le daría tanta pena. También hay un gato que no ve muy bien y le llamamos ce. Cegato.
- Decía que a usted no le ha cambiado nada el Coronavirus
En el pueblo salimos y entramos con total tranquilidad. Somos 4 habitantes en Villarriba de Abajo y entre ellos se llevan a matar por tema de lindes y movidas de humanos. A nosotros nos dejan la puerta abierta y salimos y entramos cuando queremos.

- Perdón. Nos entra una llamada urgente. ¿Quién nos llama?
- Mi nombre no tiene importancia. Soy un gato casero y quiero exponer un caso que está sucediendo y del que nadie habla. Siempre tenemos que pagar el pato. Que si somos independientes, que no somos cariñosos, que el pelo de gato provoca alergia. Y ahora, además nos están cambiando por perros para poder salir a la calle. ¡Por putos perros!

- Un poco de respeto, por favor.
Respeto. ¿Quién nos respeta a nosotros? Que llevamos en casa toda la vida y como no queremos que nos pongan correa ni decimos a todo que sí, nos cambian por perros.

- Estará usted conmigo que son algo más cariñosos que ustedes, los gatos.
¿Usted también tomando partido? Esta es la objetividad de los medios de comunicación. ¿Pero esto qué es? La gente también tiene hámsteres, que tampoco es que sean los osos amorosos. Y no hacen más que comer y dar vueltas a una rueda. ¡Hasta serpientes! ¿Qué cariño te da una serpiente? Si al menos fuera a por el periódico o te hicieran el desayuno. Y nosotros no somos cariñosos. Lo que somos es exigentes. No como los perros que quieren a todo el mundo. Mírame, soy un perro, muevo la cola y me tienes que sacar a mear y a cagar. A nosotros no hace falta que nos digan cuándo ir al baño. Sabemos cómo comportarnos.

- Visto así…
Nadie piensa en nosotros. Y además ahora con toda la gente en casa, que no nos dejan ni movernos, ni tener intimidad. Nos quitan el sofá y se ponen a hacer ejercicio. ¡Ejercicio! Que llevan toda la vida sin moverse y ahora que se quedan en casa, que si ahora yoga, luego abdominales y a sudar…
- Se nos está acabando el tiempo.
- ¿Ve? Otra vez coartando nuestra libertad. Un programa para que hablen los perros y nosotros nada. Les importamos un pepino.
- Le prometo que en próximos programas, hablaremos con usted y contaremos con su testimonio, pero tenemos que acabar aquí
- Es igual. Ya estamos acostumbrados a que nos ignoren. ¿Sabe qué? Que nosotros también les ignoramos, desde hace mucho más tiempo.
Ya veis que es imposible contentar a todos. Cuidaros mucho, y nos leemos la semana que viene.


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