Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Esto solo pasa en las películas

Hay cosas que únicamente pasan en las películas. Y no hablo de que salgan animales hablando o dinosaurios, en la tele también sale cada uno hablando, y otros que pensábamos que ya estaban extinguidos… Tampoco me refiero a los superhéroes. Son cosas más o menos normales.
No digo que pase en todas las películas, pero cada vez que alguien revienta la boca de incendios, empiezan a aparecer niños pegando brincos, riendo y terminan calados de agua. Lo que no sale es cuando llegan sus padres o cuando los tiernos infantes van a casa… “Verás mamá. Es que ha habido una persecución de varios coches y uno ha destrozado la boca de incendios, y una cosa lleva a la otra…” Si la madre es española, lo primero que se lleva es un bofetón. “En España no hay bocas de incendios que suelten agua”. Si es una madre de película, le dirá sonriendo, mientras le acaricia la cabeza. “Timmy, Timmy… Sube a cambiarte antes de que llegue tu padre. Ya sabes que a papá no le gusta que te mojes la ropa con el agua de la boca de incendios de la calle 34 con la 56”.
El puesto de fruta
Tener un puesto de fruta en una película de acción no es un buen negocio. Cada poco pasa el protagonista perseguido por los malos malísimos. Y no falla. Ahí tienes al frutero colocando la última naranja en el estante… o melones…  peras no, que tienen muy mal rodar. ¿A quién no le gustaría tirar toda la fruta? Que ves al frutero enfadado y probablemente jurando en arameo, o la lengua que hable el hombre, pero hacer, hacer, aparte de amenazar desde la distancia, tampoco es que te hagan nada. Por cierto, que el de cristalero, tampoco es uno de los mejores trabajos en las pelis de acción. Menos mal que luego vienen los de carglass, que cambian y reparan. En Irlanda, primero reparan y luego cambian… Esta gente siempre haciendo las cosas a su manera.
Ir a doscientos por hora en un parking
Y a ser posible con uno de esos coches de película. Que son más largos que Pau Gasol y sus hermanos tumbados. Nosotros con todo el cuidado para no rozar una columna, que tienen muy mala uva las columnas españolas y allí van a toda leche y muchas veces ni siquiera tienen que sacar el ticket para salir.
Siga a ese coche
Montarte en un taxi a toda prisa y decirle al taxista que siga a ese coche. “A ese no, al otro, al azul oscuro. ¿O es negro?”. El caso es que en las películas no tienen que dar demasiadas indicaciones. Los taxistas ya están entrenados y saben a qué coche deben seguir. Debería entrar en el examen de taxista. Y es que ya no hay profesores como dios manda.
El precio justo
¿Os habéis dado cuenta de que en las pelis casi nunca pagan nada? Ni la cena, o un café. Y pocas veces utilizan la tarjeta. Ser taxista en las películas tampoco es que sea muy buen negocio que digamos. Eso sí, casi siempre le pagan con el billete exacto. Que da igual que la carrera haya sido desde Boston a California, que hay una tirada, o de la calle 13 a la 16 de Nueva York. Le dan un billete y siempre le dicen que se queden con el cambio. Pobres taxistas, les entra cada cliente.
¿Cuántos policías hay en Estados Unidos?
Teniendo en cuenta todos los que salen en las series y películas, a mí me salen unos doscientos millones. Cada uno con su compañero que tiene problemas de alcoholismo, y su mujer le ha abandonado y se infla a “cafeses y donus”. Los hay de todos los tamaños y colores… y luego están los de la CIA, el FBI, NASA, FIFA y UEFA.
Camareros con más memoria que un teléfono de los nuevos
¿Qué me decís de esos camareros de las películas que recuerdan lo que toma cada cliente? Llega Sam, de narcóticos y sabe que le gusta el whisky doble sin hielo, y un poco de agua fría. No hace falta que Margaret, la abogada del bufete Wilkinson-Gillete-Johnson and Johnson Associates, le recuerde cómo quiere el Bloody Mary. O la cantidad de vodka exacta que le gusta a Sergei, el líder de la mafia rusa. Y qué decir del vino que toma Asunción, que no es blanco ni tinto ni tiene color. Y si no tiene nada que hacer se pone a secar vasos con el trapo, como todo buen camarero.
Tócamela otra vez
Aparece un piano y sabes que uno de los personajes sabe tocarlo. Pero no tocar con dos deditos y equivocándose al intentar el Para Elisa. No, toca como un pianista de jazz. Si es con la guitarra, no es que sepan dos acordes y te toquen lo de yo tengo un amigo que te ama. Mejor que el guitarrista de Camarón… Y ya si son bailes, ni te cuento. En cuanto suena la canción todos los actores, hasta el secundario o el terciario, que no se conocen entre ellos ni nada, se saben la coreografía, bailan al “unicornio” que quiere decir que bailan a la vez. Bueno, no siempre…

 
Jefes que dan días de descanso
Solo en el mundo de las películas los jefes te dan días de descanso sin pedirlo. “John, has trabajado muy duro estos días. Te necesito en plena forma. Tómate unos días de descanso”. También es verdad que esa misma noche el jefe te necesita y tienes que volver a resolver el caso porque de los 200 millones de policías, el único que puede salvar al mundo es John. Nada que no se pueda arreglar con una buena taza de café.
Fiesta, en mi casa, estáis todos invitados
Notas que te haces mayor porque cuando ves esas fiestas en las películas piensas. ¿Quién coño va a limpiar todo eso después? Que en esa casa han entrado 500 adolescentes borrachos, un tigre, dos policías y tres strippers. Y todos más borrachos que una despedida de solteros ingleses. Es cierto que sólo hay una fiesta por película… Eso no lo arregla ni Don Limpio y Mr. Proper trabajando juntos. Ni siquiera Pronto ni Johnson.
¡Rápido! ¡Pon el canal X54TVF!
Digo el X54TVF como podría decir el CR7 Pongas el canal que pongas estarán hablando de algo relacionado con la película. Esto en la vida real no pasa. Pongamos que hay un atraco en una calle de Albacete. Pues pones la tele y están los del chiringuito discutiendo si ha sido penalti, a Ferreras hablando sobre los pactos electorales, Ana Rosa entrevistando a un político, un documental de babuinos (¿o son beduinos?) en el desierto y un capítulo repetido de Aquí no hay quien viva. Pero ni palabra del atraco en Albacete a punta de pistola… que nunca entendí lo de la punta de la pistola. Si fuera con navaja ahí sí que hay punta… y además es muy de Albacete.
Los conductos del aire acondicionado
¿Quién no se ha escapado alguna vez por estos conductos? Nadie, nadie se ha escapado por ahí. Nunca. Eso únicamente sucede en las películas. Y en las americanas. Y además están conectados con otros edificios. Hasta con otras calles. O ciudades. Que estás atrapado en Kansas City y a través de los conductos puedes llegar a Houston… y se acabó el problema.
Las gafas de camuflaje
Otra cosa muy curiosa son las gafas de camuflaje. Son gafas normales, de pasta y con cristales corrientes, ni superpoderes ni nada. Eso sí, te las pones y la gente ya no sabe quién eres. Mira Clark Kent y Superman. ¿Quién iba a pensar que eran la misma persona? Luego también está esa chica que no es popular en el instituto, pero en cuanto se suelta el pelo y se quita las gafas se convierte en el sueño de todos los chavales del instituto. Que no es que se haya operado ni nada. Se ha quitado las gafas y ya no lleva coleta. Únicamente con la magia de su melena. Pero hay gente que no es fácil de engañar.
Tampoco me olvido de que en cualquier casa de las películas tienen un hacha, una sierra eléctrica y 20 metros de cuerda. Lo normal… Y un coche con un maletero grande por si hay que transportar algún cadáver. Siempre listos para lo que pueda pasar. Por si acaso, me voy a ir preparando para que no me pillen desprevenido. O mejor lo dejo y me pongo una película.


Comentarios

  1. ¡Y siempre aparcan justo frente al edificio al que van! ¿Cómo lo hacen? ¿Han pagado por adelantado al conserje del edificio para que no aparque nadie hasta que ellos lleguen? ¡Porque chiripa no puede ser...!
    Cosas...
    Besos...
    ibb

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  2. Abren las puertas sin llave,como en Frend.Nunca se terminan la comida ni la bebida, no meten el coche el el garage.Siemore hablan de los coches americanos, pero los que tiene pasta llevan Mercedes, Audi, por supueslo mejor en coches alemanes.

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  3. Abren las puertas sin llave,como en Frend.Nunca se terminan la comida ni la bebida, no meten el coche el el garage.Siemore hablan de los coches americanos, pero los que tiene pasta llevan Mercedes, Audi, por supueslo mejor en coches alemanes.

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