Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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10 cosas que todos hacéis cuando nadie os ve
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No os voy a cantar lo de Alejandro Sanz. Básicamente porque este chico hace cosas muy raras cuando está solo. “Cuando nadie me ve, puedo ser o no ser” como el gato de Shrong, Shoridn, ¡Coño! El puto gato que no sabemos si está o no está… “No me limita la piel”, ahí ya me ha perdido del todo. Igual vosotros le entendéis mejor que yo, porque aparte de dar volteretas, no pillo nada de lo que dice. Por si no sabéis de qué os estoy hablando, aquí os dejo la canción del señor Sanz.
Yo os quería hablar de las cosas que hace la gente cuando está o cree que está sola. Y no, no va a ser un cacaculopedopis, o miramientos o tocamientos (propios de uno mismo, o de otros y sus “instrumientos”). Y digo la gente como si yo no las hiciera. Y así es. Yo no he hecho nada de lo que a continuación se expone (conscientemente). Son cosas que lee uno en Internet, y en los libros, y lo que cuentan en la tele… Y es que hay gente que hace cosas muy raras.
1.- Me guardaré los selfies para mí mismo
¡Por favor! Os lo suplicio y os lo imploro (cantimploro) Llevaba tiempo con ganas de usar esta palabra personal e intransferible. Ya hay suficientes fotos de gente que se hace fotos de sí mismos. Algunos se han llegado a hacerse un injerto de brazos para que las fotos salgan con más profundidad de campo. Otros ponen morritos y caras sexis (eso creen ellos). Incluso hay gente que se hace fotos sin ropa ni nada. Y luego, que si me han robado el móvil, que si me han “juanqueado” la cuenta, que subí la foto a la nube. En la parra, es donde estáis. Escribe 100 veces: No te harás fotos del pito. No te harás fotos del pito.
Lo del pito, lo ha cumplido. Lo mejor es el perro intentando escapar J
2.- Cantar bajito sí es cantar
¿Por qué cantamos en la ducha? ¿Y por qué nos da por cantar a voz en grito y como si nos hubiéramos comido a Montserrat Caballé o Pavarotti? Hacedlo bajito, que aunque estáis solos en la ducha, se oye todo. Otros además de alto, cantan canciones que en la vida real (como si la ducha fuera Avatar) el resto del mundo odia. Con ustedes: Las Spice Girls, o Enrique Iglesias o Yurena o Ambar o Tamara (yo también me cambiaría el nombre si fuera ella, y la cara, y de país…).
Si ves el vídeo te convalida cualquier pecado que cometas en 2 años.
3.- No bailaré en vano
Conozco a gente que le gusta bailar. Y no se drogan ni nada. Lo hacen sin que les obligue nadie. Y tampoco se emborrachan. Ya. Yo tampoco lo entiendo, pero así es. Y lo hacen en privado (bien por ellos y mejor para todos). Y no, no se conforman con mover los hombros y la cabeza al compás, no. Es que mueven todo el cuerpo. Y me parece muy bien. Mejor que meterse en drogaína o en política.
4.- Por qué imitas voces
¿Por qué piensas que cuando estás sólo te sale bien la imitación de Rajoy? (No es por vacilar, pero yo la clavo. Es cosa de no decir nada durante un tiempo y a los 3 meses decir algo sobre fútbol. “La sheleccion deshpaña me ha eshtropeado el viaje a Brashil”) No, tampoco se te da bien hablar como el rey, ni la reina, ni el rey que teníamos antes, ni Sofía, ni Butragueño, ni a Chiquito. Dejó de ser gracioso hace tiempo. Rajoy también (realmente creo que nunca tuvo ni puta gracia).
Estos también dejaron de ser graciosos hace tiempo. Aproximadamente 60 o 70 años.
5.- El jodío espejo o te amarás a ti sobre todas las cosas
Estar sólo frente a un espejo puede provocar todo tipo de reacciones. Pensar que con poner posturitas te desaparece la barriga y se te desarrollan los bíceps, tríceps, velociraptores y todo tipo de músculos. Bajar la bolsa de la basura no es suficiente para que tu tripa se convierta en un musculado abdomen.
6.- No jugaré con la cuchilla de afeitar
Me han contado, puede que no sea cierto, que hay hombres (no he querido seguir investigando en el tema del sexo) que al afeitarse se ponen a jugar. Y jugar con una cuchilla no es nada recomendable. O te afeitas o no te afeitas, pero no empieces con: ¿Y si me dejo bigote? ¿Qué tal así? Pues mal ¿no has visto la cara de futbolista jubilado se te pone? Sólo te faltan los pantalones “asustaos” y jugar en el Sabadell (con todo el respeto para Sabadell, su Banco y sus habitantes). ¿Y si me dejo perilla? Pues tampoco, parece que se te ha quedado pegada comida en la cara.
7.- No hagáis esto en casa
Pues da igual las veces que lo digan en la tele. Basta que te digan que no lo hagas y tú lo haces. ¿Quién no ha puesto el oído junto a los krispies (los de Kellogs, los otros no sirven) para ver si te hablan? ¿O probar a depilar un melocotón con una epilady? Yo no, pero hay gente que sí. O se compra el abdominaitor (o como se llame, sin decírselo a nadie, porque esto no se dice) y piensa que se le va a llenar el cuerpo de L-Casei inmunitas… (me parece que me he “liao” con el anuncio).
8.- Volver a la infancia
Dime que no has tenido la tentación de correr por la casa y golpearte la cadera para hacer el sonido del caballo galopando como si fueras Yongüein en el salvaje oeste. Y ver un balón de fútbol y correr a por él (y lesionarte). Coger ese coche de juguete y hacer que choque contra la pared. ¿nunca lo habéis hecho? Yo tampoco.
Obsérvese cómo la pone de rosca la señora.
9.- ¿Hablas y te ríes solo?
Por menos de eso condenaban a la gente en la hoguera. Siempre puedes encontrar una excusa. Pensaba en voz alta… Me lo ha mandado mi psicólogo. Es bueno para el colesterol. Previene la caries. Me ayuda a perder peso (quizá es la más creíble. Con la boca llena no se habla). Lo de reírte es más preocupante. Quiero decir que me preocupa la gente que no se ríe, ni sólo ni acompañado. Tristes que son unos tristes. A mí me han recetado reírme un par de veces cada 8 horas, y me han dado unas pastillitas que tienen dibujada una sonrisa (seguro que es droja o algo y no las he probado).
10.- ¿Qué hago yo viendo esto?
Ya digo que a mí no me pasa, pero se dan casos de gente que se tira todo el día viendo programas educativos (de los que te enseñan cómo no hay que comportarse y no hacer lo que hacen ellos) enganchadísimos y si les pillas te dicen: “Pues se ha debido cambiar la tele sola. Estaba viendo un documental muy interesante y de repente ha aparecido Jorge Javier”. Voy a tener que llamar a un técnico para que me arregle el aparato (receptor). Y yo creo que la tele no tiene remedio… ni los espectadores tampoco.
Seguro que negáis que hacéis éstas y otras cosas. Yo también lo haría. Nunca nadie tiró de un pelo (vosotros mismos decidís de quién y de qué parte del cuerpo) y finge que no duele. Nadie se prueba 20 cosas del armario y ninguna le convence. No conozco a nadie que beba del cartón de leche a morro. Nadie lo hace ¿verdad? ¿Alguna otra cosa que alguien no haga cuando nadie le ve?
¡Jejeje! Genial como siempre Javier :) ahora tienes que hacer la segunda parte con lo que hacemos cuando otros nos ven (frotar los dientes en 10 minutos de reloj, pelar gambas con cuchillo y tenedor...)
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
Oscar, Goya y otros señores que dan premios a los peliculeros El otro día estuve viendo (ya, ya sé que esta es la típica forma de empezar un monólogo, pero es que así fue) la gala de los Goya y me detuví (¿O se dice detenguí?) a pensar. No me pasa muchas veces. Lo de detenerme sí, me refiero a lo de pensar. Y pensé que todas estas galas, los Goya, Oscars y todos estos señores que se dedican a dar premios, son muy similares, por no decir parecidas (o como se diga). Sale una señora, o un señor, a presentar la gala. Y canta, y baila, y cuenta chistes, y sonríe, y habla con el público y se mete con las autoridades competentes y otra vez a sonreír. Y volver a presentar a gente que entrega los premios al mejor guion, a la mejor actriz, la mejor iluminación, y la música más original, a la música menos original y así hasta que eligen la mejor película. Todo ello votado por los señores de una Academia. Y cada vez es una academia distinta. Y son academias que no conoce nadie, ni siqui
¡Jejeje! Genial como siempre Javier :) ahora tienes que hacer la segunda parte con lo que hacemos cuando otros nos ven (frotar los dientes en 10 minutos de reloj, pelar gambas con cuchillo y tenedor...)
ResponderEliminarQué buena idea!! ;) Gracias Mireya!
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