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Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Experiencia religiosa

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Hace unos años  Enrique Iglesias  “cantaba” una bella tonada que rezaba (¿hay una expresión más viejuna que ésta?) así: Casi una experiencia religiosa Contigo cada instante en cada cosa Besar la boca tuya merece un aleluya Es una experiencia religiosa Es sólo una estrofa de la canción. No os voy a hacer pasar por el trago de escuchar al retoño de Julio Iglesias. Ya tenemos bastante con saber que el chaval había tenido una experiencia. El padre, Julio, también tiene algo de experiencia. Tampoco os voy a hablar de la rima, lo de besar la boca tuya merece un aleluya. Digamos que está a la altura de los mejores versos de Leonardo Dantés. Un baile nuevo, un baile nuevo, el baile del pañuelo. No, tampoco lo voy a poner. ¡Dantesco! Lo que sí que voy a hacer hoy es hablar de una experiencia religiosa y de Iglesias. Ni Julio, ni Enrique (ni el otro, Julio José, Jose Julio o Jorge Jesús, ¡Yo qué sé!… Seguro que tiene hijos con todos los nombres que se te puedan ocurrir).

Al final te tienes que reír

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Una de l as cosas por las que empecé el blog fue para pasar un buen rato y escribir sobre las cosas que me pasaban, otras que me inventaba, y algunas que se me ocurrían.  En el post de hoy, voy a hacer algo diferente. Lo que viene siendo salir de la zona de confort (como la imagen de abajo, que se ha salido de todas las zonas, pero el caso es estar "relajao".  El caso es hoy vamos con algunas cosas que no he escrito yo (ya me hubiera gustado) y que están publicadas en la página de Facebook del cigarrito . Si no la seguís, ya estáis tardando en darle un like.  Vamos allá. Al final hay que probar de todo. Aunque sea solo una vez o por poco tiempo.  No creo mucho en estas cosas, pero me parece que esto no puede acabar bien.  Las cosas siempre tienen remedio.  Los disléxicos también son persianas..  Bisbal estaría muy orgulloso de esto. ¿Para cambiar la marcha? Me las quitan de las manos.  ¿Por qué se empeñan en coartar la libertad de expresión?

Aves de paragüero

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¿O son pájaros de paragüero? ¿O mal agüero ¿Existe el buen agüero? (no vale decir el futbolista). Muchas preguntas para empezar. En cualquier caso, el título del post de hoy suena como si fuera una canción de Sabina, ese que canta, y que, en ocasiones, no cae bien (tenía que hacerlo). En el post de hoy vamos a seguir palabreando. Os voy a dejar algunas palabras que me suenan mejor mal dichas que benditas (o biendichas, nunca lo tuve muy claro). Por 25 pesetas, palabras que me gustan más cuando las dices mal. Glóbulos Donde estén unos buenos glóbulos de las orejas, que se quite todo lo demás. Glóbulos blancos, rojos, amarillos, de cualquier color, pero siempre a tope con ellos. ¿O se dice óvulos? Enredón Esas noches que hace fresquito y te metes en la cama con un libro y un enredón. Un enredón nórdico (no hace falta que sea fuerte y rubio como la cerveza). Tampoco es necesario que tengas sexo con él, que siempre estáis pensando en lo mismo. Yo creo que le