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Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

¡Vade Metro!

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¿O es vade retro? Nunca se me dio demasiado bien el latín, pero es algo así como ¡Qué te pires! ¡Échate pallá! Niños, si os sale algún texto en latín (igual con el cambio de ley de Educación tenéis que estudiar religión en esa lengua del infierno), no lo traduzcáis así, esto es una interpretación libre. Bueno, a lo que voy. No es que esté en contra del metro, ni mucho menos. Es uno de los mejores medios de transporte y el de Madrid no está nada mal (a pesar de los políticos). Limpio, rápido y cubre gran parte de Madrid y alrededores (Comunidad de Madrid, ya si eso, os paso la factura más adelante). Pero es que ha cambiado mucho desde que lo utilizaba a diario. En los últimos años he montado más en  metros de otras ciudades y hasta hace poco no había vuelto a ¿disfrutar? del de “Madrí”.  Llamadme antiguo (si tenéis cojones), pero se han perdido algunas cosas que le daba al metro el sabor especial que tenía (como Sevilla, pero en versión gustativa). Del olor, me quedo con el de ahor

De aquí, de Madrid

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Permitidme que hoy me mire al ombligo (en sentido figurado, que os lo creéis todo y además hay ombligos que molan mucho más que el mío… También los hay más feos, como esos que parecen garbanzos en remojo). Quiero decir que hoy voy a escribir sobre cómo hablamos los de aquí, de Madrid. ¿Os habéis dado cuenta que si a algún madrileño le preguntan de dónde es siempre dice: “de aquí de Madrí”? Da igual si estás en Madrid o en la China Popular (Carod dixit) que dirás lo mismo. Y el chino te mirará con los ojos como platos (de esos en los que se ponen las aceitunas y los boquerones en vinagre, pero platos), porque tú se lo dirás con perfecto acento madrileño. Y no sólo decimos que somos de Madrid, sino del barrio o el pueblo. De Madrí, Vallecas, Carabanchel, La Elipa, Móstoles, Fuenla o el Barrio de Salamanca (éstos no hace falta que lo digan, se les nota… bueno, en realidad se nos nota a todos).  A veces no hace falta que lo digamos. Los madrileños tenemos acento, aunque creamo

Horror en el Supermercado

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Con el título no me refiero a las cajeras y cajeros del Día (bastante tienen con lo suyo y su, de sobra conocidos por todos, buen humor y amabilidad), sino a la sensación que tuve el otro día al hacer la compra. ¡Me habían cambiado por completo la distribución de todos los productos en el Supermercado.  Yo que siempre hago el mismo recorrido (da igual lo que necesite) para que no se me olvide lo que debo comprar.  Ya nada era lo mismo. Mi vida no tenía sentido. Me sentía más perdido que “Charton Jeston” al final de El Planeta de los Simios.  ¿Dónde están los “yugures”? ¿”Ande” andan los embutidos! Pensaréis que estoy exagerando, y lleváis razón, pero hay que darle un poco de emoción a la cosa. Estaban remodelando el centro al que suelo ir a comprar. Permitidme que obvie el nombre del supermercado para no hacerles publicidad gratis, pero es un sitio que cada vez que lo decimos, los gabachos se descojonan por nuestra pronunciación. Amigos franceses, el nombre se lo habéis puesto

Eurorisión 2013

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Tengo que confesar que nunca he sido un fan de Eurovisión. Total, no es más que un montón de gente cantando en diferentes idiomas y luego unos señores nombrando países y dando votos… a otros países (a España no le votan ni los Españoles por el Mundo). Entiendo que haya gente que le guste y a veces, hasta me lo he tragado entero (no nos quedaba otra hace unos años). Aunque pensándolo fríamente, no es tan diferente a Operación Triunfo aunque resumido (tampoco es mi programa preferido). Todo en 3 horas y picadito, en vez de tragarte mil programas para que al final no gane el que tú quieres (Es un decir. Me da bastante igual quién gane).  En OT también había algunos extranjeros, o yo al menos, no pillaba lo que decían. ¿O tú entendías a Rosa de España cuando hablaba?  ¿Qué quiere decir Poyeya?  Luego venía la parte de los votos, aunque en Eurovisión no les ponen a parir en directo (ya lo hace más gente por Twitter) y más tarde el tema de los votos a través del teléfono, SMS o envi

Las listas y las tontas

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Para los que no sois de Madrid deciros que hoy (15 de mayo) es el patrón de la ciudad. Ya os dije en uno de los post en el que hablaba sobre San Patricio que San Isidro, era un santo que, digamos, no es un buen ejemplo. Los ángeles y los bueyes araban mientras él se quedaba frito o rezaba. No le veo yo mucho milagro al asunto. Es como el gobierno, todos curran o intentan trabajar, y ellos nos dicen que debemos ser pacientes o rezar para que las cosas vayan mejor. Pero no os voy a enfadar con las cosas que hace o no el gobierno, éste o los anteriores, y tampoco contaré nada sobre San Isidro, aunque el título así lo parezca. Lo de las listas y las tontas no tiene nada que ver con que sean las rosquillas típicas que se hacen en Madrid durante la festividad del santo. Curiosa tradición. Para celebrar algo tenemos que acompañarlo con comida. Roscón de Reyes, huesos de Santo, buñuelos, torrijas, jugo de zarzaparrilla (que bonita palabra), lo que sea; pero hay que comer o beber, y s

Callejeros futboleros

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Hace unos meses me preguntaba en un post si me gustaba el fútbol , y definitivamente, me gusta. ¡Ojo! sólo el fútbol, el resto de cosas que le rodean me toca bastante las narices (me parecía demasiado duro poner cojones en el primer párrafo… igual ya es demasiado tarde). Procuro no leer demasiado sobre los pre-partidos, las predicciones de los periodistas, entrevistas a los entrenadores, al que le depila las cejas a la estrella del partido, el tatuador del portero suplente, el típico reportaje del tío “grillao” que predice que el resultado va ser 3-0, o 4-0 (esto no va con segundas) y casi nunca aciertan. Odio a esos aficionados a la puerta del estadio berreando y animando a su equipo, insultando al contrario y diciendo que el Sporting Real o el F.C. Racing es el mejor del mundo y los otros son lo peor (¿Todo lo tienen que decir a gritos?). Busca a esos mismos al terminar el partido si su equipo ha perdido. Habría que echar al máximo goleador, al masajista y a la taquillera del fo