Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Normas anormales

¿Habéis contado el número de normas, prohibiciones, recomendaciones y demás zarandajas (posiblemente una de las palabras más bonitas del castellano, junto a buganvilla, estupefacto y quisquilloso) que llevamos últimamente? Es probable que nos salgan nos salgan un total de… miles de cientos de decenas de unidad…. O más.

Ponte la mascarilla, lávate las manos, ponte gel, guarda 2 metros de distancia, quédate en casa, ahora sal a la calle, no viajes, estornuda en el codo como dios manda, ahora puedes salir, los abuelos extremeños se podrán vacunar en Albacete… Si un tren sale de Noruega a las 4 de la tarde, ¿A qué hora ponen Master Chef?

No es fácil seguir todas las normas, y más si eres rebelde porque el mundo te hizo así. Además, hay que tener en cuenta que las van cambiando. De un día para otro. Ahora no salgas, ahora sí. Sal sólo por la noche. Ni se te ocurra salir solo, ni por la noche ni por la mañana. Fijaos si soy rebelde que pongo la tilde en solo, pero sólo cuando hay que ponerla. O no.


Y si vas, y sales, en otros sitios las normas son diferentes. Por ejemplo, en la calle en Suiza no puedes ir en bermudas. A ver, poder, puedes, pero ahora estamos en invierno y hay unos 4 bajo cero. No lo recomiendo. Y a lo mejor en las islas Bermudas, puedes ir en pantalón corto tan ricamente. Bermudas en verano o en invierno. Hay cosas que no deben ponerse ni en verano, ni en Suiza, ni en Bermudas.

Otra cosa que no puedes hacer en Suiza, o en Bermudas, es ir a comprar a El Corte Inglés aunque lleves mascarilla. Sin embargo, en Madrid sí. Libertad, ante todo. No es que esté prohibido en Suiza, ni sin, ni con mascarilla. Es que aún no han puesto “cortesingleses”. Mucho dinero y cuentas en todas las divisas del mundo, pero no hay “Cortinglés”.

Y tú dirás. ¿Y a mí que importan las normas de Suiza, de Madrid, o de las Bermudas? Y tendrás razón. Pero ya verás como todo tiene sentido. Poco sentido, pero algo tiene. Luis Enrique, deja que te explique.

Resulta que estas Navidades hemos (Ana y yo) viajado de Suiza a España. Para ir al Corte Inglés, arreglar papeles y para visitar a la familia. No necesariamente por ese orden. Ya os he contado que las normas y requisitos para viajar dependen. De muchas cosas como, por ejemplo, dónde vas, de dónde vienes, vaya horas de llegar, mira cómo vienes… (perdón, me he confundido de normas y requisitos).

Sigo contando mi historia. El caso es que hemos ido en coche, y ya de paso nos hemos dado una vuelta por Suiza, Francia, Mónaco y de España. Y claro, los requisitos (estaba una pastora, haciendo requisitos, lara lara larito*) no eran iguales.

Como no somos ni Boris Johnson (gracias a Dios y la Reina Isabel), ni “No-Vax Yocovid”, cumplimos lo que nos mandan. Aunque no nos guste. Tengo más vacunas que los protagonistas de la Patrulla Canina. He visto más agujas que en Madrid en los 80. Tres vacunas, eso sí, de las más modernas que había, también de la gripe, tétanos y garrapatas suizas o de cualquier lugar del mundo. Que yo no discrimino a las garrapatas por su lugar de procedencia. 

En Francia, para entrar en cualquier sitio, te piden la prueba de que estás vacunado, mascarilla, y llevar una boina y una baguette debajo del brazo. En Mónaco, más o menos, pero sin boina y la baguette la puedes comprar allí. A precios Montecarlinos, o Montecarlenses (como quiera que se llamen los señores de allí). Como éramos dos, no había problema para buscar mesa en los restaurantes. Más de 8 está prohibido. Casi, la misma gente que vive en el país. Por cierto, un saludo a Alberto de Mónaco. 

Y seguimos viajando con la cara lavada y recién vacunaos, las manos tan limpias que se nos han borrado las huellas dactilares. Los pies también. Que le hemos dado toda la importancia a las manos y ves por ahí, cada pie, que “virgensantísima”.  Y córtate las uñas. Mascarillas. La maleta llena de ropa, sueños y de test de antígenos. Sin naranja, por supuesto.

Ya en Madrid, ni prueba Covid ni nada. Con salir peinado y con ropa interior limpia, ya casi estaría. Y tampoco estoy muy seguro si te revisan los gayumbos. Han sido unas navidades raras. No me extrañaría que la gente saliera tal que así. Todo es posible en “Madrí”.

El caso es que había que volver a Suiza y, de nuevo, habían cambiado normas y requisitos. Si eres positivo y sin síntomas quédate en casa… Diez días, siete, cinco… Venga va, ya puedes salir, pero con mascarilla, y sin escupir a la gente, que está muy feo.  

Para volver a Suiza, independientemente del medio de transporte, nacionalidad (también para los suizos y muy suizos), raza o religión, tienes que estar vacunado con, al menos dos dosis, llevar un test de antígeno válido por 24 horas o una PCR con 72 horas. De los jodíos test, ya hablaremos en alguna ocasión. Por cierto, que el test debe ser negativo. Así son los suizos.

 

Nos hicimos sendos "testes" (¿o se dice teses?) fuimos negativos y salimos para Suiza con nuestra maleta vacía de test de antígenos y con algo más de ropa del señor Corte Inglés. Los suizos, que son muy ordenados, te piden rellenar un formulario con todos tus datos, certificado sea tu nombre, el del hijo y el del espíritu santo. Que seguro que hay gente que no lo hace y pasa con el coche y santas pascuas plín, pero si te pillan se te cae el pelo. Es posible que no te paren en la frontera, pero yo casi prefiero seguir las normas. Los que no somos primeros ministros ni jugamos al tenis, casi mejor cumplirlas. 

Y aquí estamos de vuelta. De momento, esquivando el jodío bicho. Una de las normas que me propuse hace tiempo era no hablar más sobre el Covid… Y no he dicho ni una palabra en este post. Ni siquiera lo he mencionado.

Bueno, pero sólo he dicho Covid una vez...

* Por si no habéis entendido lo de la pastora y los requisitos. Como podéis ver, es mejor no enfadar a la pastora, que le da por cortar rabitos o lo que se le ponga por delante. Por eso amigos, hay que cumplir con los requisitos y las normas.

Tampoco me voy a quejar, tenemos estas vistas desde casa... Como para salir en bermudas. 



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