Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He ...

¡Crismasmarquet!

¿Qué? ¿Aún no has ido al Crismasmarquet? No me lo puedo de creer. ¡Es lo más! ¿Cómo? ¿Que no sabes qué es? No, no es una de esas cosas modernas que hacen ahora los jóvenes en el internez y hacen bailecitos poniendo caritas.

Algún día hablaremos de la gente que pone cosas en Internet bailando y poniendo caritas. Que no son sólo jóvenes. Que hacer el ridículo no tiene edad. Pero hoy estamos a lo que estamos y os voy a contar cosas de los “Christmas Market” o como lo llaman en Alemania, Weihnachtsmarkt. Los suizos tienen de todo, y también lo llaman Christkindlimarkt, que son muy de poner nombres imposibles de pronunciar a las cosas. Con lo fácil que es decir Mercadillo Navideño.

Cuando era pequeño, sí, ya había Navidad en aquella época, también había un mercadillo navideño. O al menos yo solo conocía uno. Es la desventaja de ser pequeño, que sabes pocas cosas. Luego de mayor ya vas aprendiendo que hay más cosas, aunque casi mejor que no las supiéramos. Pero esa es otra historia.

Pues eso, que había uno, grande y casi nunca libre, porque estaba hasta arriba de gente. En el mercadillo de navidad de la Plaza Mayor lo mismo podías comprar un árbol de navidad que perder un nieto. Anda que no sufrimos todos cuando se nos perdió Chencho.

Pero además de perder niños, en los mercadillos navideños puedes comprar cosas navideñas. ¡No me digáis que no está bien puesto el nombre! Mercado viene del latín, como muchas cosas. Menudos eran los romanos poniendo nombres a las cosas. Tenían un modus operandi, y un statu quo, que a priori y posteriori, te dejaban de cubito supino o viceversa. Eso es vox populi. Hasta inventaron lo del me gusta y no me gusta.

Pues eso, que se ha puesto de moda ir a mercadillos de navidad. Sobretodo ahora.  En agosto, por razones que no vienen al caso, hay menos mercadillos navideños. Ahora es el momento, siempre guardando y respetando las normas de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado (de cualquier estado, el líquido y el gaseoso también). ¿Qué hay en los mercadillos? Vamos allá

Gente

Mucha, casi siempre.  En un mercadillo de navidad, o sin que sea navidad, hay gente. No os voy a enumerar a todos los que hay, porque eso varía. Por ejemplo en la Plaza Mayor de Madrid suele haber gente que no es de Madrid. En el mercadillo de Múnich es probable que tampoco haya muchos madrileños. Pero vamos a las cosas que podemos comprar. (Comprar madrileños está muy feo. O de cualquier otro sitio, las personas no se compran. Adopta… Ya paro 😊)

Movidas navideñas

Árboles de Navidad, figuritas de Navidad, adornos navideños, coronas de navidad, villancicos de Navidad, flores de Navidad, carteles de navidad, disfraces de navidad, luces de navidad, panderetas de navidad, belén de Navidad, cuentos de navidad y miles y cientos de productos navideños. ¿Qué esperabais encontrar allí?

¿Me pone un nacimiento?

¿A quién no le va a gustar un nacimiento? Que nazca gente siempre es bonito. Con su niño en la cuna, la virgen que se está peinando entre cortina y cortina y San José pinchando al niño con las barbas. Y una mula y un buey y los tres Reyes (falta el de bastos) y una lavandera, una hilandera, una ganadera, una pastora, lará, lará larito y un señor haciendo sus necesidades.

Artículos de coña

Es altamente probable que por mucho que busques, haya mercadillos de navidad en los que no encuentres artículos de coña. Aunque los pidas en el idioma local, Bromenartikeln o Jokeproducts, los extranjeros celebran el día de los inocentes mucho antes de navidad. Son más de hacer bromas y son super ingeniosos.

Pandereten, tambourinen y otros instrumentos

¿Te puedes creer que los guiris no llaman panderetas a las panderetas? En inglés es tambourine, que también suena bien. Todo lo bien que puede sonar una pandereta. Tampoco esperemos un concierto de panderetas. Son lo que son. Para dar la turra en cualquier época del año. Zambomben tampoco venden por aquí. Me están decepcionando bastante los guiris con sus mercadillos. Mira, una coreografía para Tiktok con panderetas.

¿Vino caliente?

Con el frío que hace y se las ha calentado la limonada… Vino, azúcar, naranja, especias y van y lo calientan. Dicen que es muy bueno, pero no. Que habrá gente a la que le guste, hay gente pató, pero yo prefiero una sopa de ajo y luego un carajillo, pero me han dicho que se les ha terminado.

Más luces que en Vigo

Si cuentas todos los “Chrismasmarques” del mundo, a lo mejor tienen más luces que en Vigo, pero no creo. El caso es que tienen lucecitas y saben que somos como las polillas. Allá donde vemos luz, ahí nos tienen. Lo malo es cuando no se tienen muchas luces.

Galletas de jengibre

Así como buganvilla, estupefacto y quisquilloso me parecen palabras preciosas, jengibre no está entre mis preferidas. Nunca sé dónde va la j, la g… Con lo fácil y bonito que es ginger en inglés. Y las casitas y muñecos que hacen con el ginger (me niego a decir jengibre. Bueno, no me niego, pero es como hacer gárgaras y no me gustan las gárgaras).

Hablando de comer…

Turrón, mazapán, roscón, polvorones… Parece una canción de Miliki. Y de Fofito, y de Finiquito (de Córdoba). Pues de eso hay poco por aquí. Pero sí que venden salchichas de navidad, quesos de navidad... ¿Sabéis que he comprado yo? Chorizo español y muy español. Que hay que mantener las tradiciones y a mí, tradicionalmente, me encanta el chorizo. Y si es picante, mejor.

Ahora me voy a dar una vuelta por un mercadillo que hay en Zúrich y luego ya tiro para Madrid. A ver si encuentro a Chencho. Si véis que no escribo durante las navidades es que aún no le he encontrado. Ya os voy diciendo.

Por cierto, que en el fondo sí que me gustan los mercadillos de navidad, lo que pasa es que suele hacer fresquito. Si los pusieran en verano…



 

 


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