Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

¿Aquí qué pasa?

La semana pasada hablábamos en el post sobre algunas frases que se suelen decir en el cine. Hoy vamos a seguir con el cine y las cosas que suelen pasar en según qué sitios.

A ver si me explico. Parafraseando a Mariano Rajoy, me gusta el cine porque pasan cosas. A él le gustaban los catalanes. Creo. No lo tengo muy claro. Y es posible que él tampoco.

El caso es que en el cine suelen pasar cosas. Otra cosas es que te guste lo que pasa, pero pasar, pasan. Menos en algunas películas francesas en las que pasa muy poco. La lluvia, gente que se mira. Por no meternos sólo con los franceses, hay sitios en España en los que tampoco pasa nada, pero tampoco hacemos películas. Realmente no queda casi gente para hacer cosas. Nada de nada.

Pero hablemos de lo que pasa en los diferentes sitios. No voy a ir mencionando todos los países. Tampoco todas las ciudades y pueblos del mundo. Si al final pasa lo mismo en casi todas partes. Menos en Estados Unidos que aquello se les ha llenado de superhéroes o marcianos invadiendo el planeta. Siento defraudaros, esto va a ser un poco más de andar por casa.

En la ducha

Qué les gusta a los señores “cineastos” poner una escena de ducha en las películas. Lo que pasa ahí no tiene término medio. Aquí voy a citar a otro genio español de las palabras. Don Camilo José Cela decía que no es lo mismo estar jodido o estar jodiendo. Y eso básicamente es lo que pasa en las escenas de ducha. O lo uno o lo otro.  Es muy probable que haya una muerte horrorosa, horrorosa (que sería el primer caso, estar jodido o muy jodido) o que salgan haciendo “guarreridas” sexuales (que pasaríamos al segundo caso). Es probable que veamos los dos casos en una misma película, aunque el orden de los factores sí alteraría el producto.  

La cocina

En las películas no son muy originales en el caso de la cocina. Ahí se va a cocinar. O si eres una familia americana, a tomar un desayuno todos juntos. Aunque a veces la joven Mary Lou esté enojada y corre al autobús amarillo que le llevará a su instituto a diseccionar ranas sin haber terminado los cereales. La joven Mary Lou es la que no ha terminado los cereales. Desconocemos si las ranas, antes de ser diseccionadas, desayunan y de ser así, si tomarían cereales o si se los acaban…

¿Pasamos al salón?

Yo no sé las películas que veis vosotros, pero en las que suelo ver yo, no sale un saloncito normal con un sofá y una tele con una sevillana en lo alto. Que mira que es una bonita tradición que se está perdiendo. En los salones de las películas no suelen pasar muchas cosas. Sólo lo utilizan para la cena de Acción de gracias. Si no es una peli americana, ni gracias ni nada. El resto del mundo es un poco desagradecido. Nos sentamos a ver la tele, sin hablar ni nada. A veces, sale la gente de la tele, pero esa es otra historia.


Dormitorio

Del latín torio, que significa sitio, y dormi…. ¿Os lo tengo que explicar? Pues parece que a los del cine sí. Porque casi nunca ponen a la gente a dormir en el dormitorio. Ahí les tienes en la cama, pero leyendo, viendo la tele o teniendo sexo. Eso sí, bien tapados con las sábanas no vayan a coger frío. Que vosotros diréis, que ver a gente durmiendo no tiene mucho de cinematográfico, pero así les pasa, que no descansan bien y están estresados. Incluso desde muy jóvenes.  

Biblioteca

Estamos hablando de cine y hay que creerse que hay gente que tiene una biblioteca dentro de la casa. Sin bibliotecario, o bibliotecaria, que te haga shhhh si hablas un poco alto. Que para eso eres rico. No te has leído ni un libro de los que tienes, pero tienes una habitación llena de estanterías (no te creas que ponen las Billy de Ikea) hasta el techo. Y total, la sala es para hacer esperar a gente. Por favor, pase a la biblioteca. El señor le atenderá en breve. También sirve para tomar té, que es lo que mejor va con los libros. O un whisky, que siempre combina bien. Con cualquier cosa.

Sótano

La gente de las películas se empeña en bajar al sótano y ahí no puede pasar nada bueno. ¿A qué vas al sótano? Si aquello no es más que un recogedero de polvo ¿Quién te manda ir? ¿Y por qué vas solo? Pues nada, vosotros seguid sacando gente que baja a un sótano.

Pasillo

¡Qué injusto ha sido el mundo del cine con los pasillos! Sobre todo con los pasillos de una casa. Sólo salen cuando son largos. Pero los pasillos cortos, a esos nadie les hace caso. Les ponemos un par de cuadros, un interruptor, que no interrumpe nada, y ya. A ver cómo ibais de un sitio a otro sin pasillos.

Entrada o salida

¿Por qué llamamos entrada a la entrada si también sirve para salir? Es posible que no sea muy educado comenzar a enseñar la casa a tus invitados y decirles: “Y por aquí, se sale”. Pero es así. Por ahí se entra y se sale. A la entrada se la ha dado mejor trato que a los pasillos, pero tampoco es que hayan sido actores principales. Salen un ratito, para recibir visitas, quitar la cadenita de la puerta, poner la contraseña de la alarma… A veces, también viene la policía con una orden de registro. Y en ocasiones es el cartero, pero a ese le reconoces, porque llama dos veces. O no.

 

La semana que viene salimos de casa. Que también hace falta airearse y ver qué pasa en la calle. ¡Que ya podemos salir! ¿Estáis listos?

 

 


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