Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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El dibujitos, la secretos y el flipao
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¿Te imaginas que Miguel Angel, Mata Hari y Bruce Lee hubieran o hubiesen
nacido en España? Pues en sus pueblos, o en el barrio, serían el pinturitas, la
matarile o el chino de los saltos. Dicho con todo el respeto, por supuesto.
Y no sería nada personal. No es por envidia ni por machacar a nadie en
particular. Puede ser que tengas un mote mejor o peor, que te guste más o
menos. Pero nadie se libra a todos nos llega esta señora, como a los cerdos…
Hoy vamos a hablar de los apodos, que como todo el mundo sabe (o casi
todo el mundo… o me lo estoy inventando ahora mismo), viene del latín, aputear.
También se les conoce como motes, que viene de una vieja leyenda hebrea, en
la que se mencionaba, un mote, dos motes, y ya sabéis cómo termina la rima.
Orígenes
Unos heredan fortuna (o Ducados, el caso es que sea una marca de tabaco),
una casa, las deudas del padre, o del hijo, el apellido y es posible que también
les toquen más cosas en la herencia. Si la familia ya tiene un apodo, el recién
nacido ya viene con el mote de serie. Por ejemplo, que el padre o la madre son
mudos, es muy probable que en el pueblo, los hijos y nietos hereden todos el
nombre de uno de los enanitos de Blancanieves…
¿De dónde eres?
A no ser que tengas una característica física muy pronunciada como tener
las orejas desabrochadas como un 600 con las puertas abiertas, es muy posible
que te quedes con tu lugar de nacimiento. Si has nacido en Estocolmo, nadie te
va a llamar el estocolmeño o estocolmeniana (parece de un planeta muy lejano),
vas a ser el sueco. Hay países con menos suerte, como los de Libia, que son libianos
(que pesan poco, vaya), o los de Australia, que son Austrolopitecus. También
puedes ser de una ciudad o una región que mole. Ser hawaiano siempre será mucho
mejor que ser de New Jersey… siempre serás el rebequitas… Si eres de Cabra (ya
no es tan chuli), ahí estás un poco más jodido.
Apellidos
Si tienes un nombre jodido, todavía puedes matar a tus padres y cambiarlo
(el nombre, y también a tus padres por llamarte Hermenegilda) En otros países, te
casas con un señor con apellido chuli y te lo cambias también. Ahora te apellidas
McGuiness (nombre de cerveza y hamburguesa). Pero es muy probable que no cambies
de apellido en todos los días de tu vida. Ser un Revilla provocará que tu vida
esté llena de chistes relacionadas con embutidos. Si tu padre se apellida
Salido, es mejor que no se case con esa muchacha de la familia Del Pozo. Si
Salido era suficiente, Salido del Pozo vas a ser la descojonación… También hay padres que hay que darles un
premio por saber poner nombres… Aunque ya puestos le llamas Messi, Cristiano
Ronaldo, y te sales.
No se libra nadie
Ni las autoridades más autoritarias están libres de los motes. Por
ejemplo, los reyes. Aunque no sean ni un poquito simpáticos, ya desde el momento
de convertirte en rey o reina, se te considera Graciosa Majestad. Que ya me
diréis dónde tiene la gracia la Reina de Inglaterra. Juan Carlos Primero y
Sofía después, tienen su punto, pero Letizia no la veo yo en la cena de familia
contando chistes como Joaquín el del Betis.
Los profesores
Da igual si son buenos, malos,
regulares, de colegio privado, de instituto, de autoescuela… Eres profe y estás
jodido. Tienes premio seguro. Es como el premio de la Once, siempre toca. Quién no ha tenido un profe al que llamaban
Bacterio, como el de Mortadelo y Filemón. O la nueva, daba igual los años que
llevara en el colegio, pero en algún momento fue nueva y se quedó con el mote. O
el Sugus, porque es bajito y cuadrado. La gacela, por su grácil movimiento al
cojear.
Con problemas de
serie
Venimos con un gen para hacer
el mal y como ya os había dicho no se salva nadie. Si además ya vienes con defectos
de fábrica, prepárate a ser el chino si vas por la vida como si te acabaras de
levantar, o el lince, si ves menos que un jarrón (chino también, por aquello de
no tener los ojos muy abiertos). El tamaño importa, aunque digan que no. Por
ejemplo, los hobbits no podrán ganar nunca la NBA… ni aunque les den el anillo
(chiste para iniciados en baloncesto... y en el señor de los anillos)
Sorpresas te da la
vida
Para darle una vuelta al tema,
es probable que el moteador o moteadora tenga el día irónico y le guste jugar
con las contradicciones. Que una señora es tan alta como la luna, ay, ay, como
la luna, pues le llamas la pitufina. Tu vecino José está siempre cabreado. Pues
es posible que se quede para siempre con Pepe, el sonrisas. Ese amigo que da
igual lo que coma, siempre está delgado, es probable que le llaméis Falete. Y si
el señor no le llamó por el camino del baile, puede que se convierta en el
nuevo Michel Jackson.
Más sorpresas
Es probable que el mote venga
de un error. En mi barrio uno se quedo para siempre jamás, con el Pirineos. Y
es que para él los Pirineos eran esa tribu de África conocida por su baja
estatura. Como esta señora se quedó con la uruguaya… porque era de Buenos Aires….
Deportistas
No es suficiente ser un buen
deportista. Si eres de los buenos, buenos, debes tener un sobrenombre. Ya sea
por tu apellido, Buitre por Butragueño. Por tu aspecto físico, el Apache Tévez,
la Pulga Messi, por meter brincos, Air Jordan, Tigre Falcao, Mr. Proper Dertycia
por su alopecia, el Maradona de los Cárpatos a Hagi por su calidad y por ser de
los Cárpatos (que está en….al lado de… Voy a buscarlo en el mapa… Cárpatos
significa en rumano, coches para todos… cosas de los comunistas).
Mejor que no te
parezcas a nadie
Si tienes la suerte de
parecerte a Brad Pitt, en la cara, no en estar divorciado, o a Angelina Jolie,
también en la cara, no en tener hijos de todos los colores como un anuncio de
Benetton, bien. Pero como tengas un puntito a Enrique San Francisco, o Mercedes
Milá… ¿o eres Luka Modric? Ya no sé si juego en Gran Hermano o soy presentadora
del Real Madrid.
Como veis hay muchas formas de
llegar a tener un mote. A continuación os voy a dar algunos reales.
El Almendro: Un amigo al que no le veías el pelo en todo el año
hasta que llegaba la cena de Navidad y no faltaba a ninguna.
El microondas: Se apellidaba Fornos y la cosa se fue calentando…
El lince: Un profesor que le faltaba un ojo y era cojo. Y que en
el instituto eran (yo no, por supuesto) unos cabronazos.
El halógenos: Este es cruel de verdad. Un
compañero de clase tenía unas gafas con más graduación que un general de
brigada. De esas que llevan en el centro un circulito. Culo de botella style.
Pirindolo: Nunca supimos la verdadera
razón. Se quedó con Pirin para siempre.
Mirinda: Apellidarse Miranda no
ayudaba demasiado.
Tartaja: Nunca le oímos tartamudear,
pero tener un nombre y apellido lleno de jotas es lo que tiene. Jorge Jesús Juárez
se llamaba.
El cascabel: Alegre no era el chaval,
pero hacía más ruido que un camión de sonajeros.
La “Sevenei”: Nada que ver con los números
en inglés. Era la madre de unos chicos del barrio. Famosa por decirles (gritarles
desde la ventana a pleno pulmón) a los hijos: Niñoh… que ya es la hora de cenar…
Dentro de un rato sevenei para casa.
Coppola: En la
facultad había un listillo que creía que sabía todo sobre el cine… Más que los
profesores. Y el cabrón sabía más que los profesores. Algo sabía de cine
también. Es el director de Celda 207, Daniel Monzón.
Frank Reijar, rijar, Raikard: El señor del medio de la foto, El del medio de los Chichos. Hace
muchos, muchos años yo también tenía un chándal como el de estos señores. A
ellos seguro que se lo dieron gratis. También jugaba al fútbol. Gratis. Y tenía
rizos negros. Ahora tendría que pagar para que volvieran a ser negros (los rizos,
no los señores).
Si os animáis en los
comentarios, podríais incluir algunos más ¿Vale?
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
Oscar, Goya y otros señores que dan premios a los peliculeros El otro día estuve viendo (ya, ya sé que esta es la típica forma de empezar un monólogo, pero es que así fue) la gala de los Goya y me detuví (¿O se dice detenguí?) a pensar. No me pasa muchas veces. Lo de detenerme sí, me refiero a lo de pensar. Y pensé que todas estas galas, los Goya, Oscars y todos estos señores que se dedican a dar premios, son muy similares, por no decir parecidas (o como se diga). Sale una señora, o un señor, a presentar la gala. Y canta, y baila, y cuenta chistes, y sonríe, y habla con el público y se mete con las autoridades competentes y otra vez a sonreír. Y volver a presentar a gente que entrega los premios al mejor guion, a la mejor actriz, la mejor iluminación, y la música más original, a la música menos original y así hasta que eligen la mejor película. Todo ello votado por los señores de una Academia. Y cada vez es una academia distinta. Y son academias que no conoce nadie, ni siqui
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