Blog de Javier Merchán. Ríete tú de las fake news de Donald Trump. Me invento todos los contenidos, pero no espero que nadie se los crea.
Escribo sobre cosas importantes sin tomármelas en serio.
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He
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Navidad jubilosa o 10 cosas que no me gustan de la Navidad
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¿Navidad
jubilosa? La palabra Navidad la tenemos más o menos clara. No me pidáis ahora
que me ponga a explicar qué significa, sus orígenes, cómo se celebra… La Wikipedia tiene casi todas las respuestas
y es mucho más fiable que yo (casi siempre). Lo que no está tan claro es lo de
jubilosa. La señora RAE dice que algo jubiloso es alegre, regocijado (aquí ya
nos complica un poco la cosa. Regocijo suena a pecado y de los gordos), lleno
de júbilo (venga… os lo busco también en el diccionario: Viva alegría y que se
manifiesta con signos exteriores). Y ahora es cuándo os preguntáis (si no
habéis dejado de leer ya), ¿A qué viene lo de la Navidad Jubilosa?
Ahora ya lo tenéis un
poco más claro ¿No? … Era el mensaje feliz de las Muñecas Famosa. Y es que la
Navidad es mágica. Ya me contaréis si no es mágico que unas muñecas que andaban
como los Walking Dead puedan hacer llegar la amistad al niño Jesús. Y lo mejor
de todo es que éste se ría porque está alegre. El niño Jesús tenía ganado el
cielo desde muy pequeño. Yo a esa edad veo acercarse al ejército de muñecas y
lo último que me apetece es reír. ¡No hay pañales suficientes!
Pero es que siempre he
sido un poco raro. No es que odie la Navidad, ni mucho menos, pero tampoco es
que disfrute de todo lo que la rodea. Me gusta reunirme con la familia, con los
amigos, los regalos, las vacaciones…, pero hay otras cosas que no me gustan
tanto. Aquí te dejo unas cuantas.
EL TIEMPO
La nieve está bien, pero el frío… ¿Por qué
tiene que hacer frío? Y no me digáis que tiene que ser así y no se puede
cambiar. Hay países en los que hace calor, y celebran la Navidad en la playa,
en manga corta y bañador. Tampoco me vale lo de que en agosto hace frío en esos
sitios. No, no y no. Hay sitios en los que hace calor todo el año. El único
inconveniente es que Santa Claus tiene que destaparse un poco… Igual es casi
mejor que haga frío.
LA LOTERÍA
Quizá ayude bastante el hecho
de que nunca me haya tocado, pero todo es un engaño. Llamadme paranoico (o
mejor, sólo pensadlo, no quiero empezar a recibir llamadas de teléfono para que
me digáis que estoy “grillao”). Pues eso. Que la lotería es mentira (ni
siquiera son los padres). No toca a nadie (que conozcáis a gente premiada es
sólo una trampa… Un pequeño detalle no invalida mi teoría). Toca en pueblos o
barrios que no existen y lo graban todo por adelantado (simulación en diferido….).
Siempre sale el mismo señor medio calvo abriendo la botella de champán, la
señora en bata (que está en nómina del Ministerio de Hacienda) que va a tapar
agujeros, y los jóvenes que se van a casar. Haced el seguimiento de esa pareja
y ya veréis como ni siquiera se quieren. Son actores (no es que no se quieran
por ser actores, sino porque no se conocen J). ¿Y no se os hace muy extraño que ya tengan
preparado el champán y los décimos siempre se hayan vendido en una Administración?
Raro, raro, raro…
LAS PUTAS
PELADILLAS
Vale, ahora me diréis que os
gustan a todos. Puedo aceptar que hagan turrón con sabor a Macadamia con cocido
madrileño, los polvorones, hasta la puta fruta escarchada (por el frío que os
comentaba anteriormente), pero ¿Peladillas? ¿Qué invento es éste?
LOS ANUNCIOS
Sieeeempre los mismos anuncios…
Las burbujas de la lotería, el Calvo del Almendro, Freixenet que vuelve a casa…
Y luego cuando sales al extranjero te das cuenta de que te llevan engañando
tanto tiempo… Yo he pedido Sidra El Gaitero en diferentes sitios del mundo y no
la conoce ni el gato… Publicidad engañosa.
AHORA
VIENEN LOS CUARTOS
Todos los años la misma
historia. Ahora vienen los cuartos (no, no es donde perdíamos los partidos de
fútbol). Todavía no, todavía no. ¡Ahora! Y cuando te quieres dar cuenta se han
acabado las campanadas y ya están besándose Imanol Arias y Anne Ibarti…
Igartubi… Igur… ¡Cojones! La rubita de los corazones.
LOS REPORTAJES
NAVIDEÑOS
Mira que hay cadenas en la tele…
Pues en todas hay lo mismo. El caganer más vendido, los huevos que hacen falta
para hacer un roscón de Reyes (y para comérselo entero), los fuegos artificiales
desde le Opera de Sydney (donde hace calorcito en navidades). Tampoco puede
faltar el reportaje sobre las fiestas de nochevieja y su catálogo de
jovenzuelos disfrazados de alumnos de colegio Inglés, y niñas “peladillas” de
frío. ¿No hay nadie con imaginación?
¿Para cuándo un reportaje sobre un calendario de bomberos en bolas? (y
hacemos una bromita nueva tipo Matias Prats: “¡Vaya cuerpo el de bomberos!
LA
CABALGATA DE REYES
Si hay algún niño en la sala,
tapadle los ojos. ¿Ya? Pues ¿Por qué
ponemos a señores pintados de negro para hacer de Baltasar? ¿No hay negros
suficientes en cada ciudad como para tener que coger a un concejal? (que seguro
que cobra una comisión por vestirse de Rey). Eso sí, los vendedores de barbas
postizas se forran con todos los Melchores y Gaspares del mundo.
EL DISCURSO DEL
REY
Ya hablé el año
pasado sobre el tema. Pero este año, tengo algo que añadir. Juan Carlos Primero
y Doña Sofía después, ¡Ya está bien de discursos! Sois un poco cansinos. Sobre todo Juan
Carlos. Mejor se lo dais a algunos de la familia. Sin querer señalar a nadie,
pero… ¡qué coño! Vamos a señalar… Sí, sí, tú el yerno alto (al que parecía más “espabilao”)
y la hija lista (igual hay que revisar quién es la tonta). Como no espabiléis, tenemos
a Froilán de Rey de España… o al menos en un programa de Hermano Mayor.
LAS LETRAS DE LOS
VILLANCICOS
¿Yo
me remendaba, yo me remendé, yo me eché un remiendo, yo me lo quité? Y así durante siglos. Luego os quejáis que no
entendéis a Shakira. Al menos esta sale cantando con poca ropa y baila. ¿Fun,
fun, fun? ¿Pero mira cómo beben los peces en el río? Más de cuarenta años
intentando ver cómo beben, y nadie me lo aclara. ¿Es o no es para estar harto?
LOS ADORNOS
NAVIDEÑOS
Se nos está yendo de las manos.
Al final vamos a tener un disgusto con esos Papas Noeles encaramaos en la
terraza. Una de dos. O algún despistao llama a la policía para
informar de un robo o le pegan un tiro. Otros ponen más luces fuera de la casa
que dentro (contando con los dueños, me refiero). ¿No tienen bastante con el
árbol, el Belén, que tienen que poner cosas por fuera? Allá ellos. ¡Gracias por la foto Mario!
Ya
habéis visto que soy un poco extraño, pero no tengo muchas más rarezas (en el
tema de la Navidad). Y es que hay cosas que no son fáciles de asimilar. Por
ejemplo Papá Noel. En el caso de los hombres pasa lo siguiente: crees en él, no
crees en él, te disfrazas de él, te pareces de él….
Bueno
chavales, que sé que andáis muy liados y seguro que tenéis algo que hacer. Disfrazaros de Papa Noel, poner las
peladillas en la bandeja de los turrones, comprar la lotería (ya la del Niño)….¡FELIZ
NAVIDAD Y MORRI CHRISTMAS!
A veces, cuando me pongo a pensar sobre qué escribir en el blog, se me ocurren muchas cosas. Luego me doy cuenta de que alguien ya ha escrito sobre ello, y el cabrón o cabrona lo ha hecho mejor. Otras veces tengo una idea y cuando llevo un buen rato escribiendo, me digo “pero si de esto ya he hecho un post”. Y otras veces, directamente no pienso. Esta vez voy a escribir sobre cosas que ya se han escrito. Pero vamos a hacerlo de otra manera. Y os explico por qué. Pues “resultadeque” estaba leyendo una crítica de una película y no terminé de entender si me estaban recomendando verla, si era muy mala, o me comprara un Opel Corsa. No comprendí nada. Yo creo que los críticos de cine, como escriben a oscuras en la sala de cine, pues luego no entienden lo que han puesto y tienen que inventar, y de ahí lo de “la levedad inescrutable del personaje tiene connotaciones que nos recuerdan el sufrimiento crónico de la sociedad en un ambiente que recela de todo…” Y ahí estás tú l
Esta semana no me voy a meter con las cosas religiosas, a pesar del título (y de que a veces te ponen las cosas a huevo). Aunque los que pintan algo en la iglesia (no me refiero a la señora que hizo el garabato en Borja), se metan en las cosas de los demás, no lo voy a hacer yo. No hagas a los demás que te hagan como yo quiero al prójimo… (Creo que es algo parecido, pero es que ese día me cambié a Ética y me perdí la clase de “Reli”). Esta semana os quería hablar sobre los nombres. Pero no el nombre del padre o del hijo (de verdad que hay nombres de hijos que son para matar al padre y para que le dé un ataque al Espíritu Santo. No tenéis más que pensar en algún Kevin Costner de Jesús, “Yosuas” y Samantas). Hablaremos de los nombres comunes. Hay padres hijos de… Porque vamos a ver ¿Quién pone el nombre de las cosas? A los animales, a las flores, a las ciudades… ¿Dónde está el responsable? ¿Con quién hay que hablar para que se ponga orden? ¿Y qué es este sindiós de
Oscar, Goya y otros señores que dan premios a los peliculeros El otro día estuve viendo (ya, ya sé que esta es la típica forma de empezar un monólogo, pero es que así fue) la gala de los Goya y me detuví (¿O se dice detenguí?) a pensar. No me pasa muchas veces. Lo de detenerme sí, me refiero a lo de pensar. Y pensé que todas estas galas, los Goya, Oscars y todos estos señores que se dedican a dar premios, son muy similares, por no decir parecidas (o como se diga). Sale una señora, o un señor, a presentar la gala. Y canta, y baila, y cuenta chistes, y sonríe, y habla con el público y se mete con las autoridades competentes y otra vez a sonreír. Y volver a presentar a gente que entrega los premios al mejor guion, a la mejor actriz, la mejor iluminación, y la música más original, a la música menos original y así hasta que eligen la mejor película. Todo ello votado por los señores de una Academia. Y cada vez es una academia distinta. Y son academias que no conoce nadie, ni siqui
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