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Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Cuando no había gravedad

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Seguramente esto no lo sepáis, porque no lo cuentan en los medios (algún día hablaremos de esas noticias que están en todas partes pero que no te cuentan en los medios), que hubo un tiempo en el que no había gravedad. Ahora ya sabes cómo se construyeron las pirámides. Ahí estaba el faraón mismo poniendo las piedras. Keops, Kefrén y Micerinos. Que parece la delantera de Las Palmas, pero no. Son los faraones que hicieron las pirámides. Ellos solitos. Y seguramente sin instrucciones ni nada. Una piedra encima de la otra como esas torres que se hacen con vasos de plástico. Total, las piedras no pesaban en aquella época. La Torre de Pisa también está hecha A.G. (antes de la gravedad) y por eso cuando la pusieron (la gravedad) se les torció un poco. Como esos bizcochos que al sacar del horno se te chafan un poco, pues con las torres de Pisas, pasa un poco lo mismo. Ahora que hay gravedad, a ver quién tiene fuerza para enderezarla. Y mira que los turistas ponen todo su “ingenio” en inte

Piscifactoría

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Que me ha dado por poner palabras bonitas. Rimbombantes, también podrían ser. No me digáis que piscifactoría no cumple con ambas definiciones. No hay nada más bello que el lugar donde se hacen los piscis. Pisci-factoría. Los tauros se hacen en la tauromaquia y los Virgos, ya se hacen ellos solos. Pero además yo quería hablaros de la fauna que podemos encontrar en las piscis. Muchos más animales de los que pensáis. Todos hemos visto cosas que vosotros no creeríais. Ríete tú de las llamas de Orión, las lágrimas y la ciencia ficción. En las piscinas hay gente. Podríamos dejarlo así. Es lo que caracteriza a las piscinas en verano. Que hay gente. Mucha. Y cuando hay mucha gente suele haber gente pa tó. En el post de hoy vamos a hablar de esa fauna piscifactórica que podríamos o pudriésemos encontrar. Los niños primero Siempre las mujeres y los niños primero. Pero primero, los niños. Mira mamá, sin manos. Y ahora de cabeza, y luego de pie, y una mano en la cintura, y un movimiento

¿Seguimos de fiesta?

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¿Hay palabra más bonita que fiesta? A la altura de patidifuso/a o melifluo/a, pero no tengo muy claro qué significan. Así que me quedo con FIESTA. Como cantaba la añorada (otra palabra que estaría a la altura) Rafaella Carrá, Fiesta, qué fantástica, fantástica esta fiesta… Os dejo la versión italiana, aunque no lo sepan pronunciar correctamente y digan Festa, ma che bella, ma che bella questa festa… Cuando todo el mundo se va, yo vuelvo. Como Chenoa (desconozco su plan de vacaciones, pero decía algo parecido en una canción). Eso, que he vuelto. Con fiestas y vacaciones por medio. No os podéis imaginar lo ocupado que se llega a estar en vacaciones. Me ha dado tiempo a ir a la playa, a la piscina, a hacer deporte, comer, cenar, desayunar, y volver a comer y cenar de nuevo. Que os creéis que todo es diversión, regocijo y algarabía (toma ya, el léxico que manejo). O que la única preocupación es decidirte entre el chipirón a la plancha o los chopitos. No, amigos. También se sufre yend

¿Pequeños pasos para la humanidad?

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El señor Armstrong, como todos los seres humanos, seguro que dijo muchísimas frases. Con su sujeto, su predicado, complementos directos, puntos, comas, y todos los etcéteras. Estamos hablando del de la luna. No del que tocaba la trompeta o el que montaba en bicicleta. Que seguramente el Armstrong del que hablamos además de decir frases, es posible que montara en bicicleta. Y algún instrumento también sabía tocar. Y algún paso de baile seguro que se marcó. Es muy probable que se marcara un moonwalk, como Michael Jackson, pero esa es otra historia. Además de por ir a la luna, que ya es, Armstrong es famoso por la frase “Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”.   También es posible que haya habido grandes saltos que no pasaran a la historia. O que algunos grandes pasos no hayan tenido la repercusión que merecían. De los grandes inventos y de su importancia para la humanidad ya se han encargado los libros de historia, pero ¿Quién habla de esos pequeños pasos de