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Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Todos iguales para mi seréis, 13, 14, 15 y 16

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Si no lo sabéis, ya os lo digo yo.  Una de mis películas favoritas es La Venganza de Don Mendo y mi actor preferido siempre ha sido Fernando Fernán Gómez (QEPD)… No confundir el acrónimo con Que Está Pidiendo Dinero (que seguro que también lo pedía el hombre). Ya sé que no es la mejor película del mundo. He visto decorados mejores en las funciones de mi colegio (que no hacíamos teatro por cierto), pero me encanta y creo que es una de las más divertidas. Además, me sirve para hablar de una cifra fatal, que por suerte ya ha pasado, el Martes y 13 (no temáis, prometo no hablar de la pareja humorística).  Esta fecha fatal (Don Mendo dixit), se considera un día de mala suerte en muchos países (si queréis saber en cuáles exactamente, vais a la Wikipedia.  Que os lo tengo que dar todo hecho ¡coño ya!). Para otros es el Viernes 13, pero esa es otra “movie”. He aquí un fragmento de la peli sobre la fecha en cuestión. Como ya ha pasado la cifra fatal, y no me ha pasado na

Amigo Félix, cuando llegues al cielo

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Los viejunos como yo, os acodaréis de una canción de Enrique y Ana (dúo musical infantil formado por una niña y un sinvergüenza) que se llamaba Amigo Félix (la canción, no el sinvergüenza).   Sobre la canción y lo que voy a escribir sólo hay dos puntos en común, el amigo Félix y el cielo.   Por si no os acordabais o nunca la habéis escuchado, aquí os dejo un vídeo de la canción (si os acordáis, os podéis ahorrar el mal trago).  El amigo Félix sobre el que quiero hablaros, no es el mismo al que se refería el conjunto músico-vocal (Gomaespuma dixit).   El de la canción era otro. Si hombre, el que nos hablaba de los lirones caretos, los abejarucos, el buitre “Leonardo” y demás fauna ibérica.    Vamos a hablar de otro que también ha ido al cielo pero de distinta manera… además éste ha vuelto (a toda leche, eso sí).  El amigo Félix es el del apellido impronunciable que se tiró desde “tóloalto” y rompió la barrera del sonido (ahora que vuelva a subir y la arregle).