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Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Cantimploras, riñoneras, fósforos y otras cosas del salón en el ángulo oscuro, de sus dueños tal vez olvidadas

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Un poema de Bécquer, el del tenis no, el otro, el de los billetes de 100 pesetas, comenzaba tal que así: “Del salón en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo, veíase el arpa”. Básicamente venía a decir, de forma muy poética (es lo que tienen los poemas) que el dueño del arpa pasaba de tocarla. Y es que si fuera una guitara, todavía, que tiene 6 cuerdas y no pesa demasiado. ¿Pero el arpa? Que tiene 4000 cuerdas (tirando por lo bajo) y es más pesada que un cuñado borracho. Pues se te quitan las ganas. Y es que hay cosas que las coges con mucha ilusión (a lo mejor lo del arpa no es un buen ejemplo), pero luego ya te vas olvidando de ellas y no las vuelves a usar. Quieres ejemplos? Pues vamos allá:

Rafaella Carrá bailando un pasodoble en un Tractor Amarillo o la música en las bodas

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La música es una de esas cosas de las que todo el mundo entiende. Da igual que te guste la clásica, seas un yeyé con el pelo largo, e incluso si disfrutas con la Oreja de Van Gogh. No me voy a poner a juzgar si disfrutas jugando con orejas de señores difuntos. Todos creemos que tenemos buen gusto musical. Pasa como con la ropa. Tú te pones unos leggins de leopardo (no os recomiendo que le quitéis los pantalones al bicho… y al leopardo tampoco) y una camiseta ajustada y vas tan elegante como para ir a un concierto (en algunos puede que tengas problemas para entrar… y para salir), o salir de compra, o incluso ir a una boda. Que a las bodas va gente muy elegante. Seguro que causas sensación. A lo que iba. Que estábamos hablando de música y bodas. Ya puede ser el enlace de los Altomontano-Quijoso de los Valles con los Gil de Biedma-Oriol (por poner apellidos largos, que esta gente suele tener pasta) o la boda de la Jenny con el Yonatan. Siempre hay el mismo tipo de música.

¿Japi Jalogüin?

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¿Lo habéis celebrado? ¿Os acordáis cuando éramos pequeños y nos disfrazábamos todos para ir casa por casa diciendo Truco o Trato?   Yo tampoco.   Esta fiesta, ahora tan popular en cualquier sitio de España, hace unos años, sólo la conocíamos por las series americanas. Toooda la familia (la media de personas en la familia americana es de 3000 y pico, vecinos, amigos...) con la calabaza y preparando los disfraces. Aquí, la gente sólo se disfrazaba en Carnaval… hablo de la gente normal, siempre ha habido tipos raros… Hay algunos que van disfrazados todo el año. Hace poco veía en Twitter  lo siguiente: “ Que celebremos Halloween es como si en Wisconsin bajaran de romería por el Mississippi al Cristo de los Faroles” y “Los que se quejan de que se celebre Halloween por ser una fiesta "extranjera" deben pensar que la Navidad nació en Matalascañas”. ¿Con qué frase te identificas más?  Y dicho ésto, que cada uno celebre lo que quiera. Conozco mucha gente que como no cree