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Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

La señora del ascensor

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La señora del ascensor podría ser el título de una película sobre una señora que va en un ascensor. No me vengáis ahora con que no queréis spoilers. Sería una película corta. Aunque tuviera muchos pisos para subir o bajar no da para un largometraje. Incluso con flashbacks (lo de ir para atrás) y flash forwards (ir “palante”) y cuentes la vida de la señora, del ascensor y de la madre que los parió a todos. También valdría para título de un cuadro. Óleo sobre lienzo, acrílico, 100 por 100 algodón, acuarela, tinta china, bolígrafo bic naranja que escribe fino. Quizá podría ser el nombre de una obra de teatro sobre gente que sube en ascensores. O que baja, que los ascensores también van para abajo. Y a veces, mucho más deprisa. Para título de libro ya no estoy tan seguro. Si no lo han escrito ya… El caso es que una de mis películas favoritas trata sobre una chica que trabaja en un ascensor. Subiendo y bajando gente. En realidad, ella sólo apretaba los botones. Que parecía muy fáci

303, 1500, 27000

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No es la contraseña de mi ordenador, ni los números de la lotería, ni las coordenadas para encontrar el mapa del tesoro. No tampoco es la dirección IP de ningún ordenador. 303 es el número de post que llevo escritos en el blog. Aproximadamente 1500 páginas en word y más de 27.000 palabras. También tengo que decir que algunas palabras las he repetido, no son todas diferentes. Aún tengo tiempo de llegar a utilizar todas las palabras del diccionario. Teniendo en cuenta que hay más de 80 mil en el diccionario. Cervantes, que tenía más tiempo libre que yo, porque no tenía Netflix, ni iba al gimnasio, ni iba de vacaciones, usó casi 23.000 palabras diferentes en el Quijote. No sé cuántas palabras diferentes he usado yo, pero en cada post hay más o menos 900, y muchas letras. Eso sí, he utilizado desde la A hasta la Z, pasando por la h, que aunque sea muda, yo estoy siempre por la inclusión. Amiguitos, utilizad la h, “hos”, lo agradecerá. Cada post es de más o menos 5 páginas de