Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

En blanco ¿O negro?

Normalmente los escritores tienen un ritual, o algunas manías para comenzar a escribir. Y los que no somos escritores también. Me suelo sentar frente al ordenador. Ni encima, ni a un lado. Justo enfrente. Si fuera una máquina de escribir también. En papel ya no es lo mismo. Me giro un poco porque los zurdos escribimos raro. Y torcido. Como los renglones de Dios.

¿Un poquito de música? Venga va. Pero bajita. Si no, me distraigo. Muy bajita, casi imprec, imperces, impredi…. Que no se oiga casi. Hay veces que ni siquiera me doy cuenta de que el señor Spotify me ha puesto una “canción” de un señor que gatea. O perrea. ¡Yo qué sé! Lo pongo tan bajito que me olvido de que está puesto.

Voy a por agua. O un café. O mejor un café con hielo. O hielo con agua…. Es pronto para una cerveza. ¿Sin alcohol? ¿Por qué? Agua, mejor agua. ¿O quieres un té? ¿Un té? Dos tés, tres tés. Si no me gusta el té. Agua. Pero fresquita.

¿Tengo todo? Voy al baño por si acaso. Pero si no tengo ganas de… Y me he quedado sin pasta de dientes. Llevo apretando este tubo desde 2013. Igual hace falta un cepillo nuevo… ¿A qué había venido yo aquí? Ah sí.

Bueno, pues ya estoy otra vez frente al ordenador. ¿Tres mensajes de Instagram? ¿Quiénes son estas chicas? Muy monas, pero no sé quiénes son. Y aunque no fueran monas. ¿Para qué me siguen? Mira, si me pide amistad Manolín, el del barrio. Y también está el chino. Y el Rizos. ¡Qué buen tío! A ver qué tal les va.

Endesa, Gas Natural, Gas Artificial, Canal de Isabel II (ahora lo habrán cambiado a Carlos III ¿no?). Ahora sube la hipoteca también. No había visto el correo del seguro…. ¿Pero cuántos seguros tengo contratados? Tengo que hablar con el banco para ver qué es este cargo. Voy a llamarles.

Por fin me han cogido el teléfono. Soy un pardillo. Al final me he hecho el seguro pim pam plus para…. Para… ¡Ni idea! Me la han vuelto a colar. Un momento, que suena la puerta. No, no soy Frau Schneider. Mi mujer tampoco es Frau Schneider. Me habría dado cuenta. Y no, tampoco conozco a Herr Schneider ni hemos pedido una tienda de campaña para 6 personas. No conozco a tanta gente en Suiza para llenar la tienda.  ¿Para 6 has dicho? Ahí caben los del circo del Sol, no me jodas.

¿Por dónde iba? Ah, sí, que iba a escribir el post de esta semana. Hay veces que pienso en algún tema. O las noticias te dan una idea. A ver qué pasa por el mundo. Tamara Falcó ha dicho algo… ¿Qué habrá dicho? Yo no la entiendo nunca. Eso, y que tampoco le presto mucha atención. Lo de Rusia y Ucrania… Ni puta gracia tiene esto. Pues anda que lo del Consejo General del Joder Judicial, los niñatos del Colegio Mayor… Tan mayor no será el colegio… Mira, una entrevista a…

Ahora sí que tengo ganas de ir al baño. ¿Cuántas veces he ido ya hoy? He apuntado la pasta de dientes para cuando vaya a comprar ¿No? Y papel. Voy a hacer la lista. Pasta, papel. Bolsas de basura. Por cierto, voy a tirar la basura. Vengo en un ratito.

He conocido a Frau Schneider en el portal. Muy simpática. Y habladora. El marido, Herr Schneider habla poco. Y los perros menos. Ni ladran. Cuatro pastores alemanes tienen. Podrían ser pastores suizos pero no. Los perros digo. Ellos también podrían ser pastores, pero no les he preguntado a qué se dedican. No creo que sean pastores viviendo en un edificio. O igual son pastores de los otros. De personas. Como aquí hay tantas creencias… Protestones, reformadores, adventistas… Aquí no hay religiones como dios manda.  O sí. ¡Yo qué sé!

¿Ya me he terminado el agua? Muy bien. Llevo casi dos litros hoy. Después voy a por los 10.000 pasos. O mejor salgo ahora y hago la compra. ¿200 mensajes en el grupo de la familia? ¿Habrá pasado algo? Son las fotos del nieto de mi primo. ¡Mi primo ya es abuelo! Cómo pasa el tiempo. Por cierto, tengo que poner las letras más grandes. O graduarme las gafas. O las dos cosas. 

Bueno, pues ya me he bebido los 10.000 vasos de agua, me he graduado las gafas, he hecho la compra con Frau Schneider y los cuatro perros, he leído el periódico y está sonando una canción de Quevedo. Escribir, escribía bien el señor. A ver cómo canta.

Pues se le entiende menos que a Tamara Falcó. Me gustaba más el libro. Hablando de libros, habrá que escribir algo ¿No?  ¿Se os ocurre algo? Bueno, o si no hacemos como Escarlata O’Hara.

Ya lo pensaré mañana. O la semana que viene. 

     


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