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Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

En todas partes cuecen habas

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En todos los países del mundo pasan cosas parecidas. Puede que tengan al hombre del saco, o a la chica de la curva. Lo que pasa es que está en otra curva diferente. En unos lugares la curva es a la izquierda, en otros a la derecha. Ya os digo yo que la chica no es de centro. Como ya os conté en episodios anteriores del Cigarrito, lo que viene siendo un previously, ahora vivo en Suiza . Ya os adelanté algunas cosas sobre CH, Chuiza, o Confederación Helvética (nada que ver con un equipo sevillano que empieza por Er y termina por Beti). A lo que vamos. Que en Suiza también cuecen habas, pero ellos lo dicen en otro idioma. Hierbenfaben en alemán, Hervelejudié en francés o Cucinandofagioli en italiano. (No os pongáis exquisitos con la traducción porque ya os adelanto que me las he inventado todas). Podrías pensar que aquí sólo hay gente de mucho dinero, comiendo queso y chocolate, haciendo relojes y subiendo montañas. También las bajan, que ahí arriba hace un frío que pela.

Diez cosas que les pasan a los Almendros

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No es que me haya dado por la “arbolistería”. Tampoco voy a hablar de poesía, aunque me haya salido un título muy bucólico (que aunque lo parezca, no es una enfermedad).  Muchos ya sabéis lo que es un almendro, pero por si acaso, lo explico. Lo de los Almendros viene por la gente que vuelve a casa por Navidad. Pero sobre todo, a los que vuelven de fuera de España. Sí amiguitos, hay vida más allá.   Hay versiones más antiguas del anuncio, pero viene siendo lo mismo En el anuncio de El Almendro vemos un claro ejemplo de los que vuelven. Vamos a evitar “confusionismos” e ir descartando personajes. La madre tiene bastante con arreglar el sombrero que se va a zampar el perro.  Hablamos del joven que llega a casa por Navidad. Pero hay muchos más, y a casi todos les pasa lo mismo. Que les ceban como si se lo fuera a comer la bruja de Hansel y Gretel y les abrazan y dan vueltas y un perro se les quiere subir encima… Igual lo de dar vueltas y que el perro pegue brincos no es lo