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Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Futuro imperfecto del subjuntivo o indicativo

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Siempre me he hecho un poco de lío con los tiempos verbales. Sé cómo utilizarlos, y distingo entre pasado, presente y futuro. Pero estaréis de acuerdo conmigo que el futuro no es tan idílico como te contaban en las películas. Coches voladores y todos viviendo en la luna. Y lo digo con conocimiento de causa. Acabo de volver del futuro. No, no traigo lejía como la del anuncio, aunque tampoco iba desencaminada y ella ya intuía que había que dejar las cosas muy limpitas. Ni traigo Miguelitos de la Roda, que es una cosa que compra mucha gente cuando sale de viaje. Ni siquiera he comprado un imán del futuro para poner en la nevera. Y vosotros os preguntaréis ¿A qué has ido al futuro? Y lo que es más importante, cuéntanos cómo te ha ido, si has conocido la felicidad. No, no he conocido la felicidad, ni la tristeza, pero os cuento cómo me ha ido. El caso es que de repente me encontré en el futuro. En el año 2030. Ni viaje, ni nada. Que también es una ventaja si tienes en cuenta que ahora

10 cosas que no echo de menos

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Tenemos cierta tendencia a echar de menos cosas del pasado. Olores, sabores, lugares, gente. Todo era mejor antes, y más grande, y más divertido,  y los tomates sabían a tomates, no como ahora. Y es que hay gente para todo. Conozco a uno… bueno, no le conozco, pero le he oído decir que echa de menos, la cama revuelta, ese zumo de naranja, y las revistas abiertas, y el crujir de tus tostadas y el sentir por el pasillo, tu gato que araña. Claro que llamándose Kiko Veneno, tampoco hay que fiarse demasiado. ¿Quién puede echar de menos que te arañe un gato y la cama revuelta? Vozarrón de Willy Toledo Pero también hay cosas que no se echan de menos. Vamos allá. Nota: Las opiniones expresadas en el blog son responsabilidad única del irresponsable que escribe este blog. Las opiniones pueden sufrir modificaciones en siguientes posts. Y es que hay veces que no me pongo de acuerdo conmigo mismo.