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Mostrando las entradas etiquetadas como médico

Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Vacunas, jamón y Paracetamol

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Esto de las vacunas no es un invento nuevo. Existen hace muchos años. Antes del 5G, de que se te peguen los tenedores en la piel (Ya me dirás que utilidad tiene esto si no te vas de camping), o te metan un chís. La tele era en blanco y negro y las vacunas te las ponía un doctorrrrr, manejando un cuatrimotorrrrr. Rosa León no tiene nada que ver con Paco, ni con el Rey León. Tampoco tiene mucho que ver con las vacunas, aparte de la canción, que es de los que os voy a hablar. De esto no se habla en los medios. Nadie habla de las vacunas. Bueno sí que se habla, pero yo vengo a hablar de la mía. En realidad son las mías, porque me pusieron dos. En diferentes días. En el mismo sitio. Incluso en el mismo brazo, y en el mismo hospital. Soy animal de costumbres. Me podría haber puesto más, porque me avisaron que podía ponérmela también en Madrid, en el Hospital Zendal, pero me pilla un poco retirao de Zúrich y entonces tendría que haber ido en cuatrimotorrrrr. Vayamos al principio. En el

No me saludes, que no te veo

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Para los jovenzuelos hay que explicar que hace unos años se estrenó una película que en España se titulaba No me chilles que no te veo. Digo en España porque en otros países era sordos, ciegos y locos. El otro día escuchaba en la radio una noticia sobre una… Mejor que lo leáis vosotros mismos. Podría parar aquí y no escribir nada más. No hace falta. Pero hay cosas que no se pueden evitar. Allá vamos.

Ahora no me viene bien y otras excusas para no recoger un Nobel

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Suecia pilla un poco retirado de casi todas partes.  Menos a los suecos que lo tienen cerca, al resto de gente no le viene bien pasarse por allí. Aunque sea para recoger un Nobel. Hace frío, cómprate un traje para la ocasión, mira vuelos para Copenhague, darte cuenta de que eso es Dinamarca, escribir correctamente Estocolmo en inglés, que es casi igual, pero que siempre te sobran o faltan letras, buscar Estocolmo en Google y comprobar que allí hay gente que tiene un síndrome…. Total que es un jaleo y el señor Dylan ha dicho que lo agradece, que se siente muy honrado, pero que ir para allí que no, que si eso le manden el Nobel a cobro “revenido”, que ese día precisamente va el del gas a mirarle la caldera y luego tiene dentista, que anda muy liado.  Y es que todos ponemos excusas. A veces para no hacer cosas y otras para justificar que no las hemos hecho… hay todo un mundo de fantasía con las excusas. Vamos a contar mentiras tralará.