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Mostrando entradas de septiembre, 2016

Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Parecía fácil pero...

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Por 25 pesetas cosas que parecían fáciles pero que luego te pones a hacerlas y nada, que no salen bien. Seguro que se te ocurren muchas, y es que a veces lo más fácil, termina siendo más complicado que Froilán de todos los Santos termine los estudios. Aunque le ayuden todos los santos. Puede ser que para hacer algo, lo que sea, tengas las instrucciones, e incluso que las leas, pero no las sigas. O las sigas, pero no las leas… Se tienen que dar muchas variables para que las cosas salgan bien. Tener instrucciones, que estén en un idioma que comprendas, leerlas, y ya lo más complicado, es seguirlas. Y a veces hasta las sigues pero no salen las cosas como tu esperabas. Como en este caso… girar lo que se dice girar, gira, pero igual no es como debería.  Vamos con algunas cosas que parecen fáciles, pero a la hora de la verdad….

¿Te imaginas que nos quedamos sin imaginación?

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Pues no te lo imagines, porque está pasando. Cada vez tenemos menos imaginación y repetimos lo mismo una y otra vez por los siglos de los siglos amén. Unos lo llaman homenaje, otro plagio, otros actualización, revival, volver a recordar… ¡Los cojones! Es todo lo mismo una y otra vez.    Somos la generación gazpacho. Esto todavía no se ha patentado, pero os lo regalo, por si acaso alguno quiere registrar el dominio de Internet o sacar pasta de la idea. Puede que sea cosa mía, pero yo creo que yo no hay nada nuevo… De todas maneras, Luis Enrique, deja que me explique (homenaje a los Nikis).  Y esta explicación que os debo, os la voy a dar. Aunque pensándolo bien, no solo nosotros somos la generación gazpacho… y es que la historia se repite… vamos al lío.  Y os pongo algunos ejemplos.

“Estereopitos” o cómo ser experto sobre un continente en una semana

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Ya, ya sé que se escribe estereotipos, pero suena (perdón por la chorrada) mucho mejor y más divertido escribirlo mal. Ahora toca explicar el título. “Pues resulta de que”, así empiezan casi siempre las peores historias, pero no os vayáis todavía…. El caso es que el otro día uno de estos amigos que tienes en Facebook y no sabes exactamente por qué sigue siendo tu amigo, hacía un resumen en cómo somos los europeos. El chaval, americano, había estado 3 días en Barcelona, una parada técnica en Italia y 3 días más en Santorini durante su luna de miel.   Y aunque os parezca mentira, hay cuñados de todas las nacionalidades, y este es uno de ellos. Cuñados sin fronteras, se llaman… o con muros. Como iba diciendo en una semana en Europa ya puede hacer un informe sobre cómo son los turistas en Europa… Como si los únicos turistas que hay en Europa fueran europeos. Nadie respeta una fila, los camareros españoles no saben hacer su trabajo, los italianos son muy mal educados, se de

El tiempo que perdemos perdiendo el tiempo

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No sé vosotros, pero yo tengo la sensación de que el tiempo es más corto. Que nos están quitando minutos a las horas, y horas a los días, y días a los meses. Como decía mi abuela, cuando terminas las vacaciones de Navidad, ya estás con las de Semana Santa, y luego el verano y cuando te quieres dar cuenta otra vez en Navidad. O por ejemplo, yo tengo la sensación de que voté en las elecciones generales hace poco, ¿Ahora otra vez hablando de organizar otras? El tiempo vuela. Y no está la cosa como para perder el tiempo. Y es que si echamos cuentas del tiempo que hemos perdido perdiendo el tiempo, me salen dos horas al día. Multiplicadas por 30 días te sale 60 horas al mes. Si contamos todo el año nos salen… Muchas horas. Pero suficientes como para hacer cosas de provecho mientras tanto. Y como no quiero hacerte perder demasiado el tiempo, te hago un resumen de esos momentos perdidos.