Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como streaming

Así fue o podría haber sido

Imagen
¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Andares, las Spice Girls y el crusaíto

Imagen
Hace unos días vi a las Spice Girls, a todas, y me acordé de uno de los motes más divertidos, e hijoputas, que he oído nunca. Tengo que aclarar que no me une ningún vínculo con ninguna de las cantantas. Las vi en la tele, que aquí hay que aclararlo todo. Hace mucho tiempo en una galaxia muy lejana había dos personas en la empresa en la que trabajaba. Había más gente, pero estos tenían una particularidad. Los dos eran cojos. Uno de la pierna derecha y otro de la izquierda. Palabrita del niño Jesús. A lo que vamos. Estos dos compañeros que iban juntos a todas partes eran conocidos como las Spice Girls por su cadencia armoniosa al caminar. Eso sí, cada uno por su lado para evitar accidentes. El cojo zurdo a la izquierda, y el diestro, a la derecha para no chocarse constantemente en su bamboleo, bambolea, porque mi vida yo la he aprendido a vivir así. También había muchas risas cuando iban juntos por un pasillo. Más de una vez se ha oído: “¡Cuidado con los extintores!”. Como s