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Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Error 404

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Cuatrocientos cuatro errores parecen muchos. Piensa, por ejemplo, que todos los días cometes un error. Ya no son tantos ¿no? Sólo uno al día. Un supositorio (dícese de algo que supones). Cuando tienes un año y dos meses, ya has cubierto tu cuota. Ya tienes más de 404 errores. A partir de ahí, ya todo va cuesta abajo. Tan pequeño, y tantas cagadas (de mayores es posible que haya más de una al día). En números romanos 404 no parece tan escandaloso, CDIV. Parecen las siglas de un partido político. (que también son expertos en el tema de las deposiciones). A lo que voy, que siempre me lío. El error 404 es uno de los más comunes al navegar por el “internez”. Aparece cuando hay un enlace roto, defectuoso o que ya no existe. He aquí un ejemplo . Como verás te lleva a una página de error, a la del blog, pero las hay más mejores y más divertidas. Hasta Google tiene errores. No siempre encuentras lo que buscas.                                                           ¿Y por qué os hablo d