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Mostrando las entradas etiquetadas como cerveza

Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Aquí no cabo

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Pues ya estoy de vuelta. Como os dije “ previously en Un Cigarrito ” he estado un par de semanas de descanso. Que tampoco ha sido tanto descanso porque la vida del viajero es cansada. He hecho como los franceses. Unos días en España para visitar museos. Pero sin museos. Y sin fiesta. Cerveza si he tomado. Dos, para ser más exactos. 2 cervezas en 10 días. Tampoco es para ingresar en una clínica de desintoxicación. Cenas de picoteo, sí que ha habido. Me he propuesto hacer un post cortito, pero ya me he liado con los franceses, las cenas de picoteo, las cervezas y el turismo. Que yo venía con buena voluntad, como los franceses, que estoy convencido de que su prioridad era ir a ver los museos, pero se lían y ya se sabe. Que la noche les confunde. Como os iba contando, he estado unos días viendo a la familia. PCR para salir de Suiza, cruzar Francia y llegar a España y vuelta con otra PCR para llegar a Suiza. ¿Y esto qué tiene que ver con el título del post? Te preguntaras… y yo te conte

Yo inauguro, tú inauguras… Puestos a inaugurar

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Si entras en “gúguel” y pones: “Queda inaugurado”, el buscador, que es muy listo, te lo completa con “este pantano”. Y es que hubo una época en España en los que hacían hoyos, por distintos motivos. No todos eran para campos de golf. Había “bujeros” por doquier (que quiere decir por todas partes, a mogollón). Rascas un poco y España está hueca por dentro. Y los que mandan también están un poco huecos por dentro… y por fuera. Y algunos de los que mandan fuera, más huecos todavía. Sí, tú también. No digas que no. Nos gusta inaugurar cosas. Sin ir más lejos, el otro día en Madrid inauguraron un bote de gel. Y salieron en la tele para contárselo a todos. ¡Cómo cambian las cosas! Antes rompían una botella de champán para botar un barco. Ahora, ni champán ni nada. ¡Un bote de gel! Y ni siquiera un gel de marca, como el gel más frío (gel-ido), o el gel que se come (gel-atina). Y hoy vamos a hablar d e cosas que se pueden in augurar. No te agobies, tienes más de 45 segundos para pensar

Bares, qué lugares

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Una de las cosas que echas de menos cuando sales de España son sus bares. Que no es que no hayan puesto sitios en el extranjero para tomar un café, o una cerveza con los amigos, pero no hay torreznos, ni señores leyendo el Marca, ni otras muchas cosas que echas de menos de los bares, qué lugares, tan gratos para conversar.   Yo soy un poco como los señores de la canción, que también me gustan los bares. Calor, amor y bar. Deben ser las primeras palabras que aprenden los guiris. ¿Dónde mejor que un bar para practicar la frase preferida de los señores que vienen del extranjero a un país en el que se hable español? “Dous cervezas” por favor. Hace poco entré a tomar un café en uno de esos bares típicos, de los de toda la vida. Un bar al “azahar”. Sólo quería que hubiera café… y me di cuenta que hay mucho más que café, y que los echo de menos más de lo que yo creía.   Hoy te cuento por qué los echo de menos.  

La generación gominola o estos chicos no aguantan ná

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Los jóvenes de ahora no aguantan nada. Son muy blandos. Cuando yo era joven… Y detrás de estas tres frases prepárate para escuchar toda clase de exageraciones variadas.  Aunque esto no es nuevo. Va pasando de generación en generación. Ya lo decía Aristó…. ¿O era Platon? Bueno, algún señor con barbas, túnica y sandalias que decían cosas que te hacían pensar.   ¿Te imaginas a Rajoy de esa guisa diciendo cosas que hacen pensar? El caso es que… Como ya tengo una edad en la que puedo decir eso de que la juventud de ahora …. (inserte cualquier queja en la línea de puntos), yo también voy a aportar mis reflexiones.  Vamos allá

La gente pudriente o qué habré hecho yo para merecerme a éste

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Antes de seguir escribiendo vamos a aclarar el título. No hay ninguna errata. No quiero meterme con la gente de posibles o pudiente. En el post de esta semana quiero hablaros de la gente “pudriente”. Otros le llaman tóxica, pero yo preferiría ni llamarlos, porque de todas maneras, van a venir igual. Seguro que hay mejores definiciones de este tipo de gente y los señores psicólogos, psiquiatras, psicópatas y Paulo Coelho (que sabe de todo y por el que siento aprecio… poco, pero aprecio) ya lo habrán explicado mejor. Yo los definiría como esa gente que está puesta ahí para hacerte la vida más difícil.  Si no fuera porque estamos en crisis, diríase que los pone el gobierno o el ayuntamiento o quién quiera que mande, para dar por saco. Mucho peor que un político. Con esto ya lo digo todo. Vamos con algunas características de estos señores y señoras (que de todo hay en la viña del señor) que te vas a encontrar, quieras o no. ¡Corre!

El gym II, ¿Hay alguien ahí?

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“Priviusly” en Un Cigarrito y a la Cama (qué me gusta cuando empieza así un episodio de una serie. Es lo que viene siendo un “pues como te iba diciendo”, pero en versión TV) os contaba las aventuras y desventuras de apuntarse, por primera vez o ser reincidente, al gimnasio .  Llegó el día, no hay más excusas, aunque las busques. Has decidido ir al gimnasio y nada ni nadie puede detenerte (parece una canción de Los Dinaramos y los   Pegamoides contra Fangoria en Alaska ). Realmente estás deseando que alguien te detenga, incluso la policía.  Pagarías porque tu jefe te pusiera una reunión de trabajo a las 8 de la tarde o que hubiera una invasión extraterrestre (olvídalo, los señores marcianos y de planetas aledaños sólo van a Estados Unidos y preferentemente a la zona de Nueva York). Tampoco te importaría encontrarte con aquel tío al que evitas en cualquier otra circunstancia y tomarte esa cervecita de la que llevas años hablando (la de “a ver si quedamos y nos tomamos una cervez

Pepe, ¿Qué tal por Alemania?

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No sé si habéis visto la obra cumbre de la cinematografía española ¡Vente a Alemania, Pepe! Quizá me he pasado un poco con lo de cumbre, pero al menos sí que es famosilla, y en España, el título de tan excelsa película, se ha convertido en un dicho popular.  Todo esto viene a cuento, porque acabo de pasar un fin de semana en tierras teutonas (no voy a caer en el chiste fácil y relacionarlo con ninguna parte de la anatomía femenina de las bávaras), y me dispongo a hacer un estudio pormenorizado del país y sus habitantes. ¿Qué dos días son pocos para hacer un informe? Hay gente que no sabe de lo que habla, hace un estudio sociológico, y además te lo cobra.   Esto al menos es gratis. La idea que se tiene de los alemanes es la de unos señores y señoras muy altos y muy rubios que beben cerveza, que no juegan bien al fútbol pero que ganan muchos partidos. Que hablan como si estuvieran enfadados y tienen una palabras tan largas que las puntuaciones del Scrabble o el Apalabrados t