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Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Reinventando las canciones del verano

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Igual debería cambiar el título y poner reventando las canciones del verano, pero no me gusta hacer spoilers (lo que antes era joder el final, ahora lo llaman spoiler). El caso es que estamos a punto de llegar a la época estival (el calorcito, para los que no tienen estudios) y aún no hay canción del verano. ¡Qué tiempos aquellos en los que Georgie Dann o su primo King África nos daban la turra! ¿No lo echáis de menos?

Cosas que pasan en la playa aunque no lleves toalla (I)

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Hace muchos años había una de esas canciones profundas tipo la salchipapa, la Mayonesa, o La Barbacoa (parece un menú más que una lista de “grites jits”) que decía algo así como que “Recuerda llevarte una prenda para secarte el cuerpo cada vez que te bañes en el mar”. Aunque para que la cosa rimara hicieron una versión más corta del título. Y todo esto para decir que he estado unos días en la playa y por eso me he tomado unos días de descanso del blog. Y es que los madrileños decimos playa, en general, sin decir dónde, ni falta que hace. He ido a la playa, y entre nosotros nos entendemos. Si ya hablamos con otras personas que no son de Madrid, ya hay que especificar. Puede ser Hawái, Benidorm, Bora Bora… Bueno, si vamos a Bora Bora, sí que lo especificamos. Que se note que hemos ido lejos. Pero vayas a la playa que vayas, suelen pasar las mismas cosas. Y para no perder demasiado tiempo, que las vacaciones se pasan volando, vamos allá.

Cosas que sólo ponen contento al que ponen contento

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Ya estamos con los titulares que no se entienden. Con lo fácil que es poner un título a las cosas. Mira por ejemplo en el cine. El Silencio de los Corderos, que trata de unas ovejas… Mejor pongo otro ejemplo. La naranja mecánica, que es sobre una fruta que le das cuerda y… tampoco.  Vamos a probar con los libros. Lolita, que cuenta la historia de una que canta y que su hermana tiene un gato que hace uyuyuyuyuy… Pues igual es más difícil de lo que yo pensaba lo de los títulos. El caso es que hay cosas, situaciones, momentos, que nos ponen contentos y que si te paras a pensar no tienen nada de especial. No has hecho nada para que pasen… No hay ningún mérito… Pasan, y ya está. Tú crees que sí, pero no. Ya verás cómo te convenzo de que no, aunque tú pienses que es lo mejor del mundo mundial en ese momento, pero es que no… Me estoy poniendo cansino y lo mejor es que… Luis Enrique deja que te explique. Esos momentos especiales que no tienen nada de especial. 

Yo sonrío, tú sonríes, él sonríe... no todos sonríen

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¿Os habéis dado cuenta de que la gente cada vez sonríe menos? Nos estamos volviendo poco sonrisueños (o como quiera que se llame a la gente que sonríe). Vamos siempre con prisa, enfadados, mirando al teléfono y no levantamos la cabeza para ver un montón de cosas que nos hacen sonreír. Hay veces que no te apetece reír, ni sonreír, ni nada. Algunos parece que han nacido para sinreír . Todo el día enfurruñados (no me digáis que no es una palabra bonita de leer). Ellos se lo pierden.  A ver si coincidimos en los momentos sonrisibles. Allá vamos. 10 cosas que me hacen sonreír.