Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

10 cosas que no están en su sitio y que ni las madres encuentran

Antes de seguir, voy a matizar el titular. Todos sabemos que los titulares se ponen para impactar, pero no siempre son reales. Y este es uno de los casos. Las madres siempre encuentran las cosas. Siempre. Convertirse en madres y tener superpoderes es todo uno, sobre todo para encontrar cosas y saber si has fumado o bebido.


Y ahora que hemos “desfazido” el entuerto del titular, vamos a con cosas que no están en su sitio.

Las sartenes

Ahora me vais a decir que sois de esos que tienen las sartenes colgadas en ganchos como en las cocinas que salen en la tele. Esas que son de mentira que tienen la mesa en el centro para que una señora que se llama Juliana corte las verduras. No, no y no, esas cocinas son de atrezzo. La gente de bien tiene las sartenes dentro del horno. Siempre, de toda la vida de Dios. Menos cuando tiene que usarlas o hacer una pizza. 


Foto real del horno de mi casa que es particular, se meten las sartenes como en las demás

Dedales, hilos, agujas…

Puede que no haya un dedalero para meter los dedales, ni un hilero para los hilos, pero ¿agujeros? Los hay a porrillo…. Igual no es el sitio adecuado tampoco, pero cualquier cosa mejor que meterlo en esas latas de galletitas danesas que vas con toda tu ilusión a abrir y no encuentras más que botones, hilos de todos los colores, tijeras… Que a ver, también te las puedes comer, pero muy malas tienen que estar la galletas para preferir tragarte un dedal por muy cuqui que sea. Y lo de que siempre sean galletas danesas, también tiene su misterio ¿no? Costurero, joder, que no me salía. Se llama costurero donde tendrían que estar todas esas cosas.  No, las galletas, no. Lo otro. 


Los mandos a distancia

No me preguntéis cuál es su sitio porque no lo tengo claro. Lo que está comprobado es que nunca está en su sitio cuando lo necesitas. Y cuando tienes que bajar el volumen cuando saltan los anuncios nunca lo encuentras y te vuelves loco para encontrarlo.  Por cierto. ¿Soy el único al que la tele se le vuelve loca cuando hay anuncios? Es como si dijera. ¡Atiende, que estoy poniendo anuncios y te los vas a perder. Pues ahora me pongo a todo volumen para que te enteres! El caso es que el nombre ya te debería dar una pista de dónde está. ¿Dónde anda el mando? A distancia…  a veces a poca, pero lo suficiente para no encontrarlo. 


La camisa que te quieres poner

Tendría que estar en el armario, pero llega el momento en que te vas de casa de tus padres… y la ropa ya nunca está en su sitio. Está en la lavadora, en la cesta de la ropa, en el montón de ropa para planchar, pero nunca en su sitio. Y aunque pruebes a ponértela, nada, no hay manera, parece que se la has quitado a un zombi “descuidao” y atropellado por un autobús. Tendrás que ponerte tu segunda camisa preferida, o su suplente. También vale para pantalones, falda, “jerseises”, etc… 



El despertador

Vosotros diréis lo que sea, pero no me parece muy buena idea tenerle ahí, tan cerca de la cama, donde dormimos, para que lo podamos oír bien. ¿Es que no os dais cuenta que nos puede despertar? A veces, no sé en qué pensamos los seres humanos. ¿Habéis visto a algún bicho poner un despertador al lado de donde duerme? Aunque quizá las gallinas…


Los mosquitos

Seguimos con bichos. No sé cuál sería el mejor sitio de un mosquito, pero desde luego al lado del oído en una noche de verano, no. No es que quiera encontrarme con uno en inverno, pero al menos estoy más tapado, tengo menos superficie “picable”. En verano llevas menos ropa que la cantante esta que chupa martillos y se sube a las bolas, y el mamón del mosquito (o mosquita que dicen que son las que pican), tienen donde elegir. 


Hawai, Bora Bora y todas esas islas 

No me digáis que están bien donde están. Todas las islas y los sitios en los que hace buen tiempo, calorcito todo el año, playas... están a tomar por saco de todas partes. Que a los hawaianos y a los Bore… Bora.. (a los de allí) les pilla a mano y de paso pero al resto nos queda muy lejísimos de todo. Que tienes que coger más aviones que King Kong.

 Explicación de lo de King Kong y los aviones

Los bolígrafos y los mecheros

Son de la misma familia que los mandos a distancia. Necesita escribir algo urgentemente y no encontrarás un bolígrafo. O al menos un bolígrafo que escriba. Siempre encontrarás ese lápiz que no tiene mina, o el bic naranja que escribe fino (tan fino que se le acabó la tinta en 1983, pero aún no lo has tirado porque te da penilla). Lo de los mecheros es parecido. Y además, parece que lo saben. Se esconden todos cuando estás en casa y no puedes pedir fuego a nadie. Yo tengo un cajón lleno de mecheros… Ahora que no fumo, es muy útil.


El trasporte público

Aunque creáis que no, tiene relación con el mechero. De todos es sabido que el autobús, o el metro llega en cuanto te enciendes un cigarro. ¿Sabéis por qué prohibieron fumar en el metro? Exacto, para tardar más. El caso es que el transporte público siempre está en otro sitio. Nunca en tu parada. Bueno, a veces sí está en tu parada, pero tú todavía no. Y se va muy rápido para otro lado, porque es lo que tienen los transportes, que se mueven.



Las rotondas

En el puto medio. Siempre. Que tú vas tan tranquilo conduciendo, con tu vehículo, porque te has cansado de esperar el transporte público y ¡bam! Y lo malo de las rotondas es que hay suele haber coches. Con gente. Con otra gente. Que tampoco deberían estar ahí, y que conducen muy “raramente” y que no van por su sitio. Las rotondas son el ejemplo del mal. Lo peor.


Hay muchas más cosas que no están en su sitio, pero poco a poco la iremos colocando. Hay madres de guardia trabajando en ello para que esto funcione como es debido cuanto antes. ¡Gracias!

Comentarios

  1. Es necesario y hasta imprescindible leer tu blog para que en la vida haya orden y concierto.

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  2. Perdón por el retraso, Javier. Es que no encontraba tu blog...
    Besotes,

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  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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