Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Los hombres y mujeres que esperaban en los aeropuertos. Los esperaores

“Esperaores”, presente de indicativo del palabro esperaor. El corrector del ordenador dice que no existe esta palabra, pero ¿qué sabrá él? Nunca he visto a un corrector de ordenador en el aeropuerto, pero sí que me encontrado con un montón de esperaores. En todas las ciudades, en todas las terminales, en todos los aeropuertos del mundo. Bueno, menos en el de Castellón. Pero es que allí estamos todavía esperando a los aviones.


Como os iba diciendo. Hay muchos esperaores. También hay “desesperaores”, pero esa es otra historia. En el post de hoy vamos a centrarnos en las distintas subespecies que nos podemos encontrar en los aeropuertos. Es una oportunidad para observar a la gente. Y yo, que soy esperaor, y observador, pues me fijo en los que tengo en derredor (que es lo viene siendo la gente de al lado, pero escrito como si tuviera mucho vocabulario y quisiera ser pedante).


Vamos con las diferentes clases de esperaores aeroportuarios.


Y yo aquí con mi flor

Esperando se te suele poner cara de apenao. Pero si además le sumas el accesorio floral, esto se acentúa. Que será muy romántico. Que el recipiente (me refiero a el/la que recibe el ramo o la flor) se pone muy content@ (por regla general), pero hasta que llega el momento del feliz encuentro, este tipo de esperaor/a, es blanco de befas y mofas (básicamente, viene siendo que la gente le mira y se descojona).  A lo mejor soy yo, pero siempre me hago mi propia película y pienso que la chica o el chico viene con un nuevo novio y el esperaor ahí con su flor como un g…


Los pancarteros

Hay todo tipo de pancartas, pero en casi todas pone algo similar a “güellcom”, que se traduce como qué bién (Güell) me viene (com). Este dato hay que contrastarlo, pero bueno, no lo hacen los periódicos serios, lo voy a hacer yo. El número de pancarteros puede oscilar entre uno o 200 millones (según fuentes de la Cibeles y Neptuno).

Las hay peores… seguro.

Profesionales sin fronteras

En ocasiones veo a hombres (casi siempre son señores) con un cartel con el nombre de un señor o de una empresa, o una agencia de viajes, o… Son los buscaores profesionales. No siempre encuentran, pero ahí les tienes, buscando. Son como Google, pero dentro del aeropuerto. Ellos ponen por ejemplo Mr. Smith y ahí se quedan, en la puerta. A veces, no sabes muy bien, si te están esperando a ti, a Mr. Marshall o a todo el mundo, así, en general. 


 Jugando al escondite

No todos los esperaores son profesionales. Hay algunos que todavía no tienen el título o que están en prácticas y claro, no hacen su trabajo como es debido. O te esperan en la estación de tren, o están un día antes, o están en otra terminal, o en otra ciudad…. Se les reconoce por gritar al teléfono: “pero si me dijistes que…”. El caso es que les toca esperar… bastante. 


“Avergüenzing" parents

Una de las tareas de los padres es avergonzar a sus hijos adolescentes. De mayores ya se les pasa. A los padres y a los hijos. Pero hay una época de la vida en la que los hijos que vuelan (en avión) tienen que pasar por este trance. Da igual que el hijo se haya ido un fin de semana o 20 años, que los padres les recibirán de “aquesta” manera. Y no, no pueden hacerlo a un volumen inferior. Se tiene que enterar todo el aeropuerto. 


Las abuelas besadoras

Las ves venir. Sabes que te van a atacar, pero es imposible defenderse ante una abuela en posición de besar. Te enganchan y te dan una media de 200 besos por mejilla. Puede que sea una especie autóctona española, y que no sólo estén en los aeropuertos. Están agazapadas en cualquier rincón esperando para darte tu merecido. 


La maciza

Seguro que también hay macizos, pero tampoco soy tan observador y se me han pasado. Siempre, siempre, hay una atractiva jovenzuela entre los esperaores. Yo siempre juego a acertar a quién espera. La longitud de la falda o la cantidad de maquillaje ayuda mucho en estas pesquisas. Si lleva una falda muy corta es muy probable que no esté esperando a su padre y que haya venido a buscar a su pareja. A veces las apariencias engañan y viene a recoger a la familia como si fuera a un programa de Tele 5. 


Los tiernos infantes

Suelen ser pequeños, diríase de algodón, pero no siempre actúan como tú esperas. ¿Qué quieres? ¿Qué se dirijan corriendo con los brazos abiertos a recibir al que llega al aeropuerto? Pues no, el niño generalmente va en dirección opuesta y ni brazos abiertos, ni beso, ni abrazo, ni te dirigen la palabra. Eso cuando no lloran. ¡Qué presión les meten a los críos! ¿Te acuerdas se mí? ¿Cómo me llamo? ¿Me das un beso? ¡Dejadles en paz! Son niños delante de un desconocido. ¿No estás todo el tiempo diciéndoles que no hablen con desconocidos? Pues a ese señor que han estado esperando, no le conocen, y ni le quieren besar, ni abrazar, ni decir cómo se llaman. Y si le conocen, no se acuerdan. 


¿Te doy la mano, un beso, un abrazo?

Son cosas que pasan. Vas a buscar a alguien y la primera reacción es acercar el careto facial para dar dos besos, luego te das cuenta de que él o ella te dan la mano o un abrazo, y al final terminas dando un beso en la mano, o caéis abrazados…. bueno, mejor veis el vídeo. 


¡A por ellos, oé!

Cantantes y cantantas, deportistas y famosos en general. Tú que querías pasar desapercibido y llegar a tu casa o al hotel tranquilo. Pues ahí los tienes. Tus fanses y fansas esperándote para verte llegar. Lo que más deseabas, llegas a las tantas muerto de sueño, cansado y lo que más te apetece es hacerte fotos y firmar autógrafos. Que sí, que será el precio de la fama, pero… ¿por qué no se van a esperar a su madre, o a su padre? O a cualquiera de su familia. 

Bárcenas, pidiendo un taxi en el aeropuerto

Seguro que se os ocurren muchos más ejemplos de esperaores, pero con 10 ya está bien ¿no? Bueno, ¡Nos vemos en el aeropuerto!

Comentarios

  1. Pues la verdad es que como dice el autor del blog, es divertido y variopinto,(que no sé exactamente lo que quiere decir) las escenas en los aeropuertos, yo no soy de las abuelas besadoras, pero si me dan ganas de gritar: !! Ya vienen mis niños!! ( hay gente "pa tó")

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