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Mostrando entradas de febrero, 2015

Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Los hombres y mujeres que esperaban en los aeropuertos. Los esperaores

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“Esperaores”, presente de indicativo del palabro esperaor. El corrector del ordenador dice que no existe esta palabra, pero ¿qué sabrá él? Nunca he visto a un corrector de ordenador en el aeropuerto, pero sí que me encontrado con un montón de esperaores. En todas las ciudades, en todas las terminales, en todos los aeropuertos del mundo. Bueno, menos en el de Castellón. Pero es que allí estamos todavía esperando a los aviones. Como os iba diciendo. Hay muchos esperaores. También hay “desesperaores”, pero esa es otra historia. En el post de hoy vamos a centrarnos en las distintas subespecies que nos podemos encontrar en los aeropuertos. Es una oportunidad para observar a la gente. Y yo, que soy esperaor, y observador, pues me fijo en los que tengo en derredor (que es lo viene siendo la gente de al lado, pero escrito como si tuviera mucho vocabulario y quisiera ser pedante). Vamos con las diferentes clases de esperaores aeroportuarios.

¿Quién me ayuda a hacer la lista más lista del año?

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Los magos siempre piden voluntarios para su próximo truco. Yo, sin ser mago ni nada, también pido voluntarios, pero yo ni te quito el reloj, ni te rajo por la mitad ni nada. Sólo os pido que sigáis leyendo. De momento, no voy a pedir dinero (si hay algún voluntario para esto podríamos hablar cuando terminéis de leer. Vamos a Rolex :-)) . Quiero hacer la lista con los “grites jits” o lo que viene siendo, lo mejor, del año.  Ya, ya sé que casi todos los periódicos, canales de televisión, emisoras de radio y güebs ya lo hicieron en noviembre y diciembre. Pero ¿os han preguntado a vosotros?  Y además no se ponen de acuerdo. Unos dicen que el personaje del año en España es el Pequeño de La Coleta (Nicolás Iglesias o Pablo Francisco), otros que si Felipe Sesto, o su hermana la que parecía más espabilada (y parece ser que lo es), o uno de los otros 3 reyes (esto parece una baraja de cartas), Pujol (el que jugaba en el Barça no, el otro, el que gana más dinero). Que si el deportis

¿Dónde se han metido los señores amables?

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Hemos perdido a un amable señor. Si alguien le ha visto o puede darnos información sobre su paradero, rogamos encarecidamente nos lo hagan saber. Prometemos recompensa. A ver si nos podéis ayudar. Realmente no es un señor. Bueno sí, pero hay más de un señor amable. Les hemos perdido a todos. No quedan amables por la calle. Puede que en otros países aún exista esta especie, pero lo que es en España, ya no queda ninguno. Que sí, que es importante que se luche contra la extinción de los osos, los lobos, los linces, el Martín pescador y el García cazador… Todo lo que tú quieras, pero ¿Y los señores amables? ¿Habéis visto alguno últimamente? Seguimos hablando de señores amables. ¿Y por qué es preocupante que no quede ninguno? Pues cumplen una función importantísima en la sociedad. Y vosotros ahí tan tranquilos sin hacer nada por este problema acuciante.

Si todos hablásemos tan raro como ellos

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Todavía queda tiempo para que lleguen las elecciones y no hagamos más que ver a señores que hasta ahora no querían salir en los medios (o que salen demasiado, según gustos), en todas las cadenas de Televisión, en radios, periódicos, en tu muro de Facebook, en tu “taimlain” de Twitter… “Ebrigüer” que dicen los que hablan inglés… Estoy hablando de los políticos. Esos señores que siempre dicen que van a hablar clarito para que se les entienda todo y podamos saber qué dicen, y que llamarán a las cosas como al vino (¿Tinto? ¿Cabernet Sauvignon?) y al pan, y el caso es que no entendemos nada.  Os imagináis qué pasaría si todos habláramos como ellos. Vamos a intentar poner algunos modelos imitables o eludibles siempre teniendo en cuenta el contexto sociopolítico al que nos queramos referir. ¿Habéis entendido algo? Vamos a los ejemplos.