Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Pepe, ¿Qué tal por Alemania?

No sé si habéis visto la obra cumbre de la cinematografía española ¡Vente a Alemania, Pepe! Quizá me he pasado un poco con lo de cumbre, pero al menos sí que es famosilla, y en España, el título de tan excelsa película, se ha convertido en un dicho popular. 

Todo esto viene a cuento, porque acabo de pasar un fin de semana en tierras teutonas (no voy a caer en el chiste fácil y relacionarlo con ninguna parte de la anatomía femenina de las bávaras), y me dispongo a hacer un estudio pormenorizado del país y sus habitantes. ¿Qué dos días son pocos para hacer un informe? Hay gente que no sabe de lo que habla, hace un estudio sociológico, y además te lo cobra.  Esto al menos es gratis.

La idea que se tiene de los alemanes es la de unos señores y señoras muy altos y muy rubios que beben cerveza, que no juegan bien al fútbol pero que ganan muchos partidos. Que hablan como si estuvieran enfadados y tienen una palabras tan largas que las puntuaciones del Scrabble o el Apalabrados tienen que ser de escándalo. Pero para contaros eso no hacía falta que leyerais este post, aquí estamos para llegar al fondo de las cosas  (como esperéis un artículo de investigación, vais listos :-))

Son todos rubios

Empezamos desmontando este mito. A no ser que se hayan teñido todos para el fin de semana y que me haya cruzado con todos los turcos, latinos y españoles por el Mundo que hay en Múnich, tengo que decir que no todos son rubios. También hay que señalar que por la calle casi todos llevan algo en lo alto por el frío que hace.  Gorros, pañuelos, sombreros, capuchas y demás tipo de tocados eran habituales por las calles munique, monega, mune…(cojones por Munich). Para saber si todos son rubios, ya sabéis el método infalible, pero no era plan de ponerlos a todos en fila y en bolas sólo por satisfacer vuestra curiosidad.  ¡Que todo lo queréis saber! Altos, sí que son… algunos.

Suban empujen

¡Pues no! Metro no se dice así, pero hay más de una palabra que parezca una traducción del español.  ¿Qué se puede esperar de un idioma en el que treppen significa escaleras?  Vale, si son escaleras de subida tiene sentido, pero si vas para abajo. ¿Cómo trepas? Tiene más sentido que adiós se pronuncie “olvídensen”.  Es un adiós más radical, como que no quieren volver a verte, pero ya sabemos que los alemanes son muy suyos. También podrías pensar que no tienen pipas de girasol y si las hubiera o hubiese las llamarían Pippen (como el jugador viejuno de la NBA) o “Semillen de girasolen que se comen en partiden de fusball”.  He aquí la prueba de lo complicado que es el alemán. 



Hace un frío que te tiemblan los empastes

Diréis, ¿a quién se le ocurre irse a Munich en enero?  Es como irse al Caribe en julio o agosto (pues también lo he hecho, para tareas de documentación y morirme de calor).  ¿De todas maneras, a quién en su sano juicio se le ocurre salir a 7 bajo cero a hacer turismo? Pues claro que hace frío, estás en Alemania, y estamos en enero.  ¿A que no se te ocurre salir a las 3 de la tarde en julio por Sevilla? Pues eso. 

¿Pero ellos tienen frío?

Abrigaos iban al menos. Fíjate en el polo, ¿has visto a algún esquimal en bolas? (las pelis porno con temática esquimal como por ejemplo “Ven acá tú, que te voy a enseñar mi iglú” galardonada en el festival… ¿a quién quiero engañar?) A lo que iba.  ¿Qué esperabais que fueran por Múnich como les ves por Mallorca con sus sandalias y calcetines?  Pues no, van abrigados, muy abrigados y se tapan el cuello y la boca porque son muy obedientes y sus madres (tan alemanas ellas), se lo mandan desde que son pequeñitos.  Lo curioso es que vas por la calle y suenan cascabeles (“pamí” que son sonidos testiculares al ritmo de la tiritona que llevan todos).

No hagas esperar a un alemán

La puntualidad también es un rasgo atribuido a los alemanes, pero tampoco es totalmente cierto.  Hay veces que llegan antes. Eso no es puntualidad señores, eso es llegar pronto y es tan putada como llegar tarde.  Mi tren sale en 5 minutos, y tú piensas, voy sobrado de tiempo. Pues no, el tren llega antes y sale antes (así no hay quien haga funcionar un país). 

No tienen sentido del humor

La verdad es que la imagen de Merkel no está ayudando mucho a cambiar esta visión de los alemanes.  No hace ni puta gracia la señora. Igual si la viéramos en su ambiente con un par de cervezas Frau Merkel es el cubo de la risa, pero como política no provoca muchas simpatías a los españoles. Si fuera al menos tan dicharachero como el resto de Primeros Ministros europeos. Recordemos por ejemplo a Rajoy (¡Qué chispa!) o a Sarkozy (parece un policía malo de película, de bajo presupuesto). En defensa de los alemanes tenemos que decir que un chiste con palabras tan largas debe ser difícil de contar sin trabarte, y eso le hace perder gracia.

Es un deporte de 11 contra 11 en el que siempre ganan

Esta sí que es fácil de desmontar. Ya no ganan como antes, pero es que ahora cualquiera juega en la selección.  Ya no hay tantos alemanes y se han unido turcos, africanos, hijos y nietos de españoles y no tienen el mismo espíritu. Ya en el resto de deportes, les pasa un poco igual, y si no, aquí tenéis la prueba. ¿A quién se le ocurre poner la canasta de esta guisa? Así no hay quien juegue. 

 Prometo que es una imagen real de un edificio de Múnich (Foto cedida por Ana Paez. Igual no es cedida, se la he robado, pero seguro que me deja usarla)

Los alemanes no hablan inglés

Sí que lo hablan pero tienen un acento tan fuerte que crees que siguen hablando en alemán aunque te estén leyendo a “Chespir”. Ellos pensarán lo mismo de nosotros, pero ver una película en la que Jack Nicholson habla alemán, es un poco extraño.  Da más miedo, pero mola más oírle en su idioma.

Comen cerveza y beben salchichas

A estas alturas del post y con la edad, uno ya empieza a desvariar. No sólo beben cerveza, yo una vez ví a uno que bebía agua.  También puede ser que era en el mar y estaba a punto a ahogarse… y tampoco tengo muy claro si era alemán.  Y no comen únicamente salchichas, también codillo (de ahí el color que cogen a las dos horas de estar al sol en la playa).

Y hasta aquí el estudio concienzudo sobre Alemania, usos y costumbres. Espero que NO os haya servido de nada. Esa era mi intención, pero tampoco os lo voy a decir al principio del post y no lo leéis.

También contaros que os he engañado un poquito, no es que sea un experto, pero ya he estado algunas cuantas veces, y trabajo bastante con alemanes.  Casi nazco allí, mis padres se conocieron allí, pero decidieron dejar a Pepe y volverse de Alemania.  Hubiera tenido que llamar al blog “Eine Zigarette und Piltren”.  Hasta el próximo post amiguitos:“Olvídensen”.

Comentarios

  1. Ja, Jo, Jajoten!!

    Pal verano te pongo de deberes un nuevo post que compare los usos y costumbres del alemán en su medio natural y en sus vacaciones en Mallorca. A ver cómo cambia el panorama ;))

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  2. Hecho Lo único es saber si el responsable del blog me paga el viaje y cómo paso las dietas :-)

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  3. Igual en dos días no te ha dado tiempo de detectarlo, pero de las costumbres más intrigantes que yo vi en el año que viví allí, me resulta la de comer helado (helado si, no chocolate con churros o un caldito)a -20ºC mientras pasean por las orillas del Isar o los Englischer Garten. Ahora, eso sí, no tienen que darse prisa en terminarlo porque es obvio que no se les derrite ni a tiros...

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    Respuestas
    1. Es verdad!! Sí que me llamó mucho la atención. Íbamos tu tocaya y yo pelaos de frío, y los bávaros con dos cojones y un heladito :-)

      Bs

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