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Mostrando entradas de agosto, 2012

Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Los ingleses no entienden inglés

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El título del post merece una explicación y esta explicación que os debo, os la voy a dar.   Cuando digo que los ingleses no entienden inglés, me refiero a mi inglés.  Es un caso muy particular (como el patio de mi casa). Puedo hablar con personas de Australia, de Irlanda, americanos, escoceses, galeses, por citar sólo a algunos angloparlantes, o con alemanes, italianos, portugueses, etc, etc, y me entienden.  Ahora bien, trata de hablar con un inglés en su idioma y te harán repetir la frase cincuenta veces.  A la “cincuenta y unagésima” vez (siempre me hago un lío con estas cosas),  que has dicho cualquier frase, intentando poner tu mejor acento de Oxford y Cambridge juntos, un inglés de pura cepa te dirá: “ Ohhhh, you mean…” con ese don que tienen los hijos de la Gran Bretaña, de hacerte sentir imbécil.  Como véis, lo corrigen todo, todo y todo. Como ya os he dicho, es una sensación personal, pero según recientes estudios e informes de los que no voy a poner

Los Jota Jota O O (II)

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Pues, ya se han acabado los juegos y como os comenté “ Previously on ” Un Cigarrito y a la Cama (cómo me gusta lo de la previously en las series), en esta segunda parte os hablaría sobre los deportes y los deportistas. Como os decía, me encantan los Juegos, no sólo por ver a las macizas del volleyball playa, que también, sino por tirarte más de 15 días viendo a verdaderos héroes superando sus límites (¡Toma topicazo!).  Si algo me han enseñado los Juegos Olímpicos es que no tenemos ni idea de deporte.  Conocemos algunos de ellos (casi todos algo de fútbol y de baloncesto), y a algunos de los deportistas (al no participar Nadal, se nos jodió el porcentaje a la mayoría de nosotros), y casi nada de las reglas del resto de deportes. Estas son mis conclusiones de los juegos. Seguro que hay gente que ha sacado otras, pero como este blog es mío, no hay más que hablar. Deportistas No todos los deportistas están enfermos. ¿O creéis que esos bultos que tienen en el estómago so

Los Jota Jota O O (I)

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Me encantan los Juegos Olímpicos, o como diría el amigo Urdaci (de quién lo sea), los Jota Jota O O. Siempre que puedo me quedo enganchado viendo cualquier deporte.   Desde la doma clásica, pasando por el badminton y la halterofilia (no, no es ninguna enfermedad, os aseguro que es un deporte). El guión de los Juegos es casi siempre el mismo, Ceremonia de Inauguración, señores y señoras, niños y niñas que salen a hacer deporte, entrega de medallas e himno del vencedor cuando terminan de hacer sus respectivas piruetas, saltos, carreras y demás cabriolas (¡Cómo me gusta la palabra cabriola) y termina, como su propio nombre indica, con la Ceremonia de Clausura. Todos los Juegos tienen su logo y su mascota.   La mascota de Londres 2012 es un, estooo, es una… a ver si me explicoooo… ¿Qué cojones es la mascota de Londres?  Mira que Cobi era feo, pero se veía que era un perro.  Bueno, si nos ponemos a comparar, Curro, la mascota de la Expo tampoco sabemos que era, pero era nuestro.

Españoles y Lusos

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Pues se acabaron las vacas para un servidor.  ¿Qué le vamos a hacer? No todo va a ser orgía y desenfreno.  Ya se sabe que la alegría dura poco en la casa del pobre o como dice mi padre.  “Si en casa del pobre entra una merluza, uno de los dos está malo”. A lo que iba. Este año ha tocado una vuelta por Lisboa y unos días de playa en el Algarve.  La capital lusa (tópico donde los haya junto a marco incomparable, serpiente multicolor y el siempre difícil Reyno de Navarra), es una ciudad preciosa pero con desventajas, las putas cuestas. Es como Toledo, pero con más cuestas, el Tajo lo llevan de serie también.  El Algarve es como Andalucía, playas preciosas, chiringuitos por todas partes, restaurantes de comida buenísima y en algunos casos, horrible, pero con señores que hablan con la boca cerrada. Los portugueses hablan como Aznar, sin mover el bigote, (sin ánimo de ofender por el tema del bigote, ni por Aznar). Bastante tenemos ya con la crisis en la Península Ibérica como para