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Mostrando entradas de junio, 2012

Así fue o podría haber sido

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¿Habéis recibido alguna vez un mensaje de WhatsApp de alguien que no conocéis? ¿Nunca? Un chico me había conocido en una discoteca y quería volver a verme. Le había dicho que me llamaba Susan. Y ahí le tenías, buscando a Susan desesperadamente. Estuve a punto de llamarle y quedar. Pero resulta que nos habíamos visto en un garito de Houston. Claro, ahí teníamos un problema. Típico de Houston. El caso es que, como ya sabéis, yo no me llamo Susan y nunca he estado allí (eso no lo sabíais). Así que tuve que declinar la oferta. En otra ocasión me escribieron para comprarme un reloj. Que yo al mío le tengo mucho cariño, pero es que me ofrecían 10.000 francos suizos. Lástima que no tengo ningún Rolex a la venta. Otros me escriben para cambiarme de compañía. Con lo que me gusta a mí la compañía que tengo. Que no les cambio por nada del mundo. Buena gente, amigos de sus amigos y siempre están ahí. O aquí. Según el momento. Ya me entendéis. Pero esta semana, me pasó una cosa notable. He

Desconfía de un hombre sobrio bailando

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Como dice el célebre proverbio que me acabo de inventar (puede ser que lo hayáis oído antes, pero yo no,  para mí es nuevo y como el blog es mío…), no te fíes nunca de un hombre sobrio bailando.   Puede que el bailarín no atente contra tu integridad física, o quizá sí, pero seguro  seguro, que tu vista se verá dañada.   También, puede darse el caso de que el hombre en cuestión sea un profesional, pero de estos no voy a hablar porque no tienen ni puta gracia. Como ya viene siendo habitual en este blog, vamos a proceder a hacer una disección de hombres bailando.  Todos, claro está, bastante perjudicados por las “drojas” y los efectos del alcohol.   ¡Nos vamos de marcha! Es el momento de salir con la basca (sí amigos, todavía hay gente que sigue usando esta expresión) e intentar pillar.  Pillar y baile, no deberían ir juntos en la misma frase, pero generación tras generación, seguimos cometiendo el mismo error.  Hasta la segunda copa está prohibido bailar. Da igual lo

¡Tierra trágame! ó ¡Trágame Tierra!

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¿Cuántas veces habéis querido que se os tragara la tierra? A mí me ha pasado alguna que otra vez.   Afortunadamente, no demasiadas, o al menos (el cerebro es muy sabio), se me han olvidado. Seguro que algún cabrón con pintas (que suelen ser mis mejores amigos), me recuerda alguna. Antes de que lo hagan ellos, les ahorro el trabajo y ya las cuento yo.  Recuerdo una vez estando de vacaciones con amigos en Benidorm (donde el hortera es un señor), hace ya muchos, muchos años, a las tantas de la madrugada (la noche me confunde) me apoyé (en lo que yo creía) la ventanilla de un coche, con la mala suerte de que estaba abierta.   Y con peor suerte, porque el vehículo estaba ocupado por un tío de 2 X 2 que gastaba muy mala hostia.   Entendible (la mala hostia), porque al apoyarme con todo mi peso en una mano, (pesaba algo menos que ahora, no la mano, sino yo todo entero) le metí un galletón en toda la cara al propietario del vehículo.   Lo peor no fue el golpe, sino las risas de los 4 mam

No hay quién se avecine

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Llegó el momento, vuelvo a tener Junta General Ordinaria (también como conocida como la puta reunión de vecinos).  La verdad es que no me gustan nada las series en los que salen los vecinos tipo Aquí se avecina o como quiera que se llamen pero según dicen son divertidas. Creo que las reuniones de vecinos reales, son mucho más divertidas. Yo al menos, me lo paso bien. Si no has ido a ninguna, no sabes lo que te pierdes (PLC, acrónimo de Por los Cojones). Sólo he vivido en dos comunidades, con gente muy distinta, pero con características comunes.  Estoy convencido que en casi todas las reuniones hay el mismo tipo de personal. Como ya escribí en otro post del blog, me encanta diseccionar a los diferentes grupos étnicos.  Voy a volver a intentarlo. El señor administrador Siempre están por encima del bien y del mal, con nombre y dos apellidos, como los árbitros (para que te puedas cagar en su padre y en su madre). Son los señores que convocan las juntas, en primera y segunda co

Y tú ¿De qué te ríes?

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Dicho así, parece más una amenaza que una pregunta.  Los malotes cuando tenían ganas de liarla, no tenían más que decir esta frase para buscar una excusa para empezar la pelea.  No había una fórmula perfecta para evitar que te dieran un viaje, pero lo mejor era decir. “¿Yoooo? (con la O más larga que pudieras), de nada”.  Y si había suerte, te librabas. Ya estamos como siempre, me lío y no voy a lo que iba.  La pregunta es literal.  No todos nos reímos de lo mismo, y a veces lo que te ha hecho mucha gracia, en situaciones o condiciones distintas, ya no te hace ni puta gracia. Seguramente el señor que se peina con petardos, el tal Punset, tiene una teoría mucho más elaborada que la mía, pero cada uno se ríe de lo que le da la gana y en ocasiones, ni siquiera puedes decidir cuándo te ríes, simplemente, te descojonas (y no me refiero a cuando tomas “droga porro” u otras sustancias relacionadas con la “drogaina”). Como decía Rosendo hay muchas Maneras de Reír (¿o no era así la ca